Jinámar refuerza su ayuda psicológica frente a las adicciones

La fundación Yrichen arranca su asistencia en uno de los barrios de Telde más afectados por problemas de alcohol y drogas

La unidad móvil que actuará en Jinámar durante la pasada actividad del Pantallómetro, junto a dos alumnas en prácticas del IES LILA.

La unidad móvil que actuará en Jinámar durante la pasada actividad del Pantallómetro, junto a dos alumnas en prácticas del IES LILA. / LP/DLP

Benyara Machinea

Benyara Machinea

Alrededor de un 30% de los ciudadanos de Telde sufren o están en riesgo de sufrir problemas de adicciones con o sin sustancias nocivas, coincidiendo con el porcentaje de personas que se encuentran en exclusión social. La relación entre estos dos problemas lleva a que la mayor parte de los casos se concentren en los barrios más pobres del municipio, por lo que la fundación Yrichen ha decidido ampliar su ayuda en la prevención y el asesoramiento a las familias afectadas desde su sede principal de La Pardilla hasta el barrio de Jinámar. Para ello cuentan desde octubre con un psicólogo fijo que presta ayuda a los interesados en el Centro Cívico, así como en la unidad móvil desplegada en los parques y centros educativos de la zona. 

Las primeras acciones lanzadas por Yrichen para hacer frente a estas enfermedades en el barrio comenzaron hace tres años y desde entonces han realizado a través de sus talleres un diagnóstico de la realidad que viven los vecinos. "Cuando empezamos a colaborar con la fundación la mayor parte de las demandas de Jinámar se centraban en mejorar el asesoramiento, la prevención y el tratamiento de adicciones cerca de sus viviendas", explicó su director, Juan José Pérez

"Donde más daño hacen siempre las adicciones es en aquellos entornos donde además hay otros problemas sociales, es decir, en aquellos espacios en los que existe más pobreza, exclusión y desempleo, así como faltas de alternativas de ocio y donde la gente joven no tiene espacios de reunión", relató el director de la fundación. También hizo énfasis en que "allí donde hay exclusión social, las adicciones tienen un campo de cultivo ideal". 

"Allí donde hay exclusión social, las adicciones tienen un campo de cultivo ideal", incide el director de Yrichen

Este proyecto se enmarca en la ejecución del Plan Integral de Jinámar, que plasma una serie de acciones que se ejecutarán hasta 2027 en el barrio para la rehabilitación de las viviendas e infraestructuras, junto a otras iniciativas que llevarán a cabo más de un centenar de entidades. La idea que persigue la diversificación de la actividad de Yrichen consiste en establecer puntos más cercanos a los que puedan acudir los residentes del barrio para recibir atención. El trayecto para desplazarse desde Jinámar hasta Telde para pedir ayuda "es difícil para algunas personas, que no se atreven a dar el paso porque no lo tienen tan a mano", incidió Pérez. 

"Las adicciones retroalimentan a otros problemas sociales, cuando comienza el consumo de drogas en determinadas zonas es normal que ahí la pobreza y la inseguridad se perpetúen", aclara el director de la fundación teldense sobre la necesidad de este tipo de acciones. Sus centros de atención reciben de forma frecuente tanto a menores como a mayores de edad, así como a sus familias, con las que realizan talleres de asistencia porque "ellas también lo sufren a nivel económico, de violencia y de desesperación", añade Pérez.

La mayor parte de los afectados que asisten a las consultas presentan problemas con el alcohol, aunque en el caso de los jóvenes lo más frecuente es ver adicciones al cannabis, que se desarrollan sobre todo entre los adolescentes de 16 años, lo que convierte a Canarias en la comunidad autónoma donde antes comienza el consumo de esta sustancia. También es habitual que pidan ayuda las personas con dependencia a drogas duras, tales como la heroína, la cocaína y el crack.

Abuso de fármacos

No obstante, "lo que más ha subido en los últimos años y en lo que más hay que poner el foco está en el abuso de fármacos opiáceos como los ansiolíticos o los tranquilizantes, sobre los cuales la gente hace un consumo abusivo, dependiente o generalizado", hace énfasis la plataforma. En este aspecto son frecuentes los casos entre mujeres, muchas de las cuales hacen un consumo oculto y no se atreven a pedir ayuda "por el mayor estigma que sufren, ya que todavía hay quienes las miran peor si es una mujer y no un hombre, o bien porque les cuesta pedir ayuda cuando tienen personas a cargo", remarca.

En lo relativo a las adicciones sin sustancias, las más comunes son los juegos patológicos, desde la ludopatía, que se ve muy vinculada a las casas de apuestas y a las apuestas online, hasta los malos usos de la tecnología, que tienden a derivar en abusos del teléfono móvil, de las redes sociales o de los videojuegos. La fundación trata de prever estos casos desde el núcleo familiar, transmitiendo habilidades a los padres y madres para que puedan educar a sus hijos limitando el número de horas que pasan junto a las tecnologías o ayudándoles a entender que tienen que combinarlas con otras actividades saludables como la práctica de deportes.

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