La herencia tradicional del cuchillo canario

El jinamero Kevin Daylos Delgado forja en su taller detalladas piezas que distinguen sus empuñaduras dentro de un sector que apunta en dirección a la gastronomía

Benyara Machinea

Benyara Machinea

El interés de Kevin Daylos Delgado por los cuchillos canarios nació desde que vio por primera vez a su abuelo portando una de estas piezas. Con el fin de regalarle un naife creado por él mismo se animó a adentrarse en la forja y el modelado, pero el proceso le gustó tanto que decidió hacer de él su medio de vida. Ahora, desde su taller en Jinámar, ha conseguido convertirse en uno de los cuchilleros de referencia de la Isla.

El papel del cuchillo canarioen la isla de Gran Canaria ha evolucionado a la par que la sociedad. Esta antiquísima artesanía, que arrancó con un fin meramente práctico en el trabajo de campo y en las plataneras, ha tenido que encontrar nuevos ámbitos para desarrollarse, que van desde la cocina profesional hasta el coleccionismo por parte de aficionados. Ante estos cambios, unos pocos valientes se atreven a trabajar a pocos centímetros del fuego para hacer de la soldadura y del modelaje su medio de vida. 

Uno de ellos es Kevin Daylos Delgado, que desde su taller en Jinámar ha conseguido distinguirse como cuchillero por los delicados detalles que decoran sus empuñaduras, una actividad que compagina con las clases de música tradicional canaria que ofrece en Telde. "Siempre he sentido ese arraigo con lo nuestro, con lo tradicional y lo popular, tanto con la música como con esa vida rural de las tierras, las vacas y los animales", aseveró el cuchillero, que se inició en esta profesión hace más de una década.

Y es que el interés de este jinamero por el naife nació desde pequeño, alentado por la figura de sus dos abuelos, a los que era difícil ver paseando por las calles sin una de estas piezas colgando de sus cinturones. El interés que tenían sus antecesores por estas herramientas de trabajo aún le fascina, pues los usaban en su día a día y los atesoraban de una forma tan personal que no estaban dispuestos a prestarlos ni a dejar que nadie los tocara. 

"Si plagiamos los naifes que se hacían antes y seguimos con los mismos modelos, visto uno y vistos todos"

Es por ese motivo que él, junto a uno de sus primos, esperaba a que su abuelo durmiera la siesta para acercarse a la mesa donde colocaba su cuchillo, su reloj de bolsillo y su sombrero, siempre en la misma posición. Ambos aprovechaban esos momentos para sacar el cuchillo de la vaina y "contemplar la obra de arte que era aquello", incide Delgado. Sin embargo, su abuelo no tardaba en darse cuenta de lo que habían hecho porque recordaba la forma en la que estaban colocados los elementos y, acto seguido, les regañaba. Sin embargo, su abuela les cubría las espaldas y mentía diciendo que era ella la que había estado limpiando la mesa. 

"Un día me surgió la oportunidad de aprender porque quería saber por qué mi abuelo le daba tanto valor a esto, quería conocer el contenido, lo que tiene detrás y qué es lo que guarda este mundillo", explicó el cuchillero. "Empecé como una afición porque me aventuré a hacer un cuchillo canario para regalárselo a él y ver qué tal, pero eso llevó a que cada vez le cogiera más el gusto, hasta el punto de haberse convertido ya en mi medio de vida", añadió. De hecho, el regalo que le hizo a su abuelo cuando celebró sus bodas de oro fue precisamente un cuchillo, que logró desatar lágrimas de felicidad por parte de ambos. 

El artesano presenta algunos de sus cuchillos en su taller de Jinámar.

El artesano presenta algunos de sus cuchillos en su taller de Jinámar. / ANDRES CRUZ

Estas piezas de artesanía han vivido bastantes transformaciones en su diseño con el paso del tiempo, si bien el proceso para crearlas sigue siendo el mismo que se empleaba hace 200 años. "Ha cambiado porque uno siempre intenta incorporar al cabo su propio su sello. Eso es lo que hace que la artesanía continúe viva porque, como dice un compañero mío, si nosotros plagiamos los cuchillos que se hacían años atrás y seguimos repitiendo los mismos modelos, visto uno y vistos todos", incide Delgado. 

El uso de estas piezas tampoco es el mismo que tenía históricamente, pues su empleo en el campo ha ido disminuyendo, aunque todavía hay quien no duda en usarlos para sus plataneras. Mientras tanto, otras vertientes han cobrado fuerza, como el coleccionismo de cuchillos canarios para colocarlos en vitrinas o la tendencia a guardarlos para regalos a familiares y amigos. "Estamos viendo que hay ahora mismo una demanda para su uso en cocina y están apareciendo en programas de televisión cuchillos canarios en la mesa", añade el jinamero. 

"Estamos viendo que hay ahora mismo una demanda creciente para su uso en cocina y en restaurantes"

"Creo que la gastronomía puede darle una segunda vida al sector porque cocineros profesionales que se dedican a ello nos lo dicen", incide. Y es que la hoja de estos cuchillos se presta para todo tipo de alimentos, desde la carne y el pescado hasta para picar verdura, en función del tamaño de la pieza. 

Estas nuevas vías, junto a las ferias de artesanía que se celebran en la Isla, ayudan a que este elemento característico de la cultura canaria no deje de crecer. El cuchillero incide en que "las ferias no se pueden perder porque de ahí comen muchísimos artesanos. En una semana te puedes hacer el mes y eso uno en un taller es complicado. Tenemos a los mejores artesanos que puede haber en España en todos los sectores".

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