Un ninja canario con raíces japonesas

Pedro Fleitas une artes marciales, medicina y filosofía en las clases que ofrece en su dojo | El canario rendirá homenaje a su maestro en una reunión de arte milenario

Pedro Fleitas, un ninja canario con raíces japonesas

Benyara Machinea

Benyara Machinea

Para el teldense Pedro Fleitas las artes marciales son inseparables de la cultura, el arte y la filosofía. Esta es la máxima que le enseñó su maestro Masaaki Hatsumi, al que muchos consideran como un "tesoro viviente de Japón", y que el canario aplica día a día en su propio dojo, donde une las clases regulares que ofrece con la medicina natural. Los guiños a su referente llenan todo el centro en forma de caligrafías y bocetos que decoran las paredes con consejos que siempre trata de aplicar en su día a día. Tal es su admiración que en octubre dirigirá un tai kai, que es una reunión de arte milenario tradicional de Japón, con el fin de rendirle un homenaje. El canario se convertirá con este acto en el primer occidental en realizar este tipo de encuentro en el país nipón.

El teldense inició sus estudios en Magisterio, antes de tomar la decisión de dedicarse en cuerpo y alma a las artes marciales. Fue a los pocos meses de terminar el grado cuando descubrió su verdadera vocación de la mano del maestro de su maestro, en un curso que ofreció en Gerona y que le acercó a muchas de las técnicas que aún hoy mantiene intactas. Su interés por estos métodos le llevó a abrir en 1987 su centro de artes marciales, que mantiene en pie desde entonces en la calle Eduardo Dato. "Descartes decía que el cuerpo estaba separado de la mente, pero en el principio japonés siempre se mantiene unido. Nunca podría separar cuerpo, mente y espíritu en la realización de las clases", aseguró el ninja teldense. A los pocos años también empezó a aplicar esta filosofía en el desarrollo de terapias medicinales en el centro.

Tan solo un año después de abrir su negocio fue que se animó a dar el salto intercontinental para aprender nuevos conceptos en la cuna de estas disciplinas, como es Japón. En el país oriental amplió la mayor parte de su formación de la mano de Hatsumi, que le rebautizó como Unryu, que significa Dragón de las Nubes. Tal fue su vinculación con el territorio que desde entonces ha regresado en más de 120 ocasiones y muchas veces llegó a plantearse la posibilidad de mudarse allí, pero "no cuadró nunca".

"Nunca podría separar los conceptos de cuerpo, mente y espíritu en la realización de las clases"

"Lo que sentía, con todo el respeto a las artes marciales que había practicado aquí, es que faltaba algo más relacionado con la filosofía, el arte y la cultura, así como respetar las propias capacidades de creación de uno y la búsqueda de la paz, más que la búsqueda del combate y el conflicto", aseguró el teldense sobre sus aprendizajes en el país. "En una de las ocasiones mi maestro me dijo que era mejor que fuese y viniese para formar a la gente alrededor del mundo, por eso he estado viajando por distintos países desde entonces", explicó Fleitas. Sin ir más lejos , su agenda de los próximos meses ya está repleta de planes formativos en distintas ciudades españolas e internacionales.

En Japón las artes marciales no se consideran deportes como tal, aseguró el canario, porque mantienen el enfoque tradicional, en muchos casos ligado incluso a las fuerzas de seguridad del Estado, y guarda una estrecha relación con la medicina y la filosofía. "Este arte marcial está exento de esa parte deportiva y competitiva que tienen muchas otras disciplinas cuando han llegado a Occidente para adaptarse a las demandas del occidental, que es muy competitivo y necesita ganar algo siempre", explicó. 

El teldense practica una técnica junto a una alumna.

El teldense practica una técnica junto a una alumna. / Daniel L. Fleitas

Pese a que ahora se dedique a estas disciplinas, lo cierto es que el teldense, antes de empezar a practicar deporte, "era un niño muy enfermizo". Fue un hecho traumático lo que le acercó al dojo por primera vez, como fue vivir de cerca la muerte de su hermano de 18 meses, cuando él tenía solo siete años. "Mi vida empezó a partir de entonces, yo no tengo recuerdos previos a esa experiencia", aseguró el teldense.

El teldense ha visitado el país nipón, donde adquirió la mayor parte de su formación, en más de 120 ocasiones

"Creo que eso me llevó a buscar una actividad donde yo ganase fortaleza, si bien cuando eres joven buscas fuerza física pero en realidad lo que es importante es desarrollar un aspecto que en japonés se llama Fudoshin, que consiste en tener el espíritu inmutable ante cualquier circunstancia con la que te encuentras en la vida", explicó Fleitas. 

Encima del tatami encontró una forma diferente de afrontar los problemas porque "lo primero que cambia es el cómo enfrentas la situación, por ejemplo, cómo ves y valoras a la persona que viene, y observas si tiene un dolor", aseguró. "Lo que vemos no es que las personas vengan con patologías, esa no es nuestra tarea, nuestra labor es que hay personas enfrentando adversidades y nosotros lo que intentamos es echar una mano desde nuestro punto de vista estratégico, táctico y desde el corazón", explicó el teldense sobre su atención a los pacientes, muchos de los cuales pasan primero por el tatami porque "el tatami ayuda mucho sin tener que ser especialista en ello".

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