A Roque le costaba pronunciar bien su nombre cuando era pequeño y se presentaba como Coque, una peculiaridad que aprovechó ágilmente al perfilar una carrera artística multidisciplinar como Coquín Artero, escritor, ilustrador y tatuador, orgullo de los profesores que tuvo en Jinámar, el barrio de Telde en el que se crio. 

No recuerda no haber dibujado o haber inventado historias, pero sí que fue a los 8 años cuando empezó a plasmarlos sobre lienzos. A esa edad “empecé a pintar cuadros” y se adentró en el mundo de la literatura a través del teatro, escribiendo, dirigiendo y actuando, una afición que no dejó hasta ya pasada la treintena. 

La desbordante creatividad que siempre le caracterizó impregna los libros que ha publicado por ahora: Cuentos macabros número 1: historias de un apocalipsis zombi, varios relatos y Crónicas ocultas del Puerto de la luz, un compendio de historias que tienen como escenario lugares de Las Palmas de Gran Canaria como La Isleta, Mesa y López o el puerto. “Son historias de terror, costumbrismo mágico y horror cósmico, cuentos que me invento, pero que se basan en la toponimia y en personajes que realmente existieron”. En esta obra, por ejemplo, “cogí prestada a Lolita Plumas”, explica Coquín Artero, quien añade que la trama se desarrolla en lugares históricos que están vinculados a “ciertas leyendas como la Fábrica de las muñecas, el colegio del Generalísimo Franco, el colegio de La Isleta que le llaman ahora, o el bufadero del Confital”, entre otros, “en diferentes épocas, desde los aborígenes, pasando por la construcción inicial del Puerto de la Luz hasta ahora”.

Coquín Artero, escritor, ilustrador y tatuador José Carlos Guerra

Defiende que “hay un público para el horror cósmico en general y para mis cuentos en particular. Quien más o quién menos ha tenido un lazo de unión con La Isleta”, el barrio en el que nació aunque enseguida se fue a vivir a Jinámar. “Cualquiera ha pasado un verano en Las Canteras, ha ido al Alfredo Kraus o se ha comido un bocadillo en Ca Ñoño, lugares que se nombran y que tocan la fibra sensible del canario y la fibra curiosa del que no lo es”.

Frente a la imagen del escritor solitario que revisa una y otra vez sus textos, Coquín Artero somete a correcciones sus creaciones en el taller literario El vuelo del cometa, que también es el sello con el que tanto él como sus compañeros publican en revistas, además de participar en pódcast de creación literaria, “una herramienta indispensable dentro de mi obra” porque, entre otras ventajas, permite mostrar sus escritos “a lectores beta y especialistas”. 

El salto a la piel

Sin embargo, las hojas de un libro se antojan pocas para canalizar la inspiración y el arte para Coquín Artero, que combina la escritura con la ilustración. Y para terminar de rizar el rizo, este licenciado en Bellas Artes que también ha realizado estudios de Trabajo Social y Arte Dramático, pasó con soltura de usar el lienzo a la piel, y casi por casualidad, después de intentar vender algunos de sus dibujos a un estudio de tatuajes. Nunca antes lo había hecho y reconoce que fue “un proceso bastante convulso” y aunque ha sido profesor, animador o escultor, ahora es su principal sostén económico.

Algunas de las obras literarias de Coquín Artero José Carlos Guerra

Coquín Artero asevera que “se pueden hacer cosas maravillosas con el cuerpo” pero advierte que hay que hacerlo “con cabeza porque solo tenemos uno”. Ahora tiene su propio estudio en Arucas, un lugar donde su mundo creativo sigue encontrando formas de salir a la luz y permanecer para siempre.

Un sueño

Mientras que el cantautor cubano Silvio Rodríguez quiere un rabo de nube, si a Coquín Artero le dijeran que pidiera un deseo pediría que alguna institución cultural de La Isleta o Las Canteras le diera la oportunidad de presentar su obra allí, “ya que es el lugar donde se desarrollan las historias”. 

En el estudio de tatuajes que Coquín Artero tiene en Arucas, sus clientes y lectores pueden adentrarse en su mundo creativo. Allí, entre bocetos de arte para piel e ilustraciones también pueden encontrarse sus obras literarias. Reclama más espacios culturales y mejor gestionados en las Islas para fomentar la lectura y ofrecer a los creadores un lugar donde compartir su obra y estrechar vínculos con su público. Mientras, sigue trabajando en una obra que pronto saldrá a la luz y relatos que serán publicados en breve en algunas revistas, aunque prefiere no desvelar cuáles.