El gallo que volvió al Parque de San Juan: un guiño al pasado

Una escena cotidiana en el pasado ha vuelto a cobrar vida: un gallo se planta majestuoso frente a la entrada del Parque de San Juan, en Telde, como si nunca se hubiera ido. Su sola presencia ha bastado para remover recuerdos dormidos entre los vecinos de la zona.

Hace años, no era raro ver gallinas y gallos paseando por las calles y parques del barrio. Algunos se quejaban del alboroto, del cacareo al amanecer o de la suciedad. Pero muchos otros sentían que esa fauna cercana le daba un encanto especial al lugar, un aire rural dentro del corazón urbano. Era como si la ciudad y la naturaleza pudieran convivir sin necesidad de fronteras.

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Hoy, con aquel gallo como único testigo del pasado, vuelven las emociones: la ternura, la nostalgia, y el deseo de recuperar algo de lo perdido.

Una estampa que toca el corazón

El gallo no hizo más que estar ahí, pero bastó para despertar sonrisas, fotos y conversaciones. Porque no solo se trata de un animal: es un símbolo de lo que fue y de lo que, tal vez, aún podría ser.

Durante años, las gallinas en Telde eran parte del paisaje. Para algunos, eran un problema; para otros, un regalo. Había ruido, sí, pero también vida. Había plumas, pero también historias.

En medio del cemento y el asfalto, este gallo en el Parque de San Juan nos recordó algo importante: que lo natural, lo sencillo, y lo auténtico sigue tocando el alma. Aunque sea solo por un instante.