Neurocientíficos de la Universidad Bar-Ilan, en Israel, y de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, han identificado importantes redes cerebrales que muestran el impacto de la música como herramienta de conexión e interacción social. Crear y escuchar música produce un incremento de la capacidad de empatía, nos relaja y potencia nuestras habilidades comunicacionales. En definitiva, la música puede unirnos en las diferencias y hacernos más humanos, según esta investigación.

Aprovechando el contexto de la actual pandemia por COVID-19, los investigadores se centraron en el estudio de las interacciones sociales que se concretaban mediante la música, utilizando los dispositivos tecnológicos que permitían comunicarse y mantener al mismo tiempo el imprescindible aislamiento.

Descubrieron que no solamente artistas de fama mundial eligieron comunicarse con sus seguidores mediante videoconferencias o recitales por streaming, sino que además numerosos grupos de personas aficionadas optaron por la música como lenguaje, para romper así la incomunicación propiciada por las restricciones ligadas a la pandemia.

Al parecer, la creación de música en conjunto y su escucha puede derribar toda clase de barreras en un mundo con profundas divisiones sociales. Por lo pronto, hallaron que es efectiva para reestablecer la conexión social en este momento de la historia y en otras situaciones similares. Descubrieron también, por ejemplo, que durante la pandemia de gripe española de 1918 la música también fue vital para reestablecer los lazos sociales, incluso sin las ventajas tecnológicas actuales.

La música y su impacto en el cerebro

Al estudiar estas interacciones y sus consecuencias en la actividad del cerebro, los científicos diseñaron un modelo cerebral que identifica las relaciones existentes entre las regiones y mecanismos cerebrales y distintas funciones sociales. Según una nota de prensa, esto les permitió determinar que existen 5 mecanismos centrales en el cerebro destinados a potenciar las conexiones sociales a través de la música.

Determinaron la presencia de circuitos que estimulan la empatía, de un mecanismo que promueve la secreción de oxitocina (la hormona del amor) gracias a la música, de una red que genera motivación y facilita la liberación de dopamina (la hormona del placer), de procesos que dinamizan las estructuras del lenguaje y, por último, de un mecanismo que regula la hormona cortisol y reduce el estrés.

Quizás lo más significativo de este estudio es que no se circunscribe únicamente a los efectos que produce la audición de música en forma individual. Por el contrario, se centra en el impacto de la creación musical en grupo, advirtiendo la influencia en el cerebro de las interacciones sociales que se concretan en el acto creativo musical.

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La música nos hace más humanos

De esta manera, destaca por ejemplo la importancia de la retroalimentación que se produce entre los músicos, entre quienes se establece un diálogo, una comunicación de «ida y vuelta» que enriquece la experiencia sensorial y emocional. Atendiendo al impacto de estos procesos en el cerebro, queda claro que la música es mucho más que un entretenimiento o un hecho artístico: es una herramienta que potencia nuestra humanidad, destacan los investigadores.

Si pensamos en el impacto en conjunto de todos estos procesos, podemos entender por qué los neurocientíficos indican en su estudio, publicado en American Psychologist, que la música podría convertirse en el mejor aliado para comenzar a derribar las profundas divisiones sociales que hacen que el mundo, cada día, sea algo más violento e injusto. ¿Puede ser la música el último bastión de humanidad que nos salve?

Referencia

The social neuroscience of music: Understanding the social brain through human song. Greenberg, D. M., Decety, J., & Gordon, I. American Psychologist (2021).DOI:http://dx.doi.org/10.1037/amp0000819

Foto superior: esquema del impacto de la música en diferentes áreas, redes y funciones cerebrales con implicaciones sociales. Crédito: Bryan Christie Design / Greenberg, D. M.