Un estudio desarrollado en el University College Cork (UCC) de Irlanda ha verificado que las variaciones en la microbiota intestinal en animales generan procesos de rejuvenecimiento cerebral y dan nuevo impulso a factores inmunológicos, entre otros beneficios. La investigación, publicada en la revista Nature Aging, sugiere que estos mismos efectos podrían obtenerse en el ser humano.

Aunque se necesita mucho más trabajo para ver cómo estos hallazgos podrían traducirse en humanos, los científicos creen que la microbiota intestinal se puede aprovechar para revertir el deterioro cerebral relacionado con la edad. También han encontrado evidencia de una mejor capacidad de aprendizaje y optimización de la función cognitiva luego de cambios en las poblaciones de microbios intestinales.

La microbiota intestinal y la salud del cerebro

Se sabe que la microbiota intestinal, o sea el conjunto de microbios de diferentes variedades que viven en nuestros intestinos, es un importante regulador de la salud inmunológica y del bienestar del cerebro. Precisamente, el proceso de envejecimiento produce alteraciones dramáticas en la microbiota, generando peores condiciones de salud y reduciendo la calidad de vida de las personas mayores.

Según una nota de prensa, con una población mundial envejecida en función del incremento en la esperanza de vida, es fundamental desarrollar estrategias para mantener una función cerebral saludable en edades avanzadas. La nueva investigación podría abrir una nueva vía terapéutica potencialmente efectiva: la intervención en la microbiota intestinal para ralentizar el envejecimiento cerebral y los problemas cognitivos asociados.

Tema relacionado: La microbiota intestinal modula al cerebro.

Resultados concretos en roedores

Los científicos indicaron que mientras en investigaciones anteriores se ha demostrado que la microbiota intestinal juega un papel clave en el proceso de envejecimiento, el nuevo estudio va un paso más allá: ha comprobado que los microbios intestinales se pueden aprovechar para revertir el deterioro cerebral relacionado con el incremento de la edad. Además, han verificado mejoras en las funciones cognitivas, en aspectos inmunológicos y en la capacidad de aprendizaje de los animales que participaron de los experimentos.

Los especialistas realizaron trasplantes de microbiota fecal de ratones donantes jóvenes (de entre 3 y 4 meses de edad) a ratones receptores de edad avanzada (de entre 19 y 20 meses de edad). El trasplante revirtió las diferencias asociadas al envejecimiento en la inmunidad periférica y cerebral, además de modificar aspectos negativos en el hipocampo de los ratones receptores envejecidos.

Al mismo tiempo, la microbiota derivada de donantes jóvenes disminuyó considerablemente los deterioros selectivos asociados con la edad, en el comportamiento cognitivo de los roedores ancianos. Los resultados revelan que la microbiota intestinal puede ser un objetivo terapéutico adecuado para promover un envejecimiento saludable e, incluso, para revertir los procesos de envejecimiento.

El eje intestino-cerebro: juventud «eterna» y calidad de vida

En el mismo sentido, la investigación reafirma la importancia de la microbiota intestinal en muchos aspectos de la salud, y en particular pone nuevamente en valor las implicaciones para la salud del eje cerebro-intestino, donde el funcionamiento del cerebro puede verse influenciado positivamente por un adecuado equilibrio de las poblaciones microbianas intestinales.

En el futuro, la microbiota intestinal podría convertirse en una herramienta terapéutica inmejorable para influir en la salud del cerebro y, quizás, hacer realidad la aparente utopía de disfrutar cerebros siempre jóvenes más allá de la edad.

Referencia

Microbiota from young mice counteracts selective age-associated behavioral deficits. Boehme, M., Guzzetta, K.E., Bastiaanssen, T.F.S. et al. Nature Aging (2021).DOI:https://doi.org/10.1038/s43587-021-00093-9

Foto: las modificaciones en las poblaciones microbianas intestinales que se concretan durante el envejecimiento pueden revertirse, generando un abrupto cambio en las condiciones de la microbiota que repercuten en la salud cerebral. Esos cambios pueden derivar en la posibilidad de «retroceder el tiempo» y propiciar cerebros siempre jóvenes. Crédito: Gerd Altmann en Pixabay.