El líquido cerebral de ratones jóvenes se puede inyectar en el cerebro de ratones más viejos para que recuperen la memoria dañada por el envejecimiento. El efecto se atribuye a una proteína, Fgf17, que se perfila como posible factor de rejuvenecimiento cerebral.

Investigadores de la Universidad de Stanford en California han comprobado que, inyectando líquido cefalorraquídeo extraído de ratones jóvenes a cerebros de ratones adultos, se mejora su función cognitiva, afectada por la edad.

El envejecimiento afecta a las capacidades cerebrales, especialmente a la memoria, por lo que el hecho de que se puedan revertir los síntomas del envejecimiento en las funciones cerebrales puede conducir en el futuro a tratamientos para enfermedades neurodegenerativas asociadas con la edad.

El líquido cefalorraquídeo (LCR) baña el tejido cerebral y la médula espinal de todos los animales vertebrados, proporcionándole compuestos nutritivos. Es esencial para el desarrollo normal del cerebro.

Sin embargo, a medida que los mamíferos envejecen, el LCR pierde parte de su eficacia y estos cambios podrían afectar a las células relacionadas con la memoria.

 Es por eso que Tal Iram, neurocientífico de la citada Universidad, y sus colegas, investigaron si el líquido cefalorraquídeo joven, inyectado en mayores, podría mejorar las funciones cerebrales degradadas, incluida la memoria. Publican los resultados de su estudio en la revista Nature.

Un poco más lejos

Ya se sabía que el plasma de ratones jóvenes puede restaurar la función de memoria en roedores mayores, pero los nuevos investigadores se propusieron llegar un poco más lejos: extraer LCR y luego reinyectarlo en otro cerebro, lo que representa un desafío técnico mayor, debido a su complejidad.

Para comprobar su hipótesis, lo primero que hicieron estos investigadores fue proporcionar a los ratones una experiencia que pudieran recordar con facilidad: durante 20 meses, les proporcionaron pequeñas descargas eléctricas en sus patas, asociados con destellos de luz y sonido, para que aprendieran a relacionarlos con las descargas.

 A continuación, procedieron a reinyectar en los cerebros de ratones más mayores el líquido cefalorraquídeo de los ratones jóvenes que habían vivido la experiencia, y los sometieron a una experiencia reveladora.

Esos ratones con líquido cefalorraquídeo de ratones jóvenes fueron expuestos a los destellos de luz y sonido, pero sin proporcionarles descargas eléctricas.

Los investigadores comprobaron que el 40% de esos ratones reaccionaban con miedo a los destellos de luz y sonido, como si hubieran vivido la experiencia de las descargas eléctricas sufridas por los ratones jóvenes.

El cerebro es maleable

Estos resultados sugieren que el LCR joven puede restaurar, hasta cierto punto, las capacidades cerebrales degradadas con el envejecimiento, lo que indica que el cerebro es maleable y que se puede mejorar su funcionamiento.

Los investigadores también profundizaron en los mecanismos implicados en esta mejora de la función cerebral y analizaron los cambios que el líquido cefalorraquídeo joven provocaba en el hipocampo, la región del cerebro que gestiona la memoria.

Descubrieron que el rejuvenecimiento de se debe a una proteína, Fgf17, implicada en el crecimiento celular, que se perfila como posible factor de rejuvenecimiento cerebral, así como que ciertos genes (diferentes en LCR de jóvenes y viejos) podrían usarse para obtener la misma respuesta, sin necesidad de extraer el líquido cerebral de ratones más jóvenes.

Esperanzas para tratamientos en humanos

Los resultados obtenidos en este trabajo son sorprendentes y prometedores, pero todavía falta tiempo para que puedan contribuir a recuperar la memoria en seres humanos.

Juan Lerma, Director del Centro Internacional de Neurociencias Cajal (CINC-CSIC), destaca que este trabajo no solo describe que el LCR constituye un medioambiente bioquímico determinado por la edad, que influye en los procesos cognitivos y de supervivencia celular, sino que también determina qué genes se ponen en marcha o se apagan cuando a los ratones se les trata con líquido de jóvenes.

Añade que la investigación abre una esperanza para tratamientos relativamente fáciles de administrar que puedan paliar las pérdidas de memoria en alzhéimer y otras demencias, pero también el declive conjuntivo fisiológico. 

Naturalmente, hay que aprender más, hacia un lado (aspectos básicos mecanísticos) y hacia el otro (en qué grado esto es posible que funcione en humanos como terapia), concluye Lerma.

Referencia

Young CSF restores oligodendrogenesis and memory in aged mice via Fgf17. Tal Iram et al. Nature (2022). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-022-04722-0