La histórica nave, ubicada en este momento en el espacio interestelar a más de 23.335 millones de kilómetros de la Tierra, estaría algo perdida acerca de su ubicación: los datos del sistema de control a bordo no coinciden con sus movimientos y orientación. 

La nave Voyager 1, que fue lanzada hace 45 años y abandonó nuestro Sistema Solar para entrar en el espacio interestelar en 2012, está emitiendo extraños datos que desconciertan a los científicos. Según los especialistas de la NASA, un instrumento de la nave está enviando datos generados aleatoriamente que "no reflejan lo que realmente está sucediendo a bordo".

De acuerdo a una nota de prensa del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, la situación es normal en esta etapa de la misión Voyager. Además, los científicos e ingenieros estadounidenses recordaron que las naves espaciales tienen casi 45 años de actividad, un tiempo mucho mayor al anticipado inicialmente por los planificadores de la misión.

La ilustración muestra la ubicación de las sondas Voyager 1 y 2 de la NASA, destinadas a estudiar el área exterior del Sistema Solar. Créditos: NASA / JPL-Caltech.

El objeto más distante

La Voyager 1 se encuentra actualmente a más de 23.335 millones de kilómetros de la Tierra, por lo que en este momento es el objeto más distante a nuestro planeta creado por el ser humano. En ese contexto, la luz tarda 20 horas y 33 minutos en recorrer la distancia entre la nave y la Tierra: de esta forma, enviar un mensaje y recibir una respuesta tarda aproximadamente dos días.

Para los científicos, es probable que esta condición pueda influir en la recepción de la información. Sin embargo, llama la atención que las lecturas del sistema de control y articulación de la Voyager 1, denominado AACS según las siglas en inglés, no parecen coincidir con los movimientos y la orientación de la nave espacial. Al parecer, esto sugiere que la nave pionera estaría confundida acerca de su ubicación en el cosmos.

Un buen estado del sistema de control AACS es esencial para que la Voyager 1 envíe datos a la NASA sobre el entorno interestelar que la circunda, ya que mantiene la antena de la nave apuntando directamente a nuestro planeta. A pesar de los datos contradictorios, la antena de la nave espacial parece estar correctamente alineada: recibe y ejecuta comandos de la NASA y envía datos a la Tierra. 

Posible solución a la vista

En consecuencia, hasta ahora el problema del sistema no ha provocado que la nave entre en "modo seguro", durante el cual lleva a cabo solo operaciones esenciales para proteger su propia infraestructura técnica. Los técnicos de la NASA confían en el hardware y el software de “respaldo” que posee la misión, que ya ha permitido superar otros inconvenientes, resuelva también este problema: en 2017, los propulsores principales de la Voyager 1 mostraron signos de degradación, por lo que los ingenieros cambiaron a otro conjunto de propulsores alternativos, que respondieron con solvencia a pesar de estar inactivos durante 37 años.

Lanzada en 1977 junto a su “gemela”, la Voyager 2, con el objetivo de explorar los planetas exteriores de nuestro Sistema Solar, la nave ha permitido avanzar en una comprensión más profunda de la heliosfera, la barrera difusa que el Sol crea alrededor de los planetas que lo orbitan. Las dos naves son las únicas que actualmente recopilan datos en el espacio interestelar: la Voyager 2, en tanto, se posiciona en este momento a 19.500 millones de kilómetros de la Tierra y continúa operando normalmente.