Extensos túneles que creaban una compleja red subterránea bajo el sitio arqueológico de Chavín de Huántar, en Perú, habrían sido empleados por una enigmática cultura andina para realizar rituales y ceremonias religiosas, que incluían experiencias psicodélicas con sustancias alucinógenas. El hallazgo es único dentro del patrimonio cultural prehispánico.

Un equipo internacional de arqueólogos descubrió una enorme galería subterránea, escondida debajo de uno de los yacimientos arqueológicos más grandes de Perú. El espacio ceremonial se conforma de túneles subterráneos interconectados, debajo del monumento de Chavín de Huántar, que funcionaba como centro ceremonial y religioso en la época prehispánica.

Chavín de Huántar, hoy preservado como sitio arqueológico, fue el eje de la vida espiritual del misterioso pueblo Chavín, que vivía en las partes norte y central de lo que actualmente se conoce como Perú, hace entre 3.200 y 2.200 años. El complejo se ubica unos 430 kilómetros al norte de Lima, en un valle montañoso a una altura de más 3.000 metros sobre el nivel del mar. Es el más grande de los sitios religiosos relacionados con la cultura Chavín que se han encontrado hasta el momento.

Los pasadizos ocultos empleados por la enigmática cultura andina se abrieron por primera vez en 3.000 años: dejan ver que fueron utilizados en extraños rituales lisérgicos, según un articulo publicado en Live Science. Algunas de las oscuras cámaras pueden haber sido utilizadas para la privación sensorial, mientras que otras galerías más grandes habrían sido empleadas para la adoración de ídolos. Al parecer, los nativos tenían la tradición de inhalar rapé alucinógeno.

Objetos ceremoniales

Los pasadizos recién descubiertos no eran estrictamente túneles, porque no habían sido excavados en el suelo. En cambio, se construyeron deliberadamente dentro de la masa del enorme complejo, aparentemente entre los años 1.200 y 200 antes de Cristo. Algunas de las cámaras parecen haber sido originalmente habitaciones cerca de la superficie, con techos resistentes y pasajes de entrada.

Los pasillos tienen hasta 100 metros de largo, pero muchos presentan extrañas formas, con esquinas en ángulo recto y múltiples niveles. Se han encontrado un total de 36 galerías en Chavín de Huántar durante 15 años de excavaciones, pero esta última red de pasadizos se detectó hace solo unos años y no se exploró en profundidad hasta este año.

Dentro de los túneles se encontraron varios objetos, entre los cuales destacan 2 vasijas ceremoniales de piedra. Una de ellas, además, está tallada en forma de cóndor de una manera sorprendentemente realista. La otra vasija tiene forma de cilindro, con un único relieve en el borde. Ambas vasijas se están analizando actualmente para poder determinar más detalles sobre ellas y el contexto de su creación.

Los pasillos conducían a una galería principal, que contenía los dos grandes cuencos rituales de piedra mencionados previamente. La presencia de cámaras pequeñas, que podrían haber sido utilizadas para la privación sensorial o la desorientación ritual visual, auditiva y táctil, indican que la estructura tuvo una fuerte impronta ritual. Otras cámaras se usaron para el culto o para almacenar equipos rituales, incluidas unas enormes trompetas ornamentales hechas de caracolas gigantes.

Un descubrimiento único

De acuerdo a los expertos, el sitio es único dentro del patrimonio cultural prehispánico. Los pasajes con mayores similitudes en el Nuevo Mundo podrían ser las cuevas debajo de las pirámides de Teotihuacan, en el centro de México, pero las diferencias también son profundas. Chavín es efectivamente único en cuanto al número y naturaleza de las galerías identificadas.

Los científicos creen que los dos cuencos hallados en la galería principal eran probablemente morteros utilizados para moler drogas psicodélicas, que se utilizaban en ceremonias religiosas. Existía una tradición en Chavín de inhalar rapé alucinógeno, empleando vainas de semillas del árbol vilca, que contienen una poderosa sustancia de efecto psicodélico, incluyendo dimetiltriptamina o DMT.

De acuerdo a un artículo publicado en National Geographic, los trabajos fueron realizados en el marco del Programa de Investigación Arqueológica y Conservación de Chavín de Huántar, con la colaboración de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, la Dirección de Cultura de Áncash, en Perú, y el apoyo financiero de Compañía Minera Antamina.