Un asteroide cercano y potencialmente peligroso es el más grande identificado en los últimos 8 años, según los investigadores. Con casi un kilómetro y medio de ancho, desarrolla una órbita que, en el futuro, podría acercarlo lo suficiente a la Tierra como para plantear un grave problema y poner a prueba los sistemas de defensa planetaria como DART.

Un equipo internacional de astrónomos ha detectado el asteroide cercano a la Tierra de mayores dimensiones en los últimos 8 años, junto a otros dos cuerpos que se mantenían ocultos por la acción de la luz del Sol. El descubrimiento fue posible gracias a las observaciones crepusculares efectuadas con la Cámara de Energía Oscura del Observatorio Interamericano Cerro Tololo, en Chile, una instalación operada por el NOIRLab (Laboratorio Nacional de Investigación de Astronomía Óptica e Infrarroja), de Estados Unidos.

Un gigante oculto

Según una nota de prensa, uno de los objetos identificados es un asteroide de 1,5 kilómetros de ancho llamado 2022 AP7, que tiene una órbita que algún día podría colocarlo en camino directo de colisión con la Tierra. En ese sentido, la misión Double Asteroid Redirection Test (DART), de la NASA, completó recientemente con éxito su propósito de desviar la trayectoria del asteroide Dimorphos, en una prueba de la efectividad de esta técnica, que podría ser imprescindible para salvar a la Tierra de un desastre en casos como el de 2022 AP7.

2022 AP7 forma parte de un grupo conocido como asteroides Apolo. Se trata de cuerpos que tienen trayectorias elípticas que los llevan desde un espacio más cercano al Sol hasta más allá de la órbita de la Tierra. Si cruzan nuestra órbita, asteroides Apolo como 2022 AP7 podrían acercarse lo suficiente a nuestro planeta como para producir una eventual colisión: debido a esto, se los califica como "potencialmente peligrosos".

Hasta el momento se cree que existen más de 2.000 asteroides potencialmente peligrosos, el mayor de los cuales tiene unos 7 kilómetros de diámetro, que afortunadamente han sido identificados por los especialistas. Al ser descubiertos, es posible modelar sus órbitas y calcular si es probable que ingresen dentro de la zona de mayor peligroso de colisión con la Tierra y cuándo lo harían. Con esta información, es posible poner en marcha sistemas de defensa planetaria como DART: el mayor peligro se encuentra en la súbita aparición de un asteroide no identificado previamente.

Observaciones particularmente complejas

Las nuevas observaciones crepusculares, cuyos resultados forman parte de un estudio publicado recientemente en la revista The Astronomical Journal, también permitieron descubrir otros dos asteroides, llamados 2021 LJ4 y 2021 PH27, que tienen trayectorias que permanecen en el interior de la órbita de la Tierra, algo que elimina cualquier potencial peligro de colisión. Sin embargo, el asteroide 2021 PH27 también es de particular interés para los astrónomos, al tratarse del asteroide conocido más cercano al Sol: durante su órbita, su superficie se calienta lo suficiente como para derretir el plomo 

Descubrir asteroides potencialmente peligrosos para la Tierra en el Sistema Solar interior es un desafío de observación astronómica especialmente complejo. Los astrónomos cuentan solamente con dos breves períodos de 10 minutos cada noche para inspeccionar este sector del cosmos, antes de que el resplandor del Sol haga imposible cualquier observación. Además, estas observaciones se realizan muy cerca del horizonte: esto significa que se debe observar a través de una gruesa capa de la atmósfera terrestre, con la consecuente posibilidad de distorsionar los trabajos de observación. 

A pesar de estas limitaciones, las observaciones crepusculares siguen siendo la mejor alternativa para detectar asteroides cercanos a la Tierra (NEA), porque esta clase de observaciones directas hacia el Sol son muy complejas para los telescopios terrestres e imposible para los telescopios ópticos e infrarrojos basados en el espacio, como Hubble y JWST de la NASA. La intensa luz y el calor del Sol “freirían” literalmente los dispositivos electrónicos. Por esta causa, tanto el Hubble como el JSWT siempre apuntan en dirección opuesta al Sol. 

Referencia

A Deep and Wide Twilight Survey for Asteroids Interior to Earth and Venus. Scott S. Sheppard et al. The Astronomical Journal (2022). DOI:https://doi.org/10.3847/1538-3881/ac8cff