Ciencias Planetarias

Las lunas fugitivas podrían poner en peligro a la vida en todo el Universo

En los sistemas extrasolares, muchas lunas podrían “escapar” brevemente de la órbita de sus planetas, pero luego regresarían para producir enormes y destructivas colisiones

Los planetas extrasolares pueden chocar con sus propias lunas en muchas ocasiones, de acuerdo a un nuevo estudio.

Los planetas extrasolares pueden chocar con sus propias lunas en muchas ocasiones, de acuerdo a un nuevo estudio. / Créditos: NASA/SOFIA/Lynette Cook.

Pablo Javier Piacente

Las simulaciones realizadas en el marco de un nuevo estudio muestran que las colisiones entre lunas y planetas pueden ser un peligro permanente para una posible vida extraterrestre: fuera del Sistema Solar, algunos exoplanetas y sus exolunas "inestables" podrían colisionar dentro de los primeros mil millones de años de su formación, abortando así el desarrollo de cualquier forma de vida. 

Una nueva investigación publicada recientemente en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society explora cómo pueden interactuar las exolunas y los exoplanetas, mostrando que estas interacciones podrían afectar directamente el potencial para el desarrollo de la vida en estos sistemas estelares distantes.

Las lunas de los exoplanetas

De la misma forma que son habituales y numerosas las lunas alrededor de los planetas que conforman el Sistema Solar, los científicos creen que las lunas extrasolares o exolunas serían comunes y abundantes en los sistemas planetarios dominados por otras estrellas que no sean el Sol. Estas exolunas, que orbitarían de forma natural un exoplaneta o una enana marrón, aún no han sido detectadas directamente, aunque diferentes investigaciones han postulado candidatas que se encuentran en revisión. 

Para Brad Hansen, astrofísico de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y autor del nuevo estudio, las exolunas podrían tener una influencia decisiva en la suerte de una posible vida extraterrestre, al comenzar un incipiente desarrollo en los sistemas planetarios extrasolares o que haya surgido previamente al formarse estos lejanos sistemas estelares, encontrándose en una etapa primaria de su progreso. 

Sabemos que la gravedad gobierna las interacciones entre un planeta y sus lunas, en forma de mareas y otros efectos, como por ejemplo podemos observar en la lenta modificación anual de la órbita de nuestra Luna. Con cada año, nuestro único satélite natural se aleja alrededor de 2 centímetros y medio de la Tierra, ampliando así su órbita. 

De la misma forma, nuestro planeta gira un poco más lentamente cada año, marcando un equilibrio o compensación que, a largo plazo, podría romperse y provocar eventualmente la desvinculación de la Luna de la órbita que la une a la Tierra. Sin embargo, este proceso tomaría mucho tiempo: antes que la Luna escape completamente de la influencia de la Tierra, el Sol explotaría y todo lo demás ya no tendría sentido. 

Sistemas inestables

Pero esta situación puede ser muy diferente en los sistemas extrasolares, sobretodo en aquellos con exoplanetas que giran mucho más cerca de sus estrellas que la Tierra del Sol. En estos contextos, la situación indicada previamente podría evolucionar mucho más rápido, con planetas y sus lunas "inestables" colisionando dentro de los primeros mil millones de años de su formación, según los cálculos de Hansen. 

De acuerdo a un artículo publicado en Live Science, las simulaciones realizadas en la nueva investigación muestran que las exolunas que se alejarían de sus planetas anfitriones a menudo regresarían a la misma órbita y producirían una enorme explosión, chocando contra el planeta y creando gigantescas nubes de polvo. Estas nubes de polvo, iluminadas y calentadas por la luz de la estrella anfitriona del sistema, durarían solo alrededor de 10.000 años antes de desvanecerse, un abrir y cerrar de ojos para los tiempos cósmicos.

Ahora, será necesario analizar estas nubes de polvo para verificar que son originadas por colisiones entre lunas y exoplanetas, ya que algunos investigadores sugieren que podrían ser el resultado de choques entre dos planetas. En cualquier caso, se requieren más observaciones para descubrir el papel real de las exolunas en la evolución de un exoplaneta, determinando si estas colisiones pueden afectar la vida extraterrestre. 

Si estos eventos extremos sucedieran como algo habitual en muchos sistemas planetarios extrasolares, no se darían las condiciones para el desarrollo de la vida a largo plazo: a modo de comparación, la Tierra y la Luna tienen unos 4.500 millones de años de historia conjunta, en un sistema estable que ha facilitado el progreso de múltiples formas de vida. 

Referencia

Consequences of dynamically unstable moons in extrasolar systems. Bradley M S Hansen. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (2023). DOI:https://doi.org/10.1093/mnras/stac2847