Biología evolutiva

Estamos rozando la longevidad máxima de la especie humana

Una generación privilegiada, nacida entre 1910 y 1950, rompe todos los récords de expectativa de vida

La longevidad rompe barreras.

La longevidad rompe barreras. / Gerd Altmann en Pixabay.

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe

Un nuevo estudio ha descubierto que las personas nacidas entre 1910 y 1950 podrían vivir hasta los 120 años o quizás más, y no saben por qué. Es una generación privilegiada de longevos naturales: experimentan un aplazamiento de mortalidad sin precedentes históricos que cambia la ecuación de la duración de la vida humana.

En las últimas décadas, la esperanza de vida ha aumentado de forma considerable en todo el mundo: desde 1840 a un ritmo de casi 2,5 años por década. Antes de ese año, la expectativa de vida era de menos de 40 años y mucho menor en situaciones de hambruna, epidemia o guerra.

De media, una persona nacida en 1960, el primer año que Naciones Unidas empezó a recoger datos globales, tenía una esperanza de vida de 52,5 años. Hoy en día, esa media es de 78,5 años. En España es de 83,07 años.

Teniendo en cuenta que la longevidad media de los primeros humanos no superaba los 30 años, podemos decir que nuestra especie se ha situado en un nuevo umbral en lo que expectativa de vida se refiere.

Nuevas expectativas

Un nuevo estudio arroja ahora nuevas expectativas: asegura que muchos de los nacidos entre 1910 y 1950 podrían vivir hasta los 120 años o quizás más.

Eso significa que muchas de las personas que nacieron en la primera mitad del siglo XX vivirán hasta una edad muy, muy madura.

Y el límite no se detiene aquí: "los registros de longevidad pueden aumentar significativamente. Nuestros resultados confirman trabajos previos que sugieren que aún no nos estamos acercando al límite máximo para la esperanza de vida humana, afirma David McCarthy, uno de los dos autores de esta investigación, en un comunicado.

Para llegar a esta conclusión, David McCarthy, de la Universidad de Georgia y Po-Lin Wang, de la Universidad del Sur de Florida, ambas en Estados Unidos, analizaron los datos de mortalidad actuales e históricos de personas comprendidas entre los 50 y 100 años de edad, pertenecientes a 19 países desarrollados como Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá, Francia, Italia, Japón y Nueva Zelanda. Los resultados se han publicado en PLOS ONE.

Una generación está rompiendo récords de longevidad.

Una generación está rompiendo récords de longevidad. / Clément Falize en Unsplash.

Generación afortunada

Descubrieron que algunos grupos de esas personas tendían a vivir cada vez más tiempo, destacando entre todos ellos los nacidos entre 1900 y 1950, que forman una especie de generación afortunada en términos estadísticos.

Aseguran que las personas integradas en esta generación de longevos naturales "están experimentando un aplazamiento de mortalidad sin precedentes históricos, aunque todavía son demasiado jóvenes para romper récords de longevidad".

Añaden que, a medida que este grupo envejece, los registros de longevidad podrían "aumentar significativamente", aunque no han podido determinar por qué. Sospechan que tanto las mejoras en la salud pública como la tecnología médica están implicadas en estos registros récord.

Concluyen que, como no todos los grupos de edad mantienen ese ritmo de longevidad, la esperanza de vida aumenta lentamente a nivel global. Si hubiera más grupos de edad con ese ritmo, la media de expectativa de vida sería mucho mayor.

¿Hay un límite biológico de la vida?

Estos resultados representan una buena noticia, particularmente para los que formamos parte de esa generación privilegiada, pero arroja nuevas dudas sobre el proceso de envejecimiento.

La gran cuestión que se plantea es si existe un límite biológico para la vida humana. El último estudio realizado al respecto, y publicado en 2021 en Nature Communications, fue categórico en sus conclusiones.

Analizó datos de miles de personas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia, particularmente la velocidad de envejecimiento en función del número de células sanguíneas y de sus reacciones ante enfermedades.

Concluyó que nuestra vida tiene límites naturales: con el aumento de la edad, el cuerpo es cada vez menos capaz de regenerarse y de recuperarse. Disminuye la resiliencia biológica ante enfermedades, estrés o lesiones. Después de los 120 o 150 años, esa capacidad de recuperación ya no existe en el organismo humano. Fin de la historia.

Ecuación no resuelta

Esta sentencia de muerte podría tener una conmutación, según el demógrafo, gerontólogo y exdirector del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica James V. Vaupel, fallecido el año pasado a los 77 años, una edad muy temprana para sus previsiones de longevidad.

Planteó que la evolución podría mejorar el límite máximo fijado por la biología para la especie humana y revertir el disfuncionamiento de la capacidad de recuperación sentenciada en el estudio de 2021.

De momento esta ecuación no está resuelta. Lo único que sabemos es que la esperanza de vida individual es cada vez más igualitaria: los octogenarios y nonagenarios representan hoy la mayoría de las muertes en los países con la mayor esperanza de vida.

Cumpleaños feliz

De la misma forma, podemos establecer que la mayoría de los niños nacidos en las últimas dos décadas en países con alta esperanza de vida, celebrarán su cumpleaños número 100 casi sin ninguna duda. Todos nuestros nietos serán centenarios.

Eso significa que las vidas muy largas son el destino probable de los niños que vemos hoy por la calle, siempre que la esperanza de vida continúe aumentando al ritmo histórico de más de 2,5 años por década.

Lo que podemos concluir con seguridad es que el futuro de la longevidad será muy diferente de su pasado, si bien desconocemos completamente la dimensión de esa diferencia.

Fraude exponencial

De todas formas, tenemos que tener en cuenta también que todas estas expectativas se relativizan si tenemos en cuenta el fraude exponencial: señala que la estadística cambia dependiendo de la cantidad final de centenarios que alarguen el envejecimiento.

Cambia porque cada centenario tiene una probabilidad del 50 por ciento de cumplir un año más. En el caso de España, eso significa que, como tiene 18.000 personas con más de 100 años atendidas por la Red Nacional de Centenarios, podemos tener un número anómalamente alto de centenarios: la estadística anotará 9.000 personas con más de cien años en el siguiente recuento. El dato es real, pero relativo.

El fraude exponencial queda más patente si repetimos el recuento en la isla japonesa de Okinawa, que tiene 50.000 habitantes con más de 100 años: puede anotar 25.000 personas que han sobrevivido con 101 o más años y destartalar la estadística global.

Todo lo que se diga de la expectativa de vida basada en datos estadísticos está condicionado por el fraude exponencial  e indica la relatividad de las conclusiones que presentan los diferentes estudios. No podemos olvidar que el principal valor de la estadística es cuantificar la incertidumbre para ayudarnos a gestionar mejor el incierto mundo en el que vivimos... y morimos.

Referencias

Mortality postponement and compression at older ages in human cohorts. David McCarthy, Po-Lin Wang. PLOS ONE, March 29, 2023. DOI:https://doi.org/10.1371/journal.pone.0281752

Longitudinal analysis of blood markers reveals progressive loss of resilience and predicts human lifespan limit. Timothy V. Pyrkov et al. Nature Communications, volume 12, Article number: 2765 (2021). DOI :https://doi.org/10.1038/s41467-021-23014-1

Demographic perspectives on the rise of longevity. James W. Vaupel et al. February 10, 2021; 118 (9) e2019536118. DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.2019536118