Vende números de la ONCE en la calle Núñez de la Peña, de su amada ciudad natal de La Laguna, y colabora con una emisora, Radio Los Majuelos. Pero Ruimán es sobre todo un músico y cantante que ha roto barreras y que se encuentra inmerso en un momento decisivo de su lanzamiento internacional. Es arreglista, diplomado en afinación y reparación de pianos, intérprete de guitarra española, acústica y eléctrica, además de piano jazzístico, teclado, cuatro venezolano, timple canario, acordeón, bajo y percusión. En 2000 lanzó su primer trabajo, Sentimientos, un repertorio de boleros; en 2002, el single Plantando cara al amor; y en 2007, otro single, Navidad con swing. Ha ganado tres años seguidos el primer premio de interpretación del Festival Internacional de la Canción de Tenerife, la Caracola de Oro en el Festival Villa de Candelaria, finalista del Festival Fashion Rock en Estados Unidos, ganador del Gran Prix de Letonia, premio especial del festival de Moldavia, preseleccionado en los Grammy latinos... La cosa marcha.

- ¿Cómo fue su primer trabajo?

- El primer disco fue casi un experimento. Fue muy casual, pues empecé por una maqueta y terminé con un disco. Yo escribía mis propios temas, pero me daba vergüenza cantarlos. Una amiga escuchó varios y me animó a que los cantara porque opinaba que sonaban bien. Entonces, en el 2002 decidimos lanzar un single promocional de dos temas, en el cual ya iba uno mío. Lo estrenamos en la sala Clamores, en Madrid. Con Imposible tenerte llegué a lograr varios premios en diferentes festivales. Conté con la colaboración de músicos de la talla del saxofonista Fernando Barrios.

- ¿Ya le gusta cantar sus temas?

- Sí, ya no me cuesta. Más bien diría que era una manía, una tontería de artista.

- ¿De qué hablan?

- Escribo sobre experiencias de vida, cosas que me cuentan, cosas de actualidad... Una fusión de todo. Intento plagiar cosas de la vida. Tengo temas en los que cualquiera se puede sentir identificado. Siempre me gustó escribir y contar cosas. Pasé un tiempo en Andalucía y allí me iba más ser músico que cantante. Hacía muchos acompañamientos de guitarra. Nací más con la música que con la escritura. Ha ido conmigo desde que tengo conciencia. Tengo una canción, que se llama El escaparate, que no he editado todavía, y que habla de una mujer muy guapa. La cotidianidad está repleta de historias.

- ¿Lleva la cuenta de los premios?

- Pues la verdad es que no los he contado. He conseguido premios en Candelaria, Letonia, Lituania, Moldavia, Orlando (EE UU)...

- Ha ido a lugares variopintos. ¿Cómo le ha ido?

- De todos los sitios uno se lleva algo. En Moldavia me fue especialmente bien e incluso pude cantar con la Filarmónica de Bielorrusia. Más de ocho violines sonando a la vez... Fue increíble. De todos lados me he ido muy contento. Pero lo mejor es compartir la emoción con los que te están viendo allá donde estés. A veces no me termino de creer que te estén aplaudiendo.

- ¿Cómo ve los nuevos programas de televisión de descubrimiento de talentos?

- Es que hay mucha gente que no lo sabe pero que tiene arte. No todo el mundo sabe barrer. Se puede tener arte barriendo o haciendo una entrevista. Cualquier cosa que se haga con ilusión puede ser interpretado como arte, como el arte mismo de vivir. Eso es una cosa y otra es llegar, para lo que se necesitan muchas otras cosas además de arte. Recientemente tuve la suerte de estar preseleccionado para los Grammy latinos. Mi trabajo estuvo ahí. Y estoy preseleccionado como artista revelación por la Academia de la Música Española. Estar ahí y promocionarse es un aspecto esencial en la carrera de cualquier artista.

- ¿Es tan complicado prosperar en Canarias?

- El problema en Canarias es que sólo hay un gran productor, digámoslo así, y el mercado es pequeño, como el mismo lugar. Pero se puede lograr. Ahí está el fenómeno de Pepe Benavente, que llega mucho a la gente.

- ¿Cómo ve la situación para las personas con discapacidades como la suya?

- Para un ciego de los años 40 era imposible, por ejemplo, leer periódicos como puede hacer cualquier persona con esta minusvalía hoy en día. Es complicado, para qué vamos a negarlo, pero con esfuerzo se consiguen los avances. A lo mejor tardas más, pero lo logras. Tuve una época en la que pensaba que había que hacer mucho más, y en cierta medida es verdad, si bien también es verdad que estamos en un país al que acuden muchos especialistas de todo el mundo para aprender de las medidas que se han llevado a cabo aquí. España es uno de los lugares más avanzados en las políticas para las personas con minusvalías. Y eso hay que valorarlo. Desde 1938, cuando se unificaron las asociaciones de ciegos en la ONCE, la situación ha cambiado mucho y se han logrado grandes avances. Todavía falta concienciación y quitar muchas barreras arquitectónicas, porque cualquiera puede ser mañana ciego o tetrapléjico. La vida es así. Pero hay que verlo desde una perspectiva positiva.

- ¿Cuáles son sus artistas preferidos?

- Me encantan Ricardo Arjona, Gilberto Santa Rosa... A nivel local, no sé. Hay mucha gente buena a la que todavía no se conoce del todo.

- Aparte de la música, ¿cuáles son sus otras sensibilidades?

- Por ejemplo, en cuanto a la política, no me gusta entrar en ella. Por lo demás, estoy siempre oyendo música de todos los tipos. Y, aparte, últimamente me ha dado por la informática. La había dado por olvidada porque con mis teclados y mis secuenciadores me valía. Pero, estoy descubriendo cosas en internet. Entro en los periódicos, ahora que puedo. Luego, trabajo vendiendo cupones, lo cual también me quita tiempo para mí. De todas maneras, me gusta mucho ese contacto con la calle, con la gente. Me lo suelo pasar bien. Tengo pendientes algunas lecturas. Esta mañana me recomendaron leer Dios vino en una Harley. Pero ahora estoy centrado en componer nuevos temas.

- Y ahora, ¿cómo anda la cuestión comercial?

- Estar a las puertas de los Grammy latinos me ha dado una gran satisfacción. Claro, no tuve a nadie que dijera: “Bueno, Ruimán, voy a poner millones para apostar por tu trabajo”. Hay gente que sí cuenta con esas ventajas. Lo bueno es que poco a poco me voy dando a conocer. Hace unos meses tuve el privilegio de cantar con Franco De Vita, aquí en el pabellón Santiago Martín, y hubo latinos que me conocieron allí. Con los latinos noto que tengo una especial afinidad.