El gran debate no ha hecho más que comenzar. Hasta hace unas semanas la única referencia arquitectónica de interés para los grancanarios en el sur de esta isla era el faro de Maspalomas, aquel que marcaba a los primeros bañistas que llegaban hasta el sur geográfico de Gran Canaria el final del camino. Un faro como otro cualquiera, como tantos que hay en el mundo, excepto por su emplazamiento. El resto de edificaciones históricas como el restaurante La Rotonda o el Beach Club, ambas en la playa de San Agustín entre otras tantas, han sido pasto de la pala mecánica o de las remodelaciones más desgraciadas. Poco o casi nada queda de tantas y tantas obras arquitectónicas que han ido marcando los ya 50 años de la historia turística de Maspalomas Costa Canaria. Nunca antes hasta ahora se había levantado el hacha de guerra por defender una de estas obras arquitectónicas turísticas de la isla de Gran Canaria.

El próximo derribo del pionero Hotel Oasis de Maspalomas está demostrando que tras 50 años el sector hotelero requiere profundas decisiones estratégicas. Y digo estratégicas porque no se trata de defender un objeto como si fuera lo único a proteger, sino que esta situación necesita de un debate y una clara definición sobre qué es un bien de interés arquitectónico o cultural en el sector turístico y que no. Y mucho más qué propiedades se deben proteger y cuales se pueden o se deben derribar de inmediato. Tantas veces que hemos oído hablar de "bombardear" Playa del Inglés por la obsolescencia y degradación de algunos barrios o zonas de esta ciudad turística y por más que algunos empresarios y propietarios intentan salir adelante, incluso planteando proyectos novedosos para rentabilizar sus complejos turísticos, las instituciones competentes no hacen más que poner trabas y cortapisas. Recuerdo unos proyectos en la Avenida de Tirajana planteados a través de la ULPGC en los que se eliminaban los locales comerciales de los sótanos (esos a los que hay que bajar por unas escaleras desde la calle) y se trasladaban a los apartamentos de la planta baja del edificio, a ras de calle.

La propuesta recuperaba esos apartamentos cedidos a los locales comerciales construyendo otra planta más sobre el edificio. En estos casos no hay palmeras que tapar, no hay valor histórico en tal edificio, simplemente la razón y la generación de valor para la vía principal de esta urbe vacacional. Ninguno de estos proyectos se ha llevado a cabo. Muchísimas buenas e incluso grandes ideas se plantean, pero la maraña, lentitud y dificultades administrativas terminan por agotar, desanimar y frustrar a los empresarios y comunidades de propietarios.

El Hotel Parque Tropical en Playa del Inglés ¿es bien cultural? El Hotel Rondo con esa preciosa escalera exterior ¿hay que protegerlo? Barbacan, uno de los hoteles de mayor éxito en el mercado holandés a nivel mundial, con esa arquitectura que vence a la gravedad y que hoy quizás nos recordara a tantas obras de Santiago Calatrava ¿tendría que estar protegido? No voy a comparar estas obras arquitectónicas con el Hotel Oasis de Maspalomas, catalogado casi como joya de la arquitectura moderna, pero ¿tendría que haber un mismo rasero para todos, tanto en lo que concierne a derribos, reformas y aumento de capacidades alojativas, como en lo que se refiere a la protección arquitectónica?

En otros lugares del mundo, por ejemplo en algunas zonas de Miami Beach, como South Beach, tras una época de deterioro y decadencia se decidió que la reconversión y relanzamiento de este destino pasaba por mantener la imagen y estilo arquitectónico original, renovando completamente sus instalaciones y concepto turístico. A través de hoteles como el Delano Miami Beach, el Room Mate Waldorf Towers o tantos otros recuperados de los años 30 se ha llevado esta zona turística a la vanguardia y primera línea del turismo mundial.

Y sin ir tan lejos, tenemos el ejemplo de la espectacular renovación del Hotel La Mamounia en Marrakech, donde no solo se respetaron los valores artísticos y arquitectónicos sino que se agregaron las más modernas comodidades e instalaciones hoteleras.

Gran Canaria es una isla conocida mundialmente como destino de tres y cuatro estrellas, que cuenta además con una zona, el Oasis de Maspalomas y alrededores, en la que se encuentran unos pocos hoteles de la categoría superior, uno de los escasos lugares que atraen ese turismo de lujo que tanto anhelamos. Eliminar hoteles de 5 estrellas, como se planteó en un principio la obra del Oasis Maspalomas que iba a ser un cuatro estrellas, hubiese reafirmado que nuestro destino turístico no tiene cualidades para atraer turismo de lujo.

El próximo 13 de diciembre se decidirá en el Parlamento de Canarias si se aprueba el proyecto de Ley de Renovación y Cualificación Turística por el que entre otras medidas solo se autorizarían nuevos proyectos de hoteles siempre que sean de "5 estrellas gran lujo".

Según esto, Canarias apostaría por el turismo de superlujo y no se construirían nuevos hoteles de 3, 4 y 5 estrellas, solo los de Gran Lujo. Si esta es la apuesta estratégica de Canarias, bien vale consolidar en Gran Canaria esta zona, el Oasis de Maspalomas, para seguir atrayendo el turismo más selecto y exigente.

El Hotel Oasis Maspalomas es cierto que es una obra histórica y una de las primeras piedras que se pusieron en el proyecto Maspalomas Costa Canaria que hoy sigue vivo. Pero, ¿sabemos exactamente cuánto queda de aquel emblemático hotel? ¿Sabemos si las "obras de arte" que tan valioso lo han hecho en libros y textos siguen ahí? A lo largo de los años todos los edificios van sufriendo transformaciones incluso sin control y este hotel no se ha salvado de ello. ¿Cómo se puede exigir ahora, justo cuando la pala está a punto de derribar este mítico hotel, que no solo lo protejamos, sino que además se recuperen las obras de arte que hace decenios formaban parte de este inmueble? ¿No era también una joya turística el Parador Nacional de Tejeda? ¿No contaba con muebles y obras de nuestro referente artístico Néstor Martín Fernández de la Torre? ¿Dónde están los defensores de lo nuestro que permitieron que todo este patrimonio canario desapareciera y se esparciera por diferentes paradores de toda España?

La empresa RIU, directamente a través de su consejera delegada, Carmen Riu, ha asegurado que este proyecto mejorará la calidad del entorno del Oasis de Maspalomas. Además tras 28 años, extiende su compromiso y vínculo con Canarias y promete inversiones y reformas en seis hoteles más en nuestro Archipiélago.

Todo eso son grandes noticias para nuestra economía y para nuestros principales sectores económicos, el turismo y la construcción, pero ¿qué ha impedido hasta ahora que RIU exponga el proyecto definitivo del nuevo hotel del Oasis en el que se supone que se respetan sus valiosas zonas verdes y el entorno? ¿No sería más sencillo mostrar públicamente ese proyecto que afirman tanto valor va a aportar a Maspalomas y así callar con esta exposición a todos los que rechazan lo nuevo en defensa de lo antiguo?