"A los ojos de cualquier observador, los cuatro hoteles existentes en el conjunto -incluido el Hotel Ifa Faro, el Centro Comercial Oasis, el Senador, las viviendas y apartamentos- no debieron nunca construirse, pero si se construyeron fue porque la sensibilidad ambiental en los años 60 y 70 no eran tan exigente como la actual". Esta consideración realizada por la propiedad del Hotel Ifa en el trámite de audiencia del expediente sobre el oasis de Maspalomas resume la clave del debate abierto en torno a este enclave turístico: una sociedad poco madura medioambientalmente que admite ocupaciones intensivas en sus mejores espacios naturales.

Cincuenta años después, el gobierno de la isla en la que se ubica la riqueza natural del conjunto dunar de Maspalomas elabora una propuesta que limita y condiciona cualquier actuación en este entorno. Una iniciativa sin precedentes en Canarias y mucho más efectiva que las numerosas normas y declaraciones ambientales con las que ha tratado de protegerse, sin demasiado éxito, el enclave hasta ahora: Área de Sensibilidad Ecológica (ASE), Reserva Natural Especial... Por ello produjo tanto impacto la decisión que, hace ya casi un año, tomó el Cabildo de Gran Canaria de calificar al oasis y al palmeral de Maspalomas como un Bien de Interés Cultural.

El próximo mes de mayo concluye el plazo máximo que tiene la corporación insular para elevar el expediente al Gobierno de Canarias, que es la institución que tiene la competencia final de declarar el BIC. De ahí que estas semanas el Cabildo ultime la propuesta, impregnada del mismo espíritu con que realizó aquella declaración: "Ha triunfado el paisaje, pero su defensa es compatible con el desarrollo de la actividad turística", resumieron los consejeros Carlos Sánchez y Larry Álvarez al presentarla junto al presidente insular.

La Caja de Pandora

La decisión de José Miguel Bravo de Laguna provocó una primera reacción unánime entre los defensores y detractores del BIC: sorpresa. A nadie se escapaba entonces el nivel de presión que los intereses encontrados venían ejerciendo sobre las instituciones públicas, desde el Ayuntamiento de San Bartolomé hasta el propio Ministerio de Industria, Energía y Turismo, que para rizar el rizo dirigía, y dirige, el líder político del partido de Bravo de Laguna en Canarias. "Con un nivel de paro del 35%, no parece que las islas estén en condiciones de paralizar las inversiones", se lamentó José Manuel Soria. Por su parte, la corporación municipal había dado incluso licencia a RIU para demoler el Hotel Oasis antes de que se pronunciara el Cabildo, para no enemistarse con uno de sus históricos y principales inversores, además de socio del primer turoperador del destino como es TUI.

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