El sector turístico es uno en los que más ha impactado la transformación digital. La combinación de nuevas herramientas junto a un cliente empoderado ha revolucionado este sector, motor económico de muchas de las regiones de España, para cambiar en pocos años su funcionamiento.

La tecnología es responsable de la evolución del sector, ya que ha dado lugar a multitud de herramientas que posibilitan funciones antes eran impensables sin una agencia de viajes. Estas herramientas, además, son cada vez más populares y usables convirtiendo su uso en muy sencillo tanto para reservar hospedaje como vuelos.

Pero la incidencia de la tecnología ha ido mucho más allá, la siguiente evolución ha sido la creación de plataformas en las que compartir los recursos basadas en la economía colaborativa que han modificado el concepto de viajar, como pueden ser Airbnb o BlaBlaCar.

Todo ello da lugar a cliente empoderado, capaz de gestionar los servicios turísticos que demanda sin necesidad de terceros. Este usuario se ha convertido en ávido usuario de estas herramientas y sus funcionalidades más populares, que además son el lugar donde vierten sus opiniones sobre los servicios recibidos. La puntuación de cada establecimiento tanto en plataformas como en redes sociales puede encumbrar o destrozar negocios y los usuarios son conscientes de ello, por lo que las opiniones se han convertido en un arma muy fiable de recomendación.

Los clientes, por primera vez, pueden contar con un gran volumen de información fácilmente accesible con las principales características que antes tenían que conseguir a través de un tercero. Con todo ello, se les permite obtener comparativas a tiempo real, variaciones de presupuesto y comunidades activas donde el turista ya es un agente profesionalizado para contratar sus vacaciones.

En este entorno, en el que la demanda está plenamente digitalizada, es la oferta quien debe adaptarse, ya que la pérdida de competitividad supondrá una desvinculación en el mercado. Para adaptarse a este entorno cambiante en el que la tecnología, la flexibilidad y el usuario son cruciales, los proveedores turísticos tienen que renovarse. La formación, en este sentido, resulta fundamental para adaptarse con rapidez al mercado y dirigir de forma profesional sus empresas.