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Setién pone los cimientos

La nueva era comienza con revolución en el once con Tana, Vicente y El Zhar de estreno

Con cuatro defensas y sin un pivote de perfil defensivo la UD Las Palmas dejó seco al Villarreal. Equilibrio con jugones. Es el sello de Quique Setién, que en su estreno presentó a un equipo de vocación ofensiva, con la posesión de balón como estandarte pero también muy riguroso a nivel táctico. Nada que ver con la imagen mostrada en Getafe, donde la UD fue un coladero, encajó dos goles en los primeros diez minutos y pecó de inocente en ataque. Ayer, el conjunto insular, con un dibujo parecido pero mucho más ordenado, no permitió al Villarreal rematar entre palos.

Si la fiera castellonense se convirtió en un tímido gato fue gracias a la solidaridad de los jugadores. Quique Setién sabe hacia dónde va, quiere hacer de la UD a un Lugo de Primera División, un conjunto descarado y con el dominio de la pelota como rasgo distintivo, pero para eso primero tocaba frenar la sangría atrás.

Antes de darle color a su obra era necesario poner los cimientos. Y su solución, lejos de acumular hombres de un perfil defensivo, fue la de exigir a los atacantes que curraran. Así, dejó fuera por decisión técnica a un ya recuperado Hernán y dio bola a Roque y Vicente Gómez en el doble pivote. Con ellos y una línea de mediapuntas entregada la UD se defendió con el balón, y cuando lo perdió mantuvo la compostura a base de orden.

Roque, jefe de operaciones

Allí estaban El Zhar, un Jonathan Viera que ayudó al lateral más que otras veces, lo que le hizo perder algo de brillo, y un Tana que es el rostro de la revolución. Durante la semana Quique Setién alucinó con la calidad del de San Cristóbal y no dudó en darle galones pese a que no había ido convocado ni una vez esta temporada. Y su respuesta fue magnífica. Llevó el peso del ataque junto a Roque y Jonathan Viera, recibió seis de las catorce faltas que cometió el Villarreal y desequilibró entre líneas.

Tana y Viera eran el segundo escalón camino de la portería de Areola. Debajo, entre Vicente Gómez y Roque Mesa se combinaban para sacar el balón desde atrás. En esa tarea el teldense fue el jefe del encuentro recordando a sus exhibiciones en el doble pivote en Segunda B con el filial. Es el cerebro de Setién.

Poco vuelo de Simón y Garrido

Así, optó la UD por una versión académica para empezar y le faltó desborde. Tanto se centró en dejar la portería a cero y no perder balones en zonas de peligro, y tanto le condicionó el césped a la hora de dar velocidad a sus ataques que apenas llegó al área rival.

No hubo profundidad en la UD. Nabil El Zhar fue quien más rompió por las bandas y su presencia cortó las alas a David Simón, que detrás de un extremo puro por primera vez en la temporada tuvo menos protagonismo ofensivo. Tampoco se hizo notar en ataque Garrido, que desbancó a Dani Castellano por segunda jornada seguida. El vasco, en cambio, venció a Nahuel en su duelo individual mientras Simón dejó jugar a Castillejo.

Son los cimientos de Quique Setién, un 4-2-3-1 que empezó con una gran seriedad defensiva como novedad y una vocación ofensiva por perfeccionar. La nueva era comienza con ilusión.

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