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Vicente sale de las tinieblas

La aparición del isleño, junto a un imperial Roque, sepulta la filosofía del 'Submarino'

Príncipes para el despertar y más munición para el debate de la creación. Vicente, Tana y El Zhar estrenaron ayer su condición de titulares en una aparición bendita. Arropados por un Roque mayúsculo, el cambio de régimen táctico se gestó en la parcela central para dejar fotogramas para el renacer. La UD abandona la UVI con un punto revitalizador.

Fue la revolución de los poetas amarillos en la sala de máquinas. Del pánico a la ilusión a las puertas del Santiago Bernabéu. Nueva era con premisas de acero. Vicente Gómez y Roque Mesa aparecieron en la batalla de la urgencia como profetas del rigor en la medular. Salvadores al filo del abismo.

El despido de Paco Herrera -hace solo siete días- marca la nueva hoja de ruta. Es el punto de partida para comprender los roles. De proscritos a protagonistas. El viaje de activos de lujo como Vicente Gómez, que contó con la compañía de un pletórico Roque Mesa, hacia el estrellato.

El teldense completó su mejor partido de amarillo, con una exhibición de poder en labores de dirección y control. Adora la responsabilidad. En el primer día de Setién en el campo de batalla, el cántabro, en su misiva por hundir el Submarino Amarillo de Marcelino y convencer a la grada, en un plazo récord, cumplió con lo esencial. Corto y al pie. Transiciones rápidas, con una pareja inédita en la toma de decisiones para generar electricidad. El sello Vicente- Roque gana enteros para el futuro tras un estreno poderoso ante un enemigo arrollado y sin ideas.

Descarga eléctrica

La apuesta funcionó y enciende el debate -Wakaso y Culio fueron baja por sanción y ya estarán listos ante el Madrid-. Los isleños ilustran y personifican el nuevo orden: elegancia y presión infernal ante uno de los ogros de la Liga. Vicente había perdido la fe. Respiraba en las catacumbas, silenciado el latir por Wakaso, Culio o Hernán. Lucía un rol residual con Herrera (36') pero resucitó.

Aportó criterio y siempre se ofreció. Recuperó su estirpe de delineante exquisito con 72 minutos convincentes. Era su primera titularidad y tuvo que esperar a la novena jornada para aceptar el desafío. Cabe reseñar que la última ocasión que saltó al césped de inicio fue el 7 de junio ante el Alavés. Cuatro meses después -una lesión muscular le dejó 'ko' en el playoff-, en una prueba muy exigente ante Dos Santos y Soriano, se reivindicó. Y se llevó el calor del Gran Canaria. Ovación a un actor fundamental, que ante el Barça y Getafe fue descartado por Paco Herrera.

La revolución Setién se fundamenta en el toque y en el instinto asesino. El juego se inicia desde la defensa, con el balón al pie. Solo se recurre al pelotazo como fórmula de emergencia -Varas se la jugó con regates imposibles en su área ante Bakambu o Denis Suárez-.

Con Tana como elemento exótico -no jugaba de inicio desde el 25 de mayo del 2014 ante el Recre, el día del despido de Lobera-, la UD se hizo con el control absoluto de la pelota. La presencia del extremo del barrio pesquero de San Cristóbal fue la primera decisión de riesgo. Y una declaración absoluta de intenciones. El canterano, cerca de renovar con la UD, tuvo descaro y no acusó la inactividad.

La segunda, prescindir de Dani Castellano (586 minutos, solo fue baja ante el Getafe por molestias) y apostar por Garrido. El jugador vasco se ha hecho con el control de la demarcación de lateral zurdo, tras llegar en agosto como un recambio de pedigrí -ha militado en el Norwich City, Manchester City, Lazio o la Real Sociedad-.

Pero hay más, a la irrupción de Vicente, Tana y Garrido en el once inicial, hay que añadir la consolidación de El Zhar. Y eso que Setién anunció en sala de prensa que no habría movimientos bruscos, escapando del término revolución. La imagen del banquillo era ilustrativa: el núcleo duro al completo. David García, Valerón y Nauzet fueron suplentes, junto a Momo, que regresaba a una lista tras siete jornadas en la grada. La presencia del alfil de Las Torres en el banquillo confirma la quinta novedad.

Dinamismo, personalidad

Herrera naufragó en su búsqueda de una pareja de mediocentros sólida en su aventura de ocho jornadas en la liga de las estrellas. En la primera jornada, ante el Atlético de Madrid en el Calderón, apostó por Javi Castellano y Hernán -la fórmula clásica- pero la grave lesión del gemelo dinamitó el plan 'a'.

En la segunda, tercera y cuarta jornada, Hernán y Culio fueron los elegidos para dirigir el tráfico. La victoria ante el Sevilla, en la quinta jornada, significó la bendición para Wakaso, que se sumó a a la lista de candidatos. En el Camp Nou: Hernán, Wakaso y Roque Mesa se alternaron en la sala de máquinas en una exhibición de magia que terminó en derrota por la mínima.

Ante el Eibar: el ghanés y Culio. La misma fórmula diabólica que lució la UD ante el Getafe y que fue una guillotina para Herrera. Pero la ausencia de los pivotes amarillos -el argentino contabiliza 431' por los 214' del marroquí-. Es la gran paradoja de Setién en su debut con la galaxia, las sancionados se convirtieron en sus mejores aliados.

El punto se fundamenta en esa puesta en escena. Setién agitó su pizarra mágica y fabricó el tándem Vicente-Roque. Una jugada maestra, que dejó sobre el maltrecho césped del Gran Canaria la versión imperial del teldense y un inicio para la ilusión del marqués de Schamann.

Marcelino se vio superado. Dos Santos y Soriano se plegaron a la predisposición combativa del cuadro isleño. Pero la UD careció de bagaje ofensivo. Encadenan 273 minutos sin ver portería. El último tanto fue de Viera en el Campo Nou. Vuelve el juego de seda, se enciende el debate y falta pólvora. Más deberes para el reformista Setién.

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