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La transición sigue su rumbo

Vicente Gómez ocupó el puesto de pivote defensivo por primera vez en la temporada

Vicente Gómez controla el balón ante la mirada de Cristiano Ronaldo en el Santiago Bernabéu. JOSÉ CARLOS GUERRA

La transición que Quique Setién pilota en la UD Las Palmas para pasar de la dictadura del músculo, la contención y el trabajo a la democracia del balón, el buen juego y la idea del fútbol meloso por encima de todo, tuvo su continuidad en el Santiago Bernabéu. Un cambio de régimen que mantiene una idea indiscutible, pero que cuenta con varias disposiciones tácticas según los agentes externos que condicionen el partido.

Con la filosofía del balón como impulsor del ritmo del equipo, Setién colocó un pivote con dos volantes en casa del Real Madrid. Un movimiento en busca de proporcionar equilibrio y control en el centro del campo. Ante el Villarreal, la UD Las Palmas salió al campo con un doble pivote formado por Vicente y Roque.

Este centro del campo con un pivote y dos volantes no es una gran novedad en la UD Las Palmas de esta temporada. Paco Herrera, por norma general, utilizó este sistema para apuntalar la medular desde sus inicios en el club. Incluso esta temporada, su caparazón en el medio estaba formado por tres hombres juntos para dominar el terreno de juego. La gran diferencia está en los inquilinos de esos puestos. Con Wakaso en Gran Canaria por decisión técnica, Setién apostó por Vicente Gómez para ocupar el puesto de pivote defensivo. Algo totalmente impensable hace unas semanas. Fue el gran golpe de una alineación donde otro clásico del once, el argentino Emmanuel Culio -que volvía tras su expulsión en Getafe- también se quedó en el banquillo en los planes de Setién.

Desde la lesión de Javi Castellano en el Calderón, Hernán Santana había sido el futbolista más utilizado para ocupar esa posición. El de Zárate recuperó su sitio en el once en detrimento de Tana, que se quedó en la banda. De esta forma Hernán junto a Roque Mesa se posicionaron en torno a Vicente para intentar cerrar el dominio del Real Madrid.

Aprobado

Esta nueva disposición de Vicente en el terreno de juego mostró varios detalles que aprueban una posible continuidad en este rol. Fue capaz de otorgar cierta salida del balón siempre que un rival tan exigente como el Real Madrid lo permitía. Su zona de influencia siempre estuvo por delante de la línea de cuatro defensas amarillos, al más puro estilo de un seis. Consiguió completar 85 pases con éxito en el Santiago Bernabéu, muchos de ellos básicos para otorgar cierta movilidad al equipo amarillo antes de encontrarse con la defensa merengue. Quizá de lo más destacable son las dos únicas pérdidas de balón que cometió en el partido.

Su comportamiento en esta posición, que implica un mayor rendimiento defensivo, también fue notable. Consiguió ser el futbolista de la UD Las Palmas que más balones recuperó con un total de diez intervenciones. Un número mayor que las pelotas interceptadas por parte de Roque y Hernán -jugó hasta el minuto 64 de juego-. Entre los otros dos centrocampistas capturaron siete balones que eran posesión del Real Madrid de Rafa Benítez.

Por otro lado, el futbolista de Schamann consiguió escaparse alguna que otra ocasión haciendo uso de su gran cabalgada hasta el área rival, la zona donde según sus propias palabras, siempre se ha sentido más cómodo en el campo.

Un trivote para intentar sobar el balón sin perder la compostura. Es la receta de Setién ante los grandes escenarios de la competición y contra rivales de entereza. Ahora queda por ver si volverá a situar un doble pivote con un mediapunta con cierta libertad por delante o mantendrá este nuevo dibujo.

En cualquier caso, la transición amarilla sigue en marcha y tiene nuevos protagonistas en ella.

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