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UD Las Palmas El fichaje del verano

¿Ángel o demonio?

Un golazo ante al FC Barcelona y un Mundial para recordar marcan su mejor época

¿Ángel o demonio?

Kevin Prince Boateng es conocido por su fuerte carácter, el cual le ha acompañado a lo largo de toda su trayectoria deportiva. Este carácter algo tiene que ver con el barrio en el que se crió, Wededing, rodeado de un ambiente que él mismo definía de la siguiente manera, "sólo puedes ser traficante de drogas o futbolista", motivo por el que se le llegó a conocer como El Chico del Gueto. Su hermano, al contrario, nació y se crió en el barrio de Wilmersdorf, una localidad de inmigrantes de la capital alemana pero con aire aristocrático. Por lo que además de la sangre de su padre que corre por las venas de ambos, lo otro que los une es que desapareció al poco de nacer ellos.

Su carrera comenzó en el Hertha Berlín. El equipo más importante del fútbol base de la capital germana unió a los dos hermanos, que habían demostrado que tenían condiciones para jugar al fútbol. En esta etapa fueron llamados por las categorías inferiores de la selección alemana, pero fue al llegar a la sub-21 cuando se pusieron de manifiesto las enormes diferencias educacionales de ambos.

Kevin Prince fue expulsado de la selección por sus numerosos actos de indisciplina. Las noches de fiestas y las llegadas a deshoras además de un enfrentamiento con el seleccionador Sub-21, Dieter Eilts, fueron el motivo. Aquí decidió hacer uso de su doble nacionalidad y tras la aprobación de la FIFA se unió a la selección ghanesa. Lo que él no sabía es que a la postre un episodio sobre el terreno de juego le haría convertirse en uno de los jugadores más odiado en Alemania.

En 2007 fichó por el Tottenham, con quien se proclamó campeón de Copa. Con la llegada de Juande Ramos, fue expulsado del equipo y recaló con los reservas. Posteriormente, puso rumbo al Borussia de Dortmund, y a las órdenes de Klopp, no logró explotar como futbolista, pero lo califica como "el mejor entrenador". Con su regreso a la Premier y el fichaje por el Portsmouth, llegó su capítulo más polémico y sonado.

Fue en la final de la FA Cup que disputó ante el Chelsea, cuando se ganó el odio alemán, un país que en sus propias palabras "nunca volvería a pisar", para años después acabar recalando en el Schalke 04. Corría el minuto 54 de partido y tras varios piques con Michel Ballack, cometió una dura entrada sobre él, que le provocó una rotura de los ligamentos internos del tobillo derecho y le impidió participar en el Mundial. Todo el país y su propio hermano Jerome fueron muy críticos con la acción, hasta el punto de que aquí acabó su relación.

Cuentan con la misma clase futbolística, pero que son como el agua y el aceite es una realidad. Un distanciamiento que reveló Jérôme, "me dijo que le había fallado. Que no quería saber nada de mí y que cada uno tenía su familia. Eso fue demasiado. No tengo ninguna relación con él". Mientras que Kevin Prince se defendía señalando "no fue mi intención lesionarlo".

Odiado por un país, el morbo estaba servido en el Mundial de Sudáfrica cuando se enfrentaron ambas selecciones y los hermanos Boateng midieron fuerzas en el terreno de juego. Las dos selecciones pasaron la fase de grupos y cayeron en las semifinales. A lo largo de la competición el mayor de los Boateng, cuajó un buen campeonato, que le sirvió para que el Milán se hiciera con sus servicios. En su nuevo equipo demostró sus condiciones futbolísticas aunque el gran lastre siempre fue su facilidad para despistarse con lo extrafutbolistico.

En el Milán, su mejor fútbol

Lo que siempre guardarán en la memoria los aficionados del Milán y todos los futboleros fue su golazo ante el FC Barcelona en la fase de grupos de la Champions. El internacional ghanés realizó un control espectacular, con un taconazo entre sus piernas rompió la cadera de Abidal, se acomodó el balón y disparó con la diestra para batir a Víctor Valdés. Una delicatessen futbolística difícil de olvidar.

Pero en Milán no se aburrían con él, con la conquista del scudetto Kevin-Prince no tuvo reparos para emular a Michael Jackson. El centrocampista no dudó en subirse al escenario, vestirse como el rey del pop y ponerse a imitar sus movimientos mientras bailaba al son del mítico Billie Jean.

Junto a éste, uno de los episodios más recordados dentro de su etapa en el Milán, será las declaraciones de su actual esposa, Melissa Satta, tras su lesión muscular ante el Inter de Milán, "son debidas a que tenemos sexo entre siete y diez veces a la semana". De hecho, uno de los grandes hándicaps en su carrera más allá de su carácter han sido sus continuas lesiones. Tras alzarse con el scudetto y la Supercopa Italiana, puso rumbo al Schalke 04 en busca de nuevos retos después de dos años intermitentes.

Fue en 2014, con el Mundial, cuando su agrio carácter ya no suplía sus genialidades futbolísticas. Así fue como el seleccionador ghanés, Kwasi Appiah, decidió apartarlo después de una fuerte discusión. En su regreso a Alemania con más de 25 partidos y sin anotar un solo gol, el club decidió despedirlo inmediatamente. Desde el club lo acusaron de que "sólo se preocupa de sí mismo" y que además le faltaba "energía positiva", que era lo que necesitaba el equipo ante la delicada situación en la que estaban. En esta época tuvo lugar otro controvertido incidente en el que unas fotos del diario Bild, mostraban al jugador en el control antidoping fumándose un cigarrillo y bebiendo cerveza.

El Milán le abrió la puerta para que regresara a casa. En el club rossonero esperaban que cumpliera con el nivel que dio en su etapa anterior, pero tan sólo disputó 7 partidos y anotó un gol.

Una carrera de luces y sombras, en la que en ocasiones el internacional ghanés llamó más la atención fuera del campo que dentro. Un jugador que tiene tanta calidad como carácter y del que todavía se espera más, sobre todo ahora, en su séptimo equipo. Debe demostrar su valía en la UD Las Palmas.

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