La Provincia - Diario de Las Palmas

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Un viaje por los refuerzos en la última década

Los fichajes de la era Ramírez

Márquez y Pindado fueron los primeros refuerzos del presidente -Boateng y Valerón, los más mediáticos

Marcos Márquez el día de su presentación en el Estadio de Gran Canaria. ANDRÉS CRUZ

El inconformismo es lo que domina al ser humano, así que siempre se quiere más y en un aspecto que siempre se pide en el mundo del fútbol es en los fichajes. Los aficionados quieren muchos y muy buenos, da igual el precio. El entrenador busca en el mercado lo que le falta e insiste lo que haga falta. Todo esto llega a las direcciones deportivas y aquí es donde está el quebradero de cabeza. Si nos centramos en la Unión Deportiva Las Palmas y, concretamente, en la época en la que ha sido presidida por Miguel Ángel Ramírez, observamos como el patrón ha ido cambiando. Se pasó de hacer un equipo cada verano a confiar en la cantera. Se cambió a Ángel Pindado por Kevin Prince Boateng y se apostó por el regreso de contrastados jugadores canarios.

Temporada 2005/2006

Nos situamos en el punto de partida, en el verano de 2005, cuando la UD Las Palmas, estaba en Segunda División B. Inmersa en el concurso de acreedores, el ascenso del conjunto amarillo a Segunda División es vital. Su nuevo presidente se puso a trabajar en ello, y en la memoria de los aficionados quedan algunos nombres grabados como el de Ángel Pindado. El arquero se convirtió en una de las piezas angulares del club. Junto a él, Marcos Márquez. El delantero amarillo siempre será recordado en la Isla. La dupla Alemán-Márquez, llevó a base de golazos al equipo a Segunda División, y para siempre quedará el gol de Anoeta.

En esa plantilla también había otros nombres míticos que marcaron una época en el club, como Siro Darino o Alberto Monteagudo. Otros como Curro y sus rizos tuvieron un paso más fugaz, al igual que Fredi o Jorge Cabeza. Una temporada larga que culminó con un ascenso tan sufrido como celebrado.

En el regreso a la División de Plata la Unión Deportiva Las Palmas, la dirección deportiva mezcló a los pesos pesados del equipo junto a nuevos fichajes tan numerosos como variados. Unos fracasaron, otros se ganaron el cariño de la afición, pero ninguno logró la gloria de la Primera División. En la memoria de todos, siempre quedará Roberto Trashorras, un jugador que llegó del paro y que disipó todas las dudas sobre el terreno de juego con su clase, su calidad y ese pase al hueco siempre acertado. Otros como Xabi Castillo, vinieron a foguearse en Segunda, para a la postre acabar regresando.

Entre los fichajes de esta época encontramos a Nacho González que regresó a la que había sido su casa. Mientras, con grandes expectativas llegó Goran Maric, y en los nueve partidos que disputó no demostró lo que los informes decían acerca de él. Y pocos serán los que se acuerden de Alberoni o Igor. Ese año por los despachos a firmar su nuevo contrato con el club también pasó Nacho Casanova. Fue una temporada en la que los fichajes no dieron el rendimiento esperado. Un año con altos y bajos, en la que escaparon de la quema final del descenso.

Temporada 2007/2008

Ésta debía convertirse en la temporada de la confirmación en Segunda y así fue. El equipo se reforzó con jugadores desconocidos que a la postre darían buenos resultados como es el caso de Adrián Colunga. También cumplieron con creces Samuel y Christian Fernández, que llegaron cedidos. Y este último quedará para siempre en la historia con la celebración de su gol emulando a Chiquilicuatre. Esta temporada también fue la del fichaje de Fukuda, el primer japonés en la historia en vestir la camiseta amarilla. Sin hacer tanto ruido, pero cumpliendo en el terreno de juego, tenemos al lateral Juanpa o López Ramos.

La continuidad fue la tónica el siguiente año. Jugadores como Samuel ampliaron su cesión y llegó Saúl Berjón, el primo de Colunga. Dos jugadores que vinieron del Pájara Playas de Jandía y que ofrecieron un gran rendimiento. En la lista de fichajes de esa temporada hay uno marcado en rojo, que ha dado grandes beneficios al club: Salomón Rondón. Esa temporada fue la del regreso a casa de Jorge Larena, con sus goles de falta, y la de Javi Martel, quien no llegó a redebutar. A esto se le sumó la solidez de Miguel García en el centro del campo y la velocidad de Pablo Sánchez, entre otros.

Llegó 2009 y con él otro verano y otros diez fichajes para intentar ilusionar a una afición crítica con su equipo. Se recurrió a las que habían sido grandes figuras del conjunto amarillo. Guayre, uno de los hijos pródigos, regresó a casa, junto a él emprendieron el camino de vuelta Pedro Vega, Adrián Pollo y Josico. Éstas no eran las únicas caras conocidas para la afición. El capitán del barco, Sergio Kresic, el precursor del último ascenso, volvía con el objetivo de devolver al club a Primera División.

Junto a ellos llegaron jugadores como Lamas y Diego León. Mientras que Assmann llamó más la atención por su físico y su compañía que por las actuaciones en el campo. Álvaro Cejudo, que se ganó el cariño de la afición con su desborde y sus goles, será siempre recordado en las gradas del Gran Canaria. Y finalmente, hubo jugadores que vinieron para quedarse siempre, como Pignol, que tras retirarse del fútbol se instaló en la Isla.

Apuesta por la Cantera

El equipo no cuajó y Kresic fue destituido. Su sucesor fue Paco Jémez y con él tuvo lugar el regreso a los orígenes de algunos de los que habían hecho grande al club, los de la cantera. La revolución llegó y los fichajes estaban en casa. El club confió en la gente de la casa y al primer equipo llegaron los platanitos: los Viera, Vitolo, Vicente Gómez, Aythami Álvarez y Juanpe.

Su juventud se mezcló con la experiencia y la sabiduría de los que más años llevaban en el equipo, además de los fichajes de jugadores como Barbosa, Quiroga, Lequi o Carril. En los primeros partidos se dio la combinación perfecta entre ellos y el equipo comenzó la Liga rindiendo a un gran nivel y situándose en los puestos altos de la clasificación.

Hasta que llegó la declive que acabó con Jémez en la calle y Juan Manuel Rodríguez tomando las riendas del equipo.

En la temporada 2011/2012, el equipo continúo con la línea de la temporada anterior y prosiguió el retorno de jugadores que habían sido formados en la base, como el caso de los gemelos Dani y Javi Castellano, jugadores que han dado un grandísimo rendimiento pero que en su regreso a casa no fueron ni presentados.

Junto a ellos también volvió Momo y aquí se empezó a cimentar la base del equipo actual. Aquella temporada también hubo un fichaje mediático como el de Javier Portillo. El jugador que había militado en el Real Madrid, en la Fiorentina y jugado en la Liga de Bélgica, recaló libre en el club amarillo, pero no llegó a dar el rendimiento que se esperaba. Con él vinieron Juan Guerra, Enrique Corrales y Laguardia. Una temporada en la que la tranquilidad fue la tónica y se finalizó en la novena posición.

Etapa de Sergio Lobera

Un nuevo entrenador y una nueva filosofía llegaron a la UD Las Palmas en el verano de 2012. Ese año se contrató a Sergio Lobera y con él el juego de toque y la filosofía de la masía. También regresó a casa uno de los héroes del ascenso a Segunda, Nauzet Alemán, con el claro objetivo de retornar a Primera.

Junto al de Las Mesas llegaron refuerzos de la talla de Murillo y Deivid, que rindieron a un gran nivel. En ataque, Chrisantus y Thievy hicieron las delicias de los aficionados y junto a ellos Atouba. El equipo tenía problema de gol, se generaban ocasiones pero no se materializaban y para suplir esas carencias está el mercado invernal.

El conjunto amarillo acudió a él y fichó a Andy Pando, quien sumó un total de 99 minutos sobre el terreno de juego. La filosofía encajaba con el estilo de juego canario y pese al incierto comienzo finalizaron la liga en sexta posición dándole derecho a jugar los playoff. El primer objetivo de la temporada se había logrado pero el ascenso se resistió.

Tras quedarse con la miel en los labios, la temporada siguiente el objetivo estaba claro: ascender. El regreso de jugadores canarios a casa continuó. El más importante de todos fue el del Mago de Arguineguín. Juan Carlos Valerón se volvió a enfundar la amarilla para devolver al equipo de sus amores a Primera División y poner en pie al Estadio de Gran Canaria. Junto a él volvieron Aythami Artiles y Ángel, dos de los grandes baluartes del equipo en su etapa anterior.

Jugadores como Máyor, Spas Delev, Galán o Aranda, vinieron a reforzar al equipo aportando su experiencia. Apoño y Masoud llegaron sobre la bocina y Xabi Castillo, regresó para subir la banda del Estadio de Gran Canaria.

Un equipo y el ascenso marcado como meta al final del camino. Pese a la destitución del técnico cuando el playoff se tambaleó, pero pese a las circunstancias el equipo se plantó en la final de los playoffs. Aquí llegó el episodio más negro de la historia más reciente del club amarillo, esa invasión de campo y ese gol del Córdoba en el minuto 93, que hizo que la mitad de los jugadores se fueran por donde habían venido.

El año del ascenso se confió en un míster con experiencia como Paco Herrera, junto a él venía alguien que conocía muy bien la casa, Ángel Rodríguez. Ellos confiaron en la gente de la base que a la postre se convertirían en los mejores fichajes como Roque Mesa o David Simón. Junto a ellos volvieron al vestuario amarillo jugadores como Jonathan Viera y Christian Fernández. Se apostó por la juventud de Araujo, cuyo gol daría el ascenso, y Marcelo Silva, mezclado con la experiencia de Culio. Y una vez más se recurriría al mercado invernal en busca de los goles de Ortuño.

En el retorno a Primera División, trece años después, la base del equipo estaba hecha. Y se apostó por la juventud de Bigas para el centro de la defensa y la experiencia de Varas, debajo de los palos. Otros jugadores, como Alcaraz, tuvieron un paso efímero desde la titularidad a irse por la puerta de atrás. Y después se recurrió a jugadores cumplidores y con experiencia como Garrido, que casualmente lo hizo mejor en la que no era su posición natural, El Zhar, y Willian José, quien recogió el testigo de goleador de Sergio Araujo.

Con un nuevo técnico y una nueva filosofía se sacó el máximo rendimiento a jugadores como Tana y Viera, gente de la casa, y en el mercado de invierno se apostó por la sobriedad de Montoro, y la juventud de Lemos, pensando en el futuro cercano.

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