La Provincia - Diario de Las Palmas

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Resumen del 2016 (primer trimestre: de enero a marzo)

Depresión y despegue

La UD Las Palmas comenzó 2016 con muchos problemas y tocó fondo en Vallecas

Así celebró la UD la victoria en Eibar, el resultado que cambió la dinámica. LP/DLP

Un prodigioso partido en San Mamés, dos eliminatorias vibrantes de Copa del Rey, la depresión en los campos del Levante y Rayo Vallecano, la dramática lesión de Vicente Gómez, los fichajes de Mauricio Lemos y Ángel Montoro, la visita de los tres grandes al renovado Estadio de Gran Canaria, la bendita aparición de Willian José, el caso Chester y la resurrección con cuatro victorias en cinco jornadas. El primer trimestre del 2016 dio para mucho en la UD Las Palmas. Tanto que en esos meses se cocinó el año histórico del equipo insular.

En pleno proceso de adaptación al estilo de Quique Setién, el conjunto amarillo empezó el 2016 en busca de la regularidad. Y la encontró tras unos meses agitados, los peores en la etapa del cántabro en el banquillo. Tocó fondo con dos partidos desastrosos en los campos de Levante y Rayo Vallecano, cuando unas declaraciones del capitán Aythami Artiles cuestionaron el estilo y sembraron las dudas. Dos derrotas posteriores frente a Sevilla y Barcelona, a pesar de una buena imagen, labraron el terreno para la victoria que supuso el punto de inflexión. En Eibar despegó la UD Las Palmas con un gol de cabeza de Bigas y una resistencia de raza bajo la lluvia del País Vasco. Fue el trimestre de la depresión y el despegue.

El equipo amarillo volvió a ver el pozo después de acabar el 2015 con una sonrisa. En diciembre había despertado tras eliminar a la Real Sociedad en Copa del Rey y, sobre todo, superar en casa y en Liga a Betis y Granada. Convencía el estilo de Quique Setién tras la destitución de Paco Herrera. Salió la UD del descenso y el inicio del 2016 se presentaba ilusionante. Pero la adaptación al estilo del técnico cántabro no iba a resultar tan fácil. Y menos aún con un calendario tan apretado.

Nueve partidos en enero

San Mamés era el cuarto templo que visitaba la UD en la primera vuelta. Había dado la cara en el Vicente Calderón, en el Camp Nou y en el Santiago Bernabéu, pero siempre regresó a la Isla con una derrota. Y en Bilbao se quitó la espina con un empate que supo a gloria. Los goles de Vicente Gómez y Tana en el tramo final de encuentro validaron la buena actuación del equipo.

Por entonces Setién alineaba un 4-2-3-1 en el que Vicente Gómez y Roque Mesa formaban el doble pivote, Tana jugaba en la mediapunta, Jonathan Viera se movía por la izquierda mientras que El Zhar, Momo, Wakaso y Nili se combinaban para completar la línea de mediapuntas. Y en ataque Willian José empezaba poco a poco a quitarle el puesto a Sergio Araujo.

En defensa, mientras, la plaga de lesiones obligaba al técnico cántabro a recurrir a Garrido y Hernán para el centro de la defensa. Además, el club acudió al mercado y encontró al cierre del mismo a un chollo: Mauricio Lemos. Pero para entonces -el fichaje se concretó el 28 de enero- quedaban muchos capítulos por resolverse.

Después del empate en San Mamés la UD prolongó su buen estado de ánimo eliminando al Eibar. Todos participaban en el gran momento de forma. Setién rotaba y la plantilla respondía. Otro gol de Tana, gran protagonista en el inicio del año, servía para empatar a un Málaga que llegaba lanzado a Gran Canaria. En ese momento se plantaba el primer poderoso en el recinto de Siete Palmas, por fin con sus butacas totalmente coloreadas de amarillo y azul. Era el Atlético de Madrid y la UD mantuvo la línea de jugar bien pero perder. El contragolpe colchonero fue letal.

Unos días más tarde, en la ida de cuartos de Copa del Rey en Mestalla, llegó el primer detalle que desencadenó la depresión. Vicente Gómez se lesionó en el hombro y se iba a perder varios meses. El de Schamann estaba en un estado de forma pletórico pero con Hernán y Javi Castellano en la enfermería y Juan Emmanuel Culio en baja forma tenía pocas alternativas Quique Setién. El hombre que daba el equilibrio estaba ko. El castillo de naipes se vino abajo.

Posteriormente la UD volvió a caer ante un rival directo como el Levante a pesar de que Willian José, con un doblete, seguía enchufado. Quedaron eliminados los amarillos de la Copa del Rey ante un Valencia que sacó su mejor versión en el Gran Canaria y luego remontaron al Celta de Vigo con un gol en el descuento de Willian José.

Esos tres puntos fueron un bálsamo pero no sirvieron para tapar el agujero que se le abrió al equipo con la lesión de Vicente Gómez. De hecho la UD incorporó de manera inmediata a Ángel Montoro.

Y entonces, a pesar de la victoria sobre el Celta, llegó el momento más crítico: la derrota en Vallecas. No jugó a nada la UD, no hubo señales de su estilo y Aythami Artiles levantó la voz para defender un sello más pragmático. El equipo necesitaba un cambio y Setién lo encontró retocando el sistema pero manteniendo el espíritu. Alineó a Tana y Jonathan Viera en la mediapunta con Roque solo protegiéndoles la espalda. Los tres formaron el corazón y el cerebro de la UD con El Zhar y Wakaso o Momo, que habían destacado en los encuentros de Copa del Rey, compitiendo por la titularidad en los costados. Y todo volvió a funcionar.

Willian y el ajuste defensivo

Los resultados tardaron en llegar porque justo en ese delicado instante el calendario cruzaba a la UD con el Sevilla y el Barcelona. Los amarillos volvieron a dar la cara y a perder, pero los retoques funcionaban. A todo ello se unió la presencia de David García y Garrido en los laterales, más defensivos que David Simón y Dani Castellano. Además, Mauricio Lemos empezó poco a poco a entrar y a destacar en el centro de la zaga. La defensa también se consolidaba.

Y llegó entonces el despegue. No importó que el equipo estuviera en descenso ni que Nauzet Alemán y Sergio Araujo protagonizaran el caso Chester, una salida nocturna con puñetazos y puntos de por medio que acabó en multa. Ese incidente no afectó al balón, que nunca engaña. Los mecanismos en la UD empezaban a funcionar y la victoria ante el Eibar, tras el paso de puntillas de Messi por el Gran Canaria, supuso el punto de inflexión.

Seguidamente llegó la goleada sobre el Getafe y otro triunfo de prestigio como visitante, ante el Villarreal. Todo le salía bien a la UD Las Palmas, que había salido de la zona roja para no volver a pisarla en todo el 2016. Pese a todo no cayó el Real Madrid, que le arrebató un punto que merecía el cuadro insular con dos goles de córner, el último sobre la bocina. El trimestre se cerró de manera dulce, con otra victoria como visitante: en Anoeta con gol de Willian José. Fueron unos meses en los que la UD salió indemne de un momento crítico.

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