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Real Madrid-UD Las Palmas (25ª jornada) / La historia

La UD se jugó una Liga en el Bernabéu

Los amarillos tutearon al Madrid, pero gracias a la gran actuación de Betancort y al colegiado Zariquiegui, los blancos acabaron ganando (2-1)

Una formación del Real Madrid de aquella temporada, con Betancort como portero. LP/DLP

Los 68 años de historia con los que cuenta la UD Las Palmas desde que naciera allá por agosto de 1949, están jalonados de bastantes pinceladas dignas de resaltar, porque el conjunto amarillo ha dado muchas y variadas tardes de gloria a sus incondicionales hasta llegar a este miércoles, día 1 de marzo, en el que los amarillos visitan de forma oficial y en competición liguera por trigésima tercera vez el Santiago Bernabéu.

Los números cosechados por los amarillos allí, en el santuario blanco del Paseo de La Castellana, no son para nada destacados. En las treinta y dos ocasiones anteriores que la UD Las Palmas ha jugado en Liga en el coliseo merengue, ha perdido veintiocho veces y tan sólo logró empatar en cuatro ocasiones.

Justamente el pasado sábado, día 25 de febrero, se cumplieron cincuenta años de la primera vez que el cuadro grancanario logró empatar en el Santiago Bernabéu, gracias a un gol de Vegazo que igualaba el anotado por Ramón Grosso. Como curiosidad, también el sábado se cumplieron 38 años de otro de los empates, cuando Santillana marcó para los blancos y Carlos Manuel El Puma Morete perforó las mallas del Santiago Bernabéu para lograr la igualada.

Un Santiago Bernabéu dónde, sin embargo, en la época dorada del conjunto amarillo, la UD Las Palmas se jugó con nada más y nada menos que el Real Madrid de los yé-yé -que apenas dos años antes había conquistado su sexta Copa de Europa- un título de Liga.

Porque sí, para regocijo de los más veteranos y como siesta de memorias para los más jóvenes, muchos de los cuales conocen poco o nada de la historia amarilla, cabe recordar que el 20 de abril de 1968, la UD Las Palmas acudió, como hará mañana, a visitar al Real Madrid en el estadio del Paseo de La Castellana. Pero, en aquella ocasión, los amarillos, dirigidos por Luis Molowny, lo hacían jugándose el título de Liga con el todopoderoso conjunto merengue de Miguel Muñoz.

Betancort y Zariquiegui

Llegaban el Real Madrid y la UD Las Palmas a la vigésima novena y penúltima jornada del campeonato de la temporada 1967/68 con los blancos como líderes, con cuatro puntos de ventaja sobre los amarillos, que eran segundos, pero con posibilidades reales de hacerse con el título si lograban vencer en el Bernabéu y, en la última jornada, los amarillos ganaban y el Madrid volvía a pinchar, como así sucedió posteriormente. La UD venció al Valencia (2-1) y el Madrid cayó en Málaga (1-0).

La UD Las Palmas se presentaba en La Castellana en pleno apogeo. Había encadenado tres victorias de forma consecutiva en las tres jornadas anteriores, que le hacían llegar a Madrid en alza. Tres triunfos de prestigio, además, pues los de Molowny habían vencido en San Mamés (0-1) al Athletic de Bilbao, con un gol de Gilberto II; y en las dos jornadas siguientes, disputadas ambas en el Estadio Insular, en Ciudad Jardín, los amarillos vencieron con rotundidad al Pontevedra (5-0, con dos goles de Gilberto I, uno de Germán, otro de Guedes y el quinto anotado en propia puerta por Antonio); y al Atlético de Madrid (4-1, con goles de Gilberto II, Gilberto I, José Juan y Germán, descontando para los rojiblancos el genial Luis Aragonés).

Pero en el Bernabéu la UD Las Palmas se topó con dos grandes inconvenientes que, además, tenían nombres propios: Antonio Betancort y Daniel Zariquiegui Izco. A la sazón, el portero del Real Madrid y el colegiado navarro que dirigió el encuentro.

La gran actuación de Antonio Betancort bajo los palos de la portería del Real Madrid, con paradas inverosímiles, fue uno de los problemas con los que se topó la UD y que le impidieron ganar el encuentro. Un guardameta canario, salido de sus filas, pero profesional como la copa de un pino, se cruzó en el camino de la UD Las Palmas. Una tremenda actuación de Betancort, unida a varios errores de Zariquiegui, uno de ellos mayúsculo, impidieron, pues, a la UD la posibilidad de conquistar el mayor hito de su historia.

Golazo de Castellano

Miguel Muñoz formó de entrada al Real Madrid con este once: Betancort; González, Zunzunegui, Sanchís; Pirri, Zoco; Amancio, Miguel Pérez, Grosso, Velázquez y Gento. Por su parte, la UD Las Palmas de Luis Molowny formó con: Oregui; Martín Marrero, Tonono, Aparicio; Castellano, Guedes; León, Justo Gilberto, José Juan, Germán y Gilberto I.

El partido transcurrió como se preveía. Molowny -que en la campaña anterior había salvado por los pelos al equipo amarillo del descenso tras sustituir a Juanito Ochoa en el banquillo en la jornada 28-, había conjuntado como un reloj suizo a un equipo completamente canario, con la salvedad hecha de los relevos que en la portería hacían entre sí los arqueros vascos Ulacia y Oregui.

Y los de Molowny, que por entonces cautivaban a toda la España futbolística, como precursores ya en esos momentos del posteriormente famoso tiqui-taca con el que se bautizó el fútbol de la selección de España que llegó a conquistar el Mundial de 2010, desataron los nervios de la parroquia del viejo Chamartín.

La UD manejaba el tempo del encuentro y el Real Madrid no lograba imponer su juego y su poderío. Hasta que llegó el minuto 22 de partido, en el que Velázquez acertó a romper la defensa amarilla y batió a Ignacio Oregui para hacer el 1-0. Los amarillos, sin embargo, no se arredraron y mantuvieron su tónica de juego, moviendo el balón, con posesión -como hace ahora el equipo de Setién-, y producto de ese dominio llegó el empate.

Betancort, que lo había parado todo hasta entonces, no pudo, a falta de tres minutos para el intermedio, detener un obús lanzado por Paco Castellano. El medio cierre amarillo lanzó con maestría y potencia una falta directa que se coló por toda la escuadra. 1-1 en el marcador y todos a la caseta para reponer fuerzas.

Un gol en fuera de juego

A la vuelta de vestuarios, cuentan las crónicas, la UD Las Palmas seguía dominando y maniatando al Real Madrid, que casi daba por bueno el empate que campeaba en el marcador. Pero entonces, llegados al minuto 77, surgió el segundo de los obstáculos que impidió obtener algo más a la UD: el colegiado navarro Daniel Zariquiegui Izco.

Fue justo en ese minuto cuando, a la salida de un córner que la defensa amarilla despejó en largo, el balón llegó a Velázquez y éste, sobre la marcha, centró al área. Allí, en clara posición de fuera de juego, se encontraba Pirri. El ceutí controló el esférico y, con una sutil vaselina, superó a Ignacio Oregui, batiéndole. Zariquiegui concedió el gol y de nada sirvieron las protestas amarillas sobre la posición antirreglamentaria de Pirri. Ahí suspiró el Real Madrid.

Ahí y en otras dos cuestiones puntuales: una, Antonio Betancort, y dos, Daniel Zariquiegui. La UD Las Palmas se repuso lo que pudo y volvió a la carga sobre el portal de Betancort, pero éste seguía en espléndida forma y detenía todo lo que le llegaba.

Además, para más inri, diez minutos después del gol de Pirri, los amarillos se quedaban con uno menos, cuando Zariquiegui sancionó con una segunda amarilla, en otra muy dudosa jugada, a Justo Gilberto y le expulsaba del encuentro.

A la UD Las Palmas se le escapó ese día de las manos el que pudo haber sido su primer triunfo en el Santiago Bernabéu pero, sobre todo, el que pudo ser, y no fue, su primer título de Liga. Nunca más lo tuvo tan cerca como entonces, a pesar de que a la siguiente campaña fue subcampeona de Liga, pero muy lejos del campeón, también el Real Madrid, que le sacó nueve puntos de ventaja entonces.

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