Marko Livaja, delantero de la UD, volvía a mostrar el pasado domingo en el choque contra el Alavés su carácter indomable. Y van... El croata, el enfant terrible del conjunto amarillo, sufría su primera expulsión desde que actúa en el fútbol español. Apenas cuatro minutos llevaba en el campo cuando una dura entrada por detrás a un contrario le supuso la tarjeta roja directa. Esta decisión arbitral hacía enloquecer al delantero de Las Palmas, quien según el colegiado reflejaba en el acta lo empujaba.

Esta reacción del futbolista le puede acarrear graves consecuencias. Se arriesga a que el Comité de Competición de la Federación Española, que se reúne hoy, le imponga una sanción que ya le impida actuar en las cinco jornadas que restan para la finalización del campeonato liguero.

Marko Livaja, que ayer decía que no empujó al árbitro y que solo le toco el hombro para pedirle explicaciones por la tarjeta roja, reconocía que tras el partido se acercó al vestuario del colegiado Munuera Montero para hacerle llegar sus disculpas de manera directa y personal, pero que no se lo permitieron.

El del domingo se trata solo de un capítulo más del historial de incidentes que ha protagonizado el croata en lo que va de temporada. Un jugador que incluso antes de recalar en Gran Canaria ya había dado muestras de su fuerte carácter.

Recordar, por ejemplo, que durante su etapa en el Atalanta italiano propinaba un puñetazo a un compañero de equipo y tuvo un grave incidente con los aficionados de su propio club, encarándose con ellos en la grada. Luego, a través de Facebook, llamaba bastardos a los italianos, diciéndoles que les esperaba en Croacia.

Su historial de chico malo como jugador de Las Palmas está plagado de incidentes. En otro choque contra el Alavés, pero en Vitoria, el croata no se tomó nada bien ser sustituido. Al llegar al banquillo le pegó una patada a lo primero que encontró por delante, en este caso un botiquín y un par de bolsas, haciéndolas volar por los aires.

Más cercano queda en el tiempo su calentura después del partido contra el Villarreal en el Estadio de Gran Canaria. Este encuentro dio para mucho, a pesar que la UD vencía por 1-0. Quique Setién , que al día siguiente anunciaba que no renovaría con el conjunto grancanario, decidía que Marko Livaja no jugaba ni un minuto y el futbolista se agarró tremendo cabreo, y así lo demostraba posteriormente en el interior del vestuario lanzando la camiseta de malas formas.

En el campo, el nervio desmedido que impone el delantero de la UD en sus acciones le ha acarreado ya doce tarjetas amarillas en los 25 partidos que ha disputado. Se convierte en el cuarto futbolista más tarjeteado de Primera. Pero no solo los rivales saben del carácter agrio del croata. En más de un entrenamiento ha tenido encontronazos con varios compañeros, o bien por sus formas a la hora de ir a restar el balón o bien por su respuesta al recibir una caricia de estos.