La Provincia - Diario de Las Palmas

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La contracrónica (34ª jornada)

Cuando ya no vale con pedir perdón

La UD, que no tiró a puerta, es ridiculizada por un 'Lega' moribundo

Momo, con el brazalete de capitán, supera la marca del lateral Rico. LOF

De la nada a la 13ª derrota visitante. El síndrome del chárter es una epidemia terminal. Tras un primer acto soporífero, seis minutos, con dos regalos de Varas y Hélder, resucitaron a un rival en la UVI. Setién apostó por una revolución y la segunda línea quedó en evidencia. Ya van 45 puñaladas foráneas.

Una mancha en el escudo. La galaxia ha tocado fondo. El 'síndrome del chárter' ha terminado por enfangar una primera vuelta sublime. 248 días sin vencer en Liga lejos del Gran Canaria. El peso de la infamia. Una pesadilla eterna. 45 goles en contra, solo veinte a favor, y un pírrico botín de seis puntos de 51 en litigio. En el Municipal de Butarque, ante el segundo conjunto menos realizador del campeonato (solo 30 goles en 34 duelos), metido de lleno en la cruenta lucha por escapar de las llamas del descenso, la legión de Setién entregó su alma.

Quinta derrota consecutiva lejos del partenón de Siete Palmas, y un dato para la vergüenza: 29 dianas en las últimas nueve batallas foráneas [lo que deja un coeficiente de 3,2 tantos encajados de visitante]. En este 2017, son ocho debacles y un empate ante el Real Madrid en el Bernabéu (3-3). Ese recital de toque y magia ya es un fotograma del planeta olvido. Esta UD, empeñada lejos del Gran Canaria, en arruinar su estilo de seda, se ha establecido en la mediocridad. Un visitante frágil, de mandíbula de cristal, que saltó por los aires en seis minutos de tinieblas [del 1-0 de Luciano, en el 54', pasando por el segundo de Guerrero (58'), al de penalti de Luciano a la hora de partido].

Desde la toma de Mestalla -22 de agosto-, a la crónica del hundimiento en Butarque (26 de abril), hay ocho meses de ceguera. Pero en este catálogo del horror, y tras la humillante caída ante el Athletic (5-1), en el platillo volante de San Mamés, ya no vale con pedir perdón. En La Catedral, fue Vicente Gómez el que reclamó la palabra, con el alma de capitán, para dirigirse a la 'marea amarilla'. Pidió perdón a los fieles, que se habían desplazado en un número próximo al medio millar. De la disculpa al delito. Las concesiones macabras ante el CD Leganés resultan grotescas, propias de un conjunto sin honor. En esos seis minutos, la UD lució su falta de reacción. Incluso de amor propio. Pero el hecho de finalizar el combate sin probar los reflejos del meta Herrerín, para el séptimo máximo realizador del campeonato (52), resulta un pecado inasumible. ¿Por qué?

Rotaciones de impacto cero

Cumplió el estratega de seda Setién con su palabra de la previa. Habría revolución y titularidad para Erik Expósito. El artillero tinerfeño del filial puso garra y empeño, pero fue aplastado por un duelo sin ritmo. En el que la necesidad pepinera resultó crucial. Así como los despistes de una zaga sin rigor.Con el Atlético de Madrid en el horizonte, flamante semifinalista de la Liga de Campeones, [el sábado, a las 17.30 horas pisa el césped del Gran Canaria], había que rotar. El efecto fue nulo. Se confirma el fracaso de la segunda línea. En relación al once que certificó la permanencia matemática en la categoría ante el Deportivo Alavés, en Butarque había siete novedades.

Reaparecieron en el once inicial Javi Varas, David Simón, Lemos, Hélder Lopes, Hernán Santana, Momo y el citado debut de Erik Expósito. Además, con el (3-0) en el electrónico, llegó el momento de Javi Castellano [que no jugaba desde su lesión ante el Málaga en La Rosaleda, el pasado febrero]. La UD solo se impuso en el porcentaje de la posesión (51,6%). Lo demás, una batería de datos para el desconcierto. Los de Garitano completaron 16 remates, cinco a portería, para sumar tres dianas. Es la segunda ocasión en este campeonato liguero, que los madrileños alcanzan los tres tantos [el anterior fue ante el Deportivo: 4-0].

Por su parte, el bagaje ofensivo isleño fue ridículo: siete remates y ninguno entre los tres palos. Terminaron con un 0% de efectividad. Los pepineros lograron seis saques de esquina, por los tres de la UD.

Del control al caos

En el primer acto, salvo el misil de Rico al larguero, el 'Lega' estaba perfectamente maniatado. Pero el error de Javi Varas, que se encuentra negociando su ampliación de contrato, fue determinante. Tras recibir un balón de Bigas, sin oposición, regala el 1-0. En ese kilómetro 54 de partido, la UD explotó. En el siguiente fotograma, fue el turno de Hélder Lopes. Un pésimo control del lateral luso, que conforma uno de los grandes fracasos de la dirección deportiva, le pone en bandeja de plata a Guerrero el 2-0.

En el 60', el colegiado Vicandi Garrido se sumó a las rebajas de la UD. Le regaló una pena máxima a un Leganés desatado. No hubo derribo de Mauricio Lemos, que se retiró a tiempo. La imaginación del juez de la contienda aumentó la catarsis. El cementerio de la fantasía.

Sin Jonathan Viera, Prince Boateng, Marko Livaja, Macedo, David García y Vicente Gómez [seis titulares], había llegado la hora de la segunda línea. Y resultó un fiasco.

Solo Hernán Santana, eléctrico y con voluntad, y las muestras de clase del zurdo Momo, aportaron algún gramo de esperanza. Jesé, con energía, se estrelló una y otra vez ante la muralla pepinera.

Ante el 'síndrome del chárter', Setién no ha logrado patentar una fórmula de éxito. Es la cronología de un fracaso que desentona en su expediente poético. En Butarque, florecieron los mismos pecados que se mostraron en el Camp Nou (5-0), Los Cármenes (1-0), La Rosaleda (2-1), Cornellà (4-3), Municipal de Balaídos (3-1), Ipurúa (3-1) y San Mamés (5-1).

Comparativa infernal

A esta UD sin alma lejos del Gran Canaria, le restan dos salidas: El Molinón (6 de mayo) ante el Sporting de Gijón y Riazor (21 de mayo, última jornada), ante el Deportivo de Pepe Mel. 180 minutos para taponar una sangría. Respira la obligación de limpiar el escudo, para una constelación de talento que puso contra las cuerdas al Madrid de Zidane y Cristiano en el Bernabéu. Del festival al esperpento. Hay condiciones, falta el espíritu indomable de una legión sin apetito. Con el deber de la salvación ya cumplido, ha estallado el pánico. A estas alturas del pasado curso (34ª jornada), la UD contaba con un punto más. Y encajó quince goles menos. Ya no vale con el perdón.

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