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El éxito de la paciencia

La UD ha logrado renovar a todos los jugadores que quería de entre los que acababan contrato

La UD Las Palmas ha vuelto a apostar por la paciencia en las renovaciones, y le ha vuelto a dar sus frutos. Esa política, que en un principio se seguía porque no tenía más remedio, la ha mantenido en Primera División, cuando ha contado con más poder económico. Y de nuevo ha conseguido que no se le marchara ninguno de sus valores a coste cero. Ha perdido a Ángel Montoro y a Javi Varas pero ha mantenido a Prince Boateng, Javi y Dani Castellano, David García y, en última instancia, a Raúl Lizoain. Con la continuidad del portero ya confirmada el capítulo de renovaciones en los despachos ya queda finiquitada.

Con Montoro no hubo ni siquiera negociación, pues la UD tenía opción de renovarle de manera unilateral y le comunicó hace meses que no iba a renovar. Tampoco ha seguido Javi Varas, con quien sí hubo conversaciones y ofertas de por medio, pero el club no apostó fuerte por él y finalmente ha llegado Leandro Chichizola.

Los valores más preciados en el mercado eran Prince Boateng y Dani Castellano. El atacante fue pretendido por grandes clubes como el Valencia y a la UD no le quedó más remedio que esperar hasta los últimos meses ya que de hecho había firmado solo por una temporada. Mientras, Dani Castellano, el otro jugador de los que acababan contrato por el que la UD podía haber sacado un suculento traspaso si le hubiera interesado venderlo, era pretendido por equipos de la Premier League y el Málaga, entre otros. Pero la UD volvió a tener paciencia en las negociaciones y ha logrado retenerlo.

Ese riesgo también lo tuvo la entidad insular en veranos anteriores. El año del Cordobazo de nuevo con los Castellano y en el del ascenso con Hernán Santana, si bien en ambos casos el nivel que estaban mostrando, tanto Javi como Hernán, provocó que a la UD no le quedara otra opción que esperarles. El club amarillo, de nuevo sobre la bocina, lo ha vuelto a lograr.

Con Raúl Lizoain y David García la situación era diferente, pues no existía el riesgo de que el club perdiera una suculenta cantidad de dinero, pero la intención siempre fue mantenerles en la plantilla. Y la UD lo ha conseguido con una política de paciencia que es seña de identidad en los despachos.

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