La Provincia - Diario de Las Palmas

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El final de un ciclo

Un adiós silencioso

Márquez comunica su decisión al presidente Ramírez el lunes por la tarde

Manolo Márquez, ayer, antes de dirigirse a los medios de comunicación. MEDINA

Entre la rueda de prensa en la que Manolo Márquez demostró síntomas inequívocos de nerviosismo tras la derrota frente al Leganés y su dimisión, sólo pasaron 24 horas. El ya extécnico acudió el lunes por la mañana al entrenamiento y por la tarde comunicó al presidente Ramírez su decisión de dimitir. También se lo dijo a los cuatro capitanes -David García, Aythami, Vicente y Viera-, pero la mayoría se enteró ayer a través de los medios de comunicación.

Sólo pasaron poco más de 24 horas entre la rueda de prensa de un Manolo Márquez con síntomas evidentes de nerviosismo y su anuncio al presidente Miguel Ángel Ramírez de que se bajaba del barco. Los acontecimientos que concluyeron en su dimisión se precipitaron en un sólo día para sorpresa de todos, incluidos los propios futbolistas.

Al término del partido frente al Leganés, en el que la UD dejó una imagen muy pobre y perdió por 0-2, el ya extécnico amarillo se mostró muy tenso a la hora de dar las explicaciones oportunas al descalabro. Márquez acudió a la sala de prensa con una idea fija que estaba dispuesto a transmitir en cada respuesta: "Hemos sido un quiero y no puedo". Y así lo hizo.

Producto de su negativa a ir un poco más allá en el porqué de la derrota y de la ausencia total de una idea de juego, empezó a ponerse nervioso e incluso a ver fantasmas donde no los había, quizá porque ya tenía la firme determinación de dimitir al día siguiente.

Preguntado por si la UD depende de momentos de inspiración de jugadores como Loïc Rémy o Jonathan Calleri ante la falta de una identidad como equipo, respondió, irritado y sin venir a cuento: "Si quieres que me vaya, dilo y me voy". Y se fue, pero sin que nadie se lo dijera, o por lo menos eso aseguró el propio entrenador.

El lunes Márquez acudió por la mañana al entrenamiento en El Hornillo y dirigió la sesión con normalidad y como suele ser habitual los días después de partido, es decir, con los titulares en el gimnasio y los suplente y no convocados en el césped. Al salir de las instalaciones de Telde, el técnico ya había tomado la decisión de marcharse.

Por la tarde, Manolo Márquez llamó al presidente Ramírez y le comunicó que no podía con la situación, que no se sentía capaz de transmitir a los futbolistas lo que verdaderamente quería plasmar en el terreno de juego. El técnico también llamó a los cuatro capitanes del equipo -David García, Aythami Artiles, Jonathan Viera y Vicente Gómez- para anunciarles su decisión, y por la noche cenó en una conocida pizzería de la capital junto a .

Sin embargo, no se lo dijo al resto de la plantilla y la mayoría de ellos se enteraron ayer por la mañana, justo cuando los medios de comunicación empezaron a hacerse eco de la nota publicada por el club en la que anunciaba la dimisión de Manolo Márquez. Parte de la plantilla se sintió molesta por el hecho de que el catalán sólo comunicara su decisión a los capitanes y no a todos juntos en el vestuario.

Márquez ya es historia de la UD como entrenador. En su debe queda no haber podido trasladar a los jugadores lo que realmente quería que hicieran en el campo. En el vestuario queda la sensación de que se marcha un técnico sin una idea clara que unos días quería jugar a una cosa y otros días a otra, que unos partidos quería ser más ofensiva y en otros menos atrevidos. Ahora espera la llegada de un nuevo jefe con un patrón fijo.

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