El domingo 19 de marzo, la UD Las Palmas, después de ganar la noche anterior al Villarreal, anunció una rueda de prensa por sorpresa. Congregados a mediodía, los medios se apelotonaron en la sala de prensa del Estadio de Gran Canaria. El desenlace parecía claro. Después de meses de negociación pública, con cifras, datos y peticiones de uno y otro lado que saltaban a cabeceras y radios, no solo locales sino también nacionales -la UD despertaba entusiasmo por su fútbol-, la cuerda se rompió. "He comunicado al club que no seguiré con las negociaciones para renovar y me iré al final de la presente temporada", dijo Setién. Una frase que desbarató a aquella UD Las Palmas.

Desde ese día hasta hoy, verano de por medio, Las Palmas no ha encontrado ni timonero ni rumbo. Porque tras aquel anuncio han pasado ya 20 partidos de LaLiga -si se une el final de la pasada campaña y el inicio de esta-. Una travesía por la nada que deja un reguero inquietante: 16 derrotas, un empate y solo tres victorias.

La mala digestión de la salida de Quique Setién está pasando factura al club grancanario. La actual situación clasificatoria de Las Palmas, decimoctava clasificada con solo seis puntos de 30 posibles en las diez primeras jornadas de esta temporada, son en parte consecuencias de aquel 19 de marzo y todo lo que sucedió después. Porque la elección del sustituto del entrenador cántabro se lió hasta tal punto que Manolo Márquez, técnico del filial, con su pretemporada preparada para comenzar la Segunda División B, recibió una llamada a última hora para subir al primer equipo. Casi nada.

Sin Roberto De Zerbi en nómina -era el entrenador elegido- y con Manolo Márquez superado por el ritmo de la Primera División, Las Palmas se quedó sin entrenador a la sexta jornada, después de que los amarillos cayeran ante el CD Leganés en Siete Palmas (0-2). A la dimisión de Márquez -que cogió por sorpresa a gran parte de la cúpula amarilla- le sucedió un nuevo casting de entrenadores que acabó con un elegido: Pako Ayestarán.

El técnico vasco, de momento, tampoco ha conseguido su fórmula para sacar a la UD del drama que vive en este 2017. Recogió el equipo con dos victorias, seis puntos y su escudo fuera de los puestos de descenso. Han pasado cuatro partidos desde entonces y su bagaje no invita al optimismo: cero puntos y 15 goles en contra.

Un mes en la Isla

Ayestarán ya ha cumplido un mes en Gran Canaria junto a sus ayudantes -David Caneda y José Viela-. En estos 360 minutos al frente de Las Palmas ha utilizado a 22 jugadores en LaLiga, sin repetir el once inicial en ninguno de los partidos. Pruebas y más pruebas con momentos puntuales de cierta lucidez -la primera parte del Camp Nou, el inicio ante el Dépor o los 45 minutos ante el Villarreal-. Maniobras aceptadas y experimentos que solo ha podido completar con puntos en juego, sin esa posibilidad de trabajo en los meses previos al inicio de la competición real.

En esos meses estivales la dirección deportiva se afanó en cerrar una plantilla competitiva que, a priori y por nombres, tiene la UD. Sin embargo, de momento, lo que Miguel Ángel Ramírez, presidente amarillo, calificó como "mejor plantilla de la historia" -lo dijo en los micrófonos de UD Radio- aún no ha demostrado nada. La dirección deportiva amarilla dejó muchas cosas para el final. Confió en Sergi Samper -fichado en esos últimos días de mercado, el 25 de agosto- para reforzar el puesto de mediocentro tras la salida de Roque Mesa, que se convirtió en la venta más cara en la historia de la UD por 13 millones de euros al Swansea galés.

El último día de mercado, Las Palmas cerró dos hombres más: Löic Rémy, procedente del Chelsea, y Oussama Tannane, del Saint Etience francés. La misma semana antes de salir a estrenar la temporada en Valencia, la UD abrió la puerta a Prince Boateng, que aludió problemas personales para abandonar el club.

La peor entrada

En total, nueve fichajes: Chichizola, Ximo Navarro, Alberto Aquilani, Rémy, Tannane, Calleri, Samper, Hernán Toledo y la cesión en diferida de Vitolo hasta el mes de enero. Unas incorporaciones que aún no han reflejado del todo su supuesto potencial. Y en el ambiente un sentimiento de desazón: ante el Dépor se registró la peor entrada en la élite: 14.805 espectadores. Para colmo el domingo espera el Real Madrid (19.45 horas, Movistar Partidazo).