Pako Ayestarán se sentará en el banquillo de Anoeta para dirigir su séptimo partido con la UD Las Palmas. Una frase cerrada que tiene sus matices. Después de ser ratificado por la entidad amarilla tras la derrota del pasado fin de semana ante el Levante (0-2), el técnico vivió en la tarde de este martes otro 'match ball'. Y es que la cúpula de la entidad amarilla se reunió en las oficinas del Estadio de Gran Canaria para volver a tratar la situación del entrenador vasco, que ha llevado al equipo grancanario al último puesto de la tabla. Sin embargo, Pako Ayestarán no las tiene, ni mucho menos, todas con él. Porque el extécnico del Valencia tiene la soga al cuello.

Cuando el reloj estaba cerca de las 22.00 horas, Miguel Ángel Ramírez, presidente de la entidad; Patricio Viñayo, director general de la UD; y Luis Helguera, secretario técnico del club, abandonaron las instalaciones de Siete Palmas después de una cumbre para debatir el delicado estado de salud deportiva del club. Una compleja situación -la UD es última a cinco puntos de la salvación- que ha hecho que la entidad valore distintas posibilidades.

Entre ellas está la de cesar de su cargo a Pako Ayestarán, una posibilidad que se reabrió el martes. El pasado domingo, tras la debacle ante el Levante, se optó por mantener a Ayestarán en la banda. Aunque todo parecía indicar que el de Beasáin haría las maletas, desde el club, después de pulsar la opinión de varios estamentos de la entidad -incluido los jugadores-, se mantuvo la calma. Una calma tensa que este martes vivió un capítulo más.

Dentro de la propia institución existen diferentes pareceres con respecto a qué hacer con Pako Ayestarán. No obstante, este martes se volvió a imponer la de mantener al ex del Valencia, en principio, hasta el domingo. Porque lo que sí parece más claro es que Pako Ayestarán empieza a tener los días contados en la UD Las Palmas. Una derrota más terminaría por condenar a un entrenador que, tras dos meses en la Isla, no sabe aún que tecla tocar para hacer funcionar a Las Palmas.

Un motivo que ya ha abierto un abanico de posibles opciones para sentarse en el banquillo de la UD Las Palmas. La dirección deportiva de la entidad grancanaria está sondeando el mercado de entrenadores disponibles que crean que pueden colmar las necesidades de un equipo desahuciado.

Y es que la UD Las Palmas sabe que cuando se despida a Pako Ayerstarán, un supuesto que a día de hoy es factible a pesar de volver a escapar de la quema, no tiene más comodines si vuelve a errar en su tiro. Porque las jornadas del calendario siguen cayendo y la UD no suma, ni de uno en uno, ni de tres en tres.

No tener cerrado, a día de hoy, a un posible sustituto de Pako Ayestarán también ha frenado a la cúpula amarilla. El club, con un filial en otra situación dramática en el Grupo IV de la Segunda División B que acaba de estrenar técnico con Juan Manuel Rodríguez, tampoco ve claro a quién colocar como posible entrenador interino. Sin sustituto claro y sin un relevo eventual dentro del organigrama de técnicos, esperar ha sido la estrategia elegida.

La lista de entrenadores relacionados con la UD Las Palmas en las últimas horas empieza a ser notable. Un viejo conocido como Paco Jémez, entrenador actual del Cruz Azul de México, y que ya sonó antes de que Ayestarán llegara a la Isla, está en la terna. Sin embargo, su equipo se clasificó para el Playoff por el título de la Liga Mexicana, por lo que un posible aterrizaje del técnico nacido en Las Palmas de Gran Canaria se dilataría unas semanas más.

Entre los otros nombres que han salido destaca el de Juan Antonio Pizzi. Exentrenador del Valencia, el argentino nacionalizado español, acaba de terminar su ciclo con la selección de Chile, a la que hizo campeona de la Copa América Centenario. Según SER Las Palmas, el exdelantero del CD Tenerife es uno de los entrenadores que más gustan a la dirección deportiva.

Y mientras tanto, la UD Las Palmas regresará este miércoles a los entrenamientos con la sombra del cese del entrenador en el aire. Las Palmas llegará a San Sebastián en embrollo considerable, con un entrenador en la guillotina y una categoría que ya está en juego: la Primera División.