"Si no llega a salir bien [la aventura de triturar a la Real Sociedad sin un nueve fijo y con Jonathan Calleri en el banquillo], me hubiesen matado". Las vidas del estratega sin límites. Pako Ayestarán alcanza los 62 días en el banquillo de la UD y sigue vivo. Puede contarlo, que no es poco. Guarden el ataúd, tercera entrega. De forma paralela a su mejor actuación, Paco Jémez, el gran deseado por la entidad, pone fin a su periplo en el Cruz Azul de México.

Este domingo Ayestarán se cruza con Setién -78 duelos de amarillo y ahora en el Betis- en el gran combate del morbo. Los dos llegan necesitados. Aunque los andaluces con once puntos más en el zurrón.

El domingo, en la sala de prensa de Anoeta, tras cortar la sangría con un punto de oro (2-2) -se había besado la frontera macabra de ocho derrotas consecutivas-, el vasco justificaba los parámetros de su última ecuación táctica. Desquiciar a los centrales Íñigo Martínez y Llorente con la movilidad eterna de los 'bajitos''. La sinfonía amarilla acarició la victoria en un final de vértigo.

Con Rémy en banda izquierda, Tana y Vitolo se fueron turnando en ese puesto de 'falso nueve'. Luego le tocó a Jonathan Viera, que marcó un golazo de vaselina -ya lo hizo en la pasada campaña ante el Athletic en el Gran Canaria-.

Tras seis reveses ante Barça (3-0), Celta de Vigo (2-5), Villarreal (4-0), Dépor (1-3), Madrid (3-0) y Levante (0-2), este empate es el punto de inflexión. Le vale al de Beasain para aplacar el temporal. Mañana tiene la vuelta de los octavos de final ante el Dépor en el Gran Canaria (20.30). Y el domingo, la gran reválida ante los de Heliópolis. Es la semana Ayestarán, un revolucionario de la pizarra que cuenta con el respaldo unánime de la caseta.

Baile de credos: del 4-3-3 al 3-5-2

"Ha sido el partido más completo con el técnico", determinó el extremo internacional Víctor Machín Vitolo. Los isleños parecían abocados al abismo tras ocho batacazos -dos con Manolo Márquez y los seis de Ayestarán- pero el dogma de la 'K' se fundamenta en el poder de la sorpresa. Maneja mil variantes.

Acertar un once es misión imposible. En su expediente, solo la victoria (1-4) de Copa del Rey ante el Dépor en Riazor con los tantos de Calleri (2) y Jerónimo Figueroa 'Momo'. Esa ida de los 1/16 del torneo del 'KO' fue un oasis en el desierto. Pero lo de Anoeta es la consecuencia de una mejora constatada.

Ayestarán inició el ciclo de la 'K', tras la renuncia del catalán Manolo Márquez (26 de septiembre), con un ideario táctico abrazado a la pelota: 4-3-3. En sus siete duelos de Liga ha recibido 22 tantos, mientras que su aportación ofensiva queda relegada a cinco unidades de pólvora -Vitolo, Rémy (2), Tana y Viera-.

En su visita al Madrid, dio un giro radical y se encomendó a la raza y la furia de una línea de tres centrales. A pesar del desliz (3-0), la UD ganó en seguridad y rigor. Pero no le convenció. Regresó al patrón inicial, pero ante el Levante, en la penúltima jornada, afrontó el tramo final, en su lucha por la igualada, sin Jonathan Calleri. Retiró al argentino para dar entrada a Aquilani.

Además, retiró a Javi Castellano y apostó por Rémy. Se armó la mundial. Lluvia de pitos y pañuelos. Al filo del abismo, una semana después, Ayestarán clonó la fórmula del ataque sin estilete. Y funcionó, aguantó las cabalgadas de Odriozola y el aroma de pólvora de Willian José. Arrancó un punto que le salva de la guillotina. Se corta la secuencia de la vergüenza. Adiós a la gran depresión. Una victoria ante el Betis de Setién dejaría a los amarillos con diez puntos, con Mendizorroza -el Deportivo Alavés es colista- como próximo destino. Con el baile de sistemas, sin un once fijo, en ese carrusel de talento, Ayestarán ve la luz.

Y Jémez está libre. El Cruz Azul cayó eliminado por el Águilas de América en los cuartos de final por la lucha del entorchado mexicano. El ex de la UD guarda silencio. Pero es uno de los más cotizados.