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El análisis

Quique Setién, la mejor medicina

El Real Betis cometió muchos de los pecados que condenaron a la UD Las Palmas el curso pasado

Dani, Javi, Rémy y Borja Herrera festejan el triunfo ante los béticos. Q. CURBELO

Si había un rival que venía bien a Las Palmas para resucitar y volver a ganar 10 jornadas después era el Betis actual de Quique Setién. Sumido en una crisis de resultados -ya cinco encuentros sin ganar más la bochornosa eliminación en la Copa del Rey frente al Cádiz-, el equipo verdiblanco se convirtió en la mejor medicina para la UD, que se benefició de todo lo que le perjudicó la temporada pasada con el técnico cántabro en el banquillo. Todos los males que condenaron a los amarillos a un final de campaña lamentable se reprodujeron ayer en el Gran Canaria, sólo que en este caso el beneficiado fue el anterior damnificado.

La UD del interino Paquito Ortíz, que se va a marchar con más victorias en Liga que Pako Ayestarán, fue el Granada o el Málaga del curso pasado cuando se enfrentaron al entonces equipo de Setién en la segunda vuelta, es decir, un conjunto que consiguió ganar después de mucho tiempo. Todo el que necesitó ganar a Las Palmas en el último tramo del curso lo hizo. Y más en concreto desde que el santanderino anunció, allá por el mes de marzo, que no continuaría como entrenador.

Precisamente el hombre que con su decisión simbolizó el punto de inflexión hacia abajo de los amarillos fue uno de los grandes protagonistas en el regreso al triunfo de la UD. Cosas del destino. Sus gestos de queja en la banda por el mal juego de los suyos recordaron a la eterna desesperación que sufría cuando defendía otros colores y todavía no se había entregado a la resignación. También algo debió de sonarle a la afición de la UD sus explicaciones ayer en la sala de prensa: el "bloqueo" del equipo, la "falta de un punto de lucidez" o la convicción de que es "difícil salir de una situación como ésta".

Numerosas pérdidas

Los pecados que la temporada pasada condenaron a Las Palmas empezaron a verse desde muy pronto en el Betis, evidenciados en las numerosas pérdidas de balón incomprensibles que propiciaron ataques peligrosos del rival. Por ejemplo, una entrega de Adán a Rémy por querer sacar el balón jugado a toda costa y que casi le cuesta un gol en contra. Luego, el madrileño enmendó su error deteniendo con una buena parada el disparo del francés.

Ese fallo hizo recordar a Javi Varas regalando el esférico a Xabi Prieto para que éste marcara el gol de la victoria de la Real Sociedad o a Raúl ofreciendo en bandeja balones a varios jugadores del Celta, por citar sólo dos casos que ocurrieron en el Gran Canaria. Ahora que ese estilo de juego ya no es tan radical, todos agradecen que esos grandes riesgos los asuman otros, para tranquilidad del personal.

Otro de los grandes lastres de la UD de Setién, los desajustes defensivos, costó a los verdiblancos el único gol del partido. Tiene mucho mérito la jugada combinativa entre Jonathan Viera, Rémy y Tana, pero el hecho de que Calleri se plantara solo delante de Adán fue porque la defensa bética le ofreció un latifundio para correr y tirar a puerta.

Compromiso y concesiones

Las malas entregas se produjeron prácticamente en todos los jugadores del Betis, para satisfacción de la UD, que si ayer jugó su mejor partido de la temporada no sólo fue por el paso al frente de los jugadores en cuanto a entrega y compromiso, sino también por las concesiones de un rival que anda perdido y que empieza a dudar de si lo que propone el cántabro, y que hasta ahora le mantiene en una zona tranquila de la clasificación, es lo que más le conviene.

Las incursiones por banda de Míchel Macedo, que ayer fue un puñal y por fin recordó al de la campaña pasada, no sólo se produjeron por la inspiración del brasileño, sino también porque Tello, al igual que Jesé hace no mucho, consideró que era mejor no bajar a ayudar a su lateral. Jugadores fuera de posición, contraataques concedidos con facilidad e infinitas entregas a jugadores rivales pudieron hacer que la UD obtuviera un mejor resultado, pero Rémy no tuvo su mejor día. La medicina Setién ayudó a resucitar. Es el retorno de algo del peaje ya pagado.

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