Con pantalón militar, un look de camuflaje y en medio de gritos que piden mano dura aterrizó ayer Paco Jémez en Gran Canaria. Aires belicistas en la UD Las Palmas. El nuevo entrenador recordó desde que puso un pie en la Isla que no es un técnico cualquiera. La puesta en escena no puede ser más potente. Quizás fuera una simple casualidad, solo él lo sabe, pero no extrañaría en Jémez que buscara la fotografía de sargento en el aeropuerto. Domina el arte de la motivación y de los mensajes encriptados como muy pocos. Y la UD Las Palmas, en una situación crítica, necesita estímulos de cualquier tipo. No deja indiferente a nadie y por eso ha levantado la moral de la afición amarilla, que le dio la bienvenida con gritos de "¡dales caña!" y "¡se acabaron ya las fiestas!". Primer capítulo de la nueva era.

El andaluz será presentado hoy a las 11.00 horas y dirigirá su primer entrenamiento a las 17.00 horas, justo antes de concentrar al equipo en el AC Hotel Gran Canaria, junto al Parque Santa Catalina, hasta el próximo domingo 31. Pero Jémez lleva ejerciendo varias semanas en la distancia. Incluso cuando el club enviaba la documentación para inscribir a Jorge Almirón se pronunciaba casi como entrenador amarillo en diferentes medios de comunicación.

Su fuerte personalidad y la horrorosa situación del equipo llevaron el foco de todas las conversaciones hacia el plantel y su indisciplina. Durante estos meses Manolo Márquez y Pako Ayestarán estuvieron bajo sospecha. Ahora, desde que Paquito Ortiz se hiciera cargo del equipo y fuera elegido Paco Jémez, un hombre con bastante consenso en el entorno, el principal y casi único señalado es la plantilla.

En ese discurso del nuevo técnico destacaron frases como "el vestuario debe entender una cosa: la UD me corresponde a mí, es mía y puedo hacer lo que me dé la gana", "el talento de la UD solo se encauza con disciplina" o "soy el que ficha y decide las bajas", pronunciadas todas en una entrevista a LA PROVINCIA/DLP la semana pasada. Y tras generar ese caldo de cultivo apareció este martes con apariencia de sargento, aunque con un tono más conciliador.

Para empezar, no quiere oír hablar del mercado de fichajes -el acuerdo para la cesión de Gabriel Peñalba, procedente de Cruz Azul, está muy próximo y Tannane apunta a primer descarte- hasta que tenga su primera toma de contacto con el vestuario. "Hasta que no trabaje con mi equipo, hasta que no vea también lo que hay en el mercado? esa no es mi mayor preocupación. Mi mayor preocupación es ver ahora lo que hay, intentar tomar la decisiones necesarias que tenemos que tomar, consensuadas con el presidente, con Luis y con Toni", valoró en referencia a la comisión deportiva, en la que tendrá más peso que entrenadores anteriores.

Para valorar su llegada a Gran Canaria recurrió Jémez a la pasión, una de sus principales señas de identidad. "Creo que es el mejor regalo de Navidad que me podían dar. No lo entiendo como un problema sino como una oportunidad venir aquí. Sé que está difícil y por eso he venido. Igual si hubiese estado más fácil a lo mejor me hubiera quedado en mi casa con mi familia. Además, vengo a un sitio donde me une más que lo deportivo, muchos lazos emocionales y personales que tengo con la Isla y mucha gente de aquí. Esto no lo trato como un reto deportivo más sino como una exigencia personal", añadió el técnico, que aterriza tras un año exigente en Cruz Azul, donde cumplió con su objetivo en el segundo semestre del año, y después de un mes de vacaciones con su familia.

"El objetivo lo vamos a conseguir cuando pase mucho tiempo y a mí me gusta fijarme objetivos más cortitos, que entiendan que lo que vayamos a conseguir dentro de cuatro meses y medio tenemos que empezar a trabajarlo ya", añadió en referencia a la exigencia necesaria desde el primer día.

"Creo que se puede conseguir, si no no estaría aquí", insistió el técnico a la conclusión de su breve comparencia ante los medios. Este miércoles habrá más ocasiones para mandar mensajes y, sobre todo, el primer contacto directo con sus nuevos soldados.