La Provincia - Diario de Las Palmas

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Calleri sudó más que Messi

Jémez maniata a la multinacional de 900 millones con la furia como bandera y su nueve de estrella

Jonathan Calleri, tras batir a Ter Stegen, celebra el tanto del empate ante Alen Halilovic, Jairo y Vicente Gómez. Quique Curbelo

Punto de leyenda. El padecimiento del gigante culé. Vuelve la épica del Insular. 1-M, la noche en la que Jémez maniató a la bestia de los 900 millones. Llora Ernesto Valverde en sala de prensa, atizando al juez Mateu Lahoz por su actuación en el partenón de Siete Palmas, Leo Messi mira al vacío, Gerard Piqué se refugia en la impotencia...No estaba en el guion; no es un punto, es la vida. Morir así merece un aplauso.

La multinacional fantástica, con Dembelé, Coutinho, Rakitic y Luis Suárez, se topó con un muro de hormigón armado. La fortaleza de Gálvez. El Guantánamo de plátano. La trampa de Jémez dio resultado. Ya tiene en su mano el corazón del dragón. Messi fue un juguete, ante el coraje de Vicente Gómez, Etebo y Tana. El glamour fue amarillo.

Un tanto de Calleri, desde los once metros, en un segundo tiempo pletórico (48´), permite a los amarillos alcanzar los veinte puntos. Este (1-1) es la normenclatura de una entrega sin límites. El envoltorio de la primera gran hazaña de la UD ante un grande en Siete Palmas -el empate ante el Real Madrid en 2016 se forjó el inicio del curso y sin la carga dramática del presente-.

Un resultado para enmarcar en plena cruzada por la salvación, que ya no parece imposible. Igualados a puntos con el Levante -que sucumbió ayer con un tanto del ex del cuadro amarillo Laguardia-, la proeza está en la mano. El estratega cordobés merece una calle. Avenida Paco Jémez. La mutación es total. De la debacle de Pako Ayestarán a la poesía más reaccionaria. Un milagro.

De la sinfonía a los cohetes

Este equipo se deja hasta la última gota de vida. Sangre amarilla en la batalla. Llevar la entrega al límite, tras empatar ante el Athletic en San Mamés (0-0) o salir airoso de una cita de riesgo atómico en Butarque (0-0). Cemento y más cemento. El secreto de Jémez pasa por elevar el compromiso a la condición de dogma filosófico. El padrenuestro.

Calleri, baja para el pulso del lunes ante el Celta de Vigo en Balaídos, superó al meta visitante Ter Stegen con un golpeo seco que puso el esférico en la escuadra. Así se tira un penalti. Y el dragón azulgrana, con todos los pistoleros de oro en la arena, solo tuvo dos remates de peligro en un final con el aliento de Alfred Hitchcock. Suspense, héroes y villanos. La receta de un duelo medieval, que confirma el acierto mayúsculo de la dirección deportiva en la contratación de Peter Etebo.

Así como retrata el mal perder de un Barça rácano, que se arrastró en el Gran Canaria sin estar a la altura de un rival implicadísimo. Es lo que pasa cuando te crees infinitamente superior, que te pintan la cara.

Refugiarse en la figura del juez Mateu Lahoz es bochornoso para una multinacional sin coartadas. La UD terminó con un 35,7% de posesión y completó más remates que el coloso -doce por diez en los noventa m inutos-. En los pases, la sinfonía de Busquets e Iniesta completó 545 pases por los 299 de los amarillos. En ese baile de salón, el cuadro isleño supo replegarse una y otra vez con disciplina. Defender como leones, Aguirregaray, Gálvez y Ximo Navarro estuvieron de cine.

Alcanzaron la matrícula de honor en el mejor ejercicio defensivo de toda la temporada. Cómo ha cambiado la película con la llegada del bendito Jémez. En la era del pantalón de camuflaje, se puede plantar cara a la bestia. Tana y Halilovic tuviero una ocasión de chocolate para sellar un triunfo histórico. Pero faltó ese pizca de fortuna.

Especial mención para el lateral uruguayo Clavagallinas, que comenzó por la derecha, su banda natural, y terminó por la izquierda -tras la lesión de Dani Castellano-.

Fue un pulso de necesidades. La agonía del pozo contra una exhibición de pragmatismo por mantener la corona. El Barça, con la Liga en juego, apostó por un once repleto de incógnitas. Valverde se pasó de listo. Vermaelen, Digne, Paulinho, Aleix Vidal...Figuras ensombrecidas por la furia tropical.

Luis Suárez padeció un calvario, mermado por la amenaza de una tarjeta, que le privase del Barça-Atlético del domingo. Los azulgranas firmaron cuatro remates a portería, y Leandro Chichizola echó el cerrojo. Guarden este partido en DVD, es la bandera de la nueva era de la mancuerna. Con el pantalón de camuflaje hasta la 38ª jornada.

Añadido y el éxito del orgullo

Valverde tuvo que recular y sacar de forma urgente a sus emperadores. Revulsivos con precio: 265 millones -Dembelé y Coutinho-. Jémez respondió con Aquilani, Macedo y David García bajo la tormenta perfecta. Jairo terminó reventado, igual que Dani. El Barça no echó el balón fuera, y Mateu, añadió seis minutos. Una eternidad para el moribundo.

Calleri, Halilovic, Tana y Aquilani escondieron el balón en el jardín agonía. Llovieron los minutos y el partenón estalló. Superada la época del Kalamitoso Ayestarán, con Jémez se suceden las hazañas. Escalonadas en un horizonte que invita a la locura. Ponga un pantalón de camuflaje en su vida. Calleri corrió más que Messi. El mito fue atropellado por el escudo de la UD

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