Fatalidad macabra en el 89'. La crueldad del destino más diabólico. Balaídos, el cementerio de la legión del camuflaje. La UD cayó (2-1) ante el Celta de Vigo tras un golpe mortal del Tucu en el último suspiro. El tanto de Erik Expósito dejó a los amarillos durante casi diez minutos fuera de la zona roja, pero fue insuficiente. Jonny y el Tucu sepultaron la dinámica alcista de los isleños, que habían encadenado dos empates de visitante de mérito en San Mamés y Butarque. Es el fin de la racha bendita. La UD careció de determinación y se derritió en los últimos minutos de una batalla medieval.

Cuando ya saboreaban los de Jémez un punto de oro, se llevaron un bofetón de órdago producto de la insistencia y la verticalidad de un Celta total. Se esfuma un empate valioso, que ejercía de pasaporte para escapar de las garras del abismo por culpa del genio Aspas. El internacional puso un centro de chocolate para el Tucu Hernández que el chileno remató con arte y cianuro ante el estallido de rabia del preparador amarillo Paco Jémez. Y antes fue Jonny, con la colaboración de Leandro Chichizola, el que comenzó a desconfigurar el sueño de la gloria más efímera. Cinco meses después de la última victoria amarilla lejos del partenón de Siete Palmas, la UD estuvo muy cerca, más cerca que nunca hasta que despertó la bestia celeste.

El misil de Expósito hizo reaccionar al Celta, que gracias a la verticalidad de Sisto aportó la pizca necesaria de frenetismo. Aunque la acción clave fue el error de Matías Aguirregaray. El uruguayo tuvo el 0-2 pero malogró un tiro franco y sin oposición desde el corazón del área gallega. Y llegó el hielo: Jonny y el Tucu. Reacción de mérito para un Celta que fue mejor en el tramo determinante.

Aquilani, sorpresa en el once

La UD se puso en manos de un triángulo revolucionario con Vicente, Etebo y Aquilani, que estrenó titularidad en Liga en la era Jémez y lo hizo con una cinta negra en el brazo en recuerdo de su excompañero en la Fiorentina Davide Astori, fallecido esta semana de muerte súbita. El centrocampista italiano fue amonestado y tuvo que cargar con esa amarilla en la mochila. La UD fue pragmática en el primer tiempo. En la retaguardia, brilló el Clavagallinas, míster Aguirregaray. Lección de pundonor con un caño. Con cola de vaca incluida, dejó el uruguayo el destello técnico del partido.

El Celta comenzó dominando pero la UD puso las ocasiones. Golpeo lejano de Gálvez y los gallegos solo llegaron de forma contundente con un disparo de Maxi. Tucu y Aspas se estrellaron una y otra vez en la muralla amarilla. Pero fueron Vicente y Tana los que gozaron de las más evidentes. Primero fue el extremo, cuyo disparo se fue desviado por unos centímetros. Y Vicente, en el área pequeña y sin oposición, no llegó por poco a un centro desde la banda izquierda cuando se encontraba solo ante el meta local.

Tras el descanso, Maxi la tuvo y clarísima pero miró al cielo en un error impropio de Gálvez. Soberbia combinación de Aquilani, Vicente y Etebo y remate de crack de Erik Expósito. Era el 0-1 para el punta tinerfeño. La asistencia del nigeriano fue un lujo en una acción de pizarra. Y en el 60' fue el Clavagallinas el que falló la del partido. La maldición del moribundo.

El fallo de Aguirregaray fue el principio del fin para la UD. Entró Brais Méndez en un Celta excitado. Y en el 63, con regalo de Chichizola, que se vistió de asistente de oro para Jonny, los de Unzué comenzaron la resurrección. Tiro cruzado y el balón queda franco para el defensor, que logró la igualada: 1-1. El misil de Brais provocó el error del arquero argentino y Balaídos estalló de júbilo. Estaban muertos pero el empate les dio vida. Todo se reducía a una cuestión de sensaciones. Y la propuesta sólida del cuadro grancanario de los primeros 45 minutos se esfumó, saltó por los aires. Comenzó la pesadilla.

Revolución Pione Sisto

Centro de Emre y otro saque de esquina. El Celta terminó abusando de una UD sin respuesta. En el 69', Jémez agitó el banquillo y Aquilani dejó su puesto a Nacho Gil. Velocidad y descaro. Buen balón de Halilovic y tarjeta amarilla para Ximo Navarro. Los locales presionaban y Aspas acarició el empate con un envío desde la frontal. El golpe franco, a lo Messi, fue despejado por un zaguero amarillo.

El acoso del Celta era brutal, llegaba la hora de Hernán Toledo. Calentaba el argentino, no había más opciones para el ataque ya que Jémez no se decidió por Benito. En el 76', paradón de Chichizola tras un disparo de Sisto. La entrada del puñal celeste resultó capital. No hubo manera de frenarlo. Falta salvaje de Lobotka sobre Alen Halilovic, que vio la cartulina amarilla. Y en el 82', otro paradón de Leandro Chichizola. Vuelo salvaje del arquero argentino, que hacía olvidar su cantada en el 1-1.

Sin Alen Halilovic, Toledo no supo reactivar al equipo. Los amarillos no tomaron aire con ningún contragolpe. Expósito andaba tocado pero Jémez no agotó los cambios. Llegó el 2-1 y fue el final del sueño de la legión del camuflaje. Asistencia de Aspas tras bailar a Ximo Navarro y el Tucu, con un tiro mordido, penetró en la meta de Chichizola. La peor de las condenas. El infierno para una UD que durante diez minutos habitó en el paraíso.