Al infierno de plata de la forma más miserable. 0-4. Adiós al universo de caviar con un duro correctivo. La enésima puñalada al corazón. La UD desertó ante el Deportivo Alavés bajo la tormenta de la infamia en la 34ª jornada. La mejor plantilla de la historia amarilla, como fue bautizada por el máximo mandatario, besa la Segunda División sin un gramo de honor en noventa minutos de suplicio. De nada valen las lágrimas.

Los pasionales reclaman responsabilidades. Con 21 puntos en 34 jornadas, los amarillos ya son de Segunda y contabilizan 23 derrotas. Una cifra para la vergüenza y la historia. Los tantos de Munir (2), Medrán y Sobrino fueron un castigo excesivo, pero es el justo premio para una planificación deportiva con nombres y apellidos. De la apuesta por De Zerbi a la última revolución fallida de Jémez, la UD está maldita desde la marcha de Setién.

La samba estuvo en la grada, con cánticos de 'Emenike, Emenike' y 'Ramírez, dimisión'. Fue una jornada dolorosa para los insulares, con 7.143 valientes en las gradas, y la reclamación insistente de responsabilidades a los mandatarios ante el desconcierto. En el palco, ante la ausencia de Miguel Ángel Ramírez -fuera del Archipiélago por cuestiones personales y profesionales-, Nicolás Ortega y Patricio Viñayo aguantaron el chaparrón en una fecha negra en la historia de la UD. También estaba el director deportivo, Toni Cruz, otro los autores de un lienzo para el recuerdo. La grada ya exige destituciones. Si quieren que sigan los abonados, habrá que mover ficha en la estructura del disparate. Los pecados de la era Emenike.

No olviden el 22-A, ni el nombre de los arquitectos de un proyecto deportivo nefasto -cuatro entrenadores, 17 fichajes, 23 derrotas...-. La era Emenike termina de la forma más cruenta con las lágrimas de Vicente Gómez en el maltrecho césped por la lluvia. La UD, una vez más, se mostró plana en ataque y la 'fórmula Jémez', en el descanso, no funcionó. Tras la debacle de 2002, ante la Real Sociedad en Anoeta, se consuma otro descenso a Segunda. Pero en el partenón de Siete Palmas fue patético. El más patético.

El sexto de la historia a la categoría de plata y luciendo una fractura insalvable con la grada. Pancartas, cánticos...El folclore estuvo en el cemento. En el primer acto, cabe reseñar un disparo de Javi Castellano que fue desbaratado por el meta Pacheco de forma acrobática. Y poco más. El drama se esperaba, pero no perder la dignidad de esta manera. Deambular sin pena ni gloria no figuraba en el guion.Con Raúl, Simón, Gálvez

, David García y Matías, en la primera línea, la UD completó un meritorio primer tiempo en el plano de la lucha y coraje. No pasó apuros, y buscó de forma insistente la primera diana. Los amarillos no marcan en el partenón de Siete Palmas desde el 1 de marzo y fue de penalti ante el Barça. No hay manera de corregir esta falta de mordiente. Vender a Viera fue el inicio del hundimiento. Sin Romario, se fundieron los plomos de un galeón sin cañones.

Jémez apostó por Jairo y Gil para el segundo tiempo. Retiró a Alen Halilovic y al Clavagallinas. El experimento terminó en esperpento. Después de un remate de falta al larguero de JairoAlen HalilovicClavagallinasEtebo de los de Abelardo y el desenlace más deprimente. Un doblete de Munir El Haddadi y los tantos de Álvaro Medrán y Rubén Sobrino certificaron el descenso bajo un chaparrón. Lo peor: restan cuatro jornadas para el final de la temporada, dos en el Gran Canaria ante Getafe y Girona. Un suplicio inmerecido para el respetable, que en esa cifra de 7.000, se dedicó a mirar al palco una y otra vez. El espectáculo estuvo en el graderío y en una indignación encomiable.

Duelo plano, de un escudo depresivo que regresa a Segunda, tres años después del 21-J, por su ineptitud en los despachos. Getafe, Eibar, Girona, Levante, Leganés...Modestos con cabeza. La UD del glamour, el mayor presupuesto de su historia (75 millones), es un cadáver andante. Ya van doce jornadas sin ganar. Al menos, estalla la grada.