Éibar tiene 27.380 habitantes. Un pueblo, donde la gestión vale oro. Aquí sí funcionan las cosas. En el estadio de Ipurúa la capacidad es de algo menos de 7.000 butacas. La entidad armera cuenta con unos 6.000 abonados y maneja un presupuesto de 45,3 millones de euros. Presidido por una mujer, Amaia Gorostiza, este modesto nunca ha bajado a Segunda División -mérito que comparte con Real Madrid, FC Barcelona y Athletic Club de Bilbao-.

El conjunto vasco ascendió en la 2013-14 como campeón y encadena cuatro campañas en el Olimpo del balón. Tras un 18º puesto [ en junio de 2015 evitó la pérdida de categoría tras el descenso administrativo del Elche], se ha escapado del descenso con autoridad: 14ª posición (2015-16), décimo (2016-17) y décimo (2017-18). Restan dos jornadas y puede terminar octavo.

El conjunto de Mendilibar, que llevó las riendas de la UD Lanzarote en Segunda B, contabiliza 47 puntos, 25 más que la UD Las Palmas más de presupuesto (75), y una masa social con 20.000 abonados -casi como todo Éibar-. Las Palmas de Gran Canaria tiene 380.000 habitantes -lo que significaría llegar 54 veces Ipurúa-.

Y vuelve a Segunda tras el mayor fracaso estructural de su historia, destinando algo más de 35 millones para el primer plantel, y tras el paso de cuatro entrenadores, 18 fichajes y un total de 36 operaciones. Mientras la UD ha estado esperando por De Zerbi, para luego terminar con Manolo Márquez y Pako Ayestarán, y llamar de forma urgente a la puerta de Paquito y Paco Jémez, en Ipurúa manda Mendilibar. Ordena y ejecuta, en consonancia con la política del club. Es el 'modelo Eibar', donde prima la cordura y gobierna el director deportivo Fran Garagarza. Lleva una década en el cargo.

En enero, en el pasado mercado invernal, el mismo escenario donde la UD de Jémez abrazó la política de los mercenarios -dilapidando la 'era de la cantera' en un volantazo radical-, el bloque armero completó solo tres operaciones. Fichó a a Orellana, Pape Diop y Vukasin Jovanovic. Ejecutó la opción de compra sobre el extremo chileno de 2,4 millones de euros. Ya tiene en propiedad al exjugador del Valencia, Granada y Celta de Vigo.

La última ocasión que la UD pagó en concepto de traspaso se remonta a mayo de 2016, cuando se hizo con los servicios de Mauricio Lemos -pagó 1,9 millones-.

El ejecutivo Fran Garagarza pregona la filosofía del Eibar a los cuatro vientos, una religión donde prima el ingenio: "La Segunda es nuestro mayor vivero (...) Nosotros nos hemos preocupado de ajustar la identidad del entrenador al perfil del jugador". Mendilibar deja huella, su voz cuenta. "Que el míster haya confiado en el trabajo de la dirección deportiva en la confección de la plantilla fue vital". Y el escudo es del pueblo: "El club es de los accionistas (...) Están repartidos y el debate es constante". Otro universo.