Pasión en el banquillo. El Caparrós tropical. Devoción por un escudo. Sangre amarilla. Juan Manuel Rodríguez se ha convertido en el héroe de la agónica salvación de Las Palmas Atlético, que certificó ayer domingo en el Anexo de Siete Palmas ante El Ejido, y ante 3.000 fieles, su continuidad en la categoría de bronce. El rostro que acabó con el tiburón. Con 125 partidos en el primer equipo -el entrenador vivo con más recorrido en la UD Las Palmas al computar cinco campañas en la categoría de plata-, 'Joao' lo ha vuelto a hacer y conviene desterra el término 'milagro'.

Salvó al primer equipo en 2008 y 2011, del fuego de la Segunda B, y ahora muestra su partitura mágico en la vela chica. Consumado el descenso de la UD a Segunda División, de forma trágica y sin dignidad, la labor de este veterano técnico -cerca de los 60 años- pone en valor el espíritu de hormigón de un vestuario voluntarioso. 'Nunca se rindieron', era el lema que se podía leer en uno de los sectores de la grada de Naciente.

"Ahora toca descansar, quiero ver el Mundial", dijo esta mañana en la Cadena SER. Y no se cierra la puerta para volver a dirigir el primer equipo: "Uno nunca sabe dónde puede acabar, sé con quién trabajo y todo obedece a un proyecto (...) No pienso en otra cosa que seguir haciendo mi labor, seguir con lo que estoy haciendo". Tonono, director de Formación y Captación, asegura a este medio que cuenta con 'Joao' para Las Palmas Atlético. Seguirá en la factoría, mientras la UD busca técnico, tras el fracaso de la 2017-18. Hace casi un año, Márquez lograba el ascenso con el filial y tras caerse la opción de De Zerbi, se le entregó al barcelonés la dirección del conjunto profesional. Duró seis partidos.

Segundo de Pacuco y tres periplos de amarilloConocido como el Lagarto,

Juan Manuel Rodríguez fue capital en el ascenso de la UD a Segunda (1996), como asistente de Pacuco Rosales. Debutó en la 2003-04 en el banquillo amarillo, y fue despedido en diciembre tras caer ante el Cádiz en el Gran Canaria -16 partidos de Liga, uno de Copa-. Ese curso terminó en descenso. En la 2007-08 fue contratado del Villa de Santa Brígida y certificó una remontada épica. 32 partidos, 14 victorias y un meritorio octavo puesto. En la 2008-09, duró 14 partidos y fue destituido tras el famoso motín de Barranco Seco. Y en la 2010-11 arrancó su tercer ciclo, tras relevar en el cargo a Paco Jémez. Nueva reacción para evitar el infierno. En la 2011-12 duró el curso íntegro y cumplió con el objetivo: novena plaza.