La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El reportaje de la afición / El partido en el Parque del Insular

El quejido del Insular

Cerca de 200 aficionados se unieron a la protesta en el Estadio Insular promovida por la Federación de Peñas de la UD Las Palmas

61

Protesta de las peñas de la UD Las Palmas en el antiguo Estadio Insular

Matt Nixon se enganchó a la UD Las Palmas en Primera División. Sin arraigo a la Isla, con su casa a miles de kilómetros de Gran Canaria, le dio por hacerse del equipo amarillo. La "manera de jugar" del equipo, la "identidad" que portaba con jugadores de la casa, algo que "no se ve" en su Premier League, le enamoraron de los cinco escudos que forman el emblema del club de Pío XII. Nixon, de 17 años y nacido en Londres, tenía fe en que contra el Girona la UD se jugara algo; si no era así, le daba igual: iba a ir al Estadio de Gran Canaria para darle un último aliento a Las Palmas. Pero no pudo.

"Creía que era mejor estar aquí con el resto de aficionados, de verdad, sobre todo por cómo está la situación entre la directiva y la gente. Sentía que era mejor estar aquí que en el Estadio de Gran Canaria", reconoce este fanático amarillo al que ya le faltan dedos en la mano para contabilizar las veces que ha visto en directo en apenas tres años a la UD Las Palmas, tanto en la Isla como en otros tantos estadios de la geografía nacional. Y el curso que viene tiene pensado seguir. "Sé que será complicado conseguir un ascenso, pero ahí estaremos. Aquí me siento genial con la afición de este equipo", asegura desde las gradas del Insular, el santuario que elevó a la UD a los altares del balompié español y que nunca conoció como la casa de la entidad grancanaria. Sin embargo, ayer la protesta que organizó la Federación de Peñas de la UD Las Palmas en el vetusto recinto amarillo le valió para pegarse más al club amarillo.

Y para eso es necesario una regeneración. Es lo que pidieron los 200 aficionados, en su mayoría peñistas, que acudieron al Estadio Insular para mostrar su malestar con la UD Las Palmas, no con su escudo, sino con los rectores que rigen el destino del club insular. Porque la fractura social que hay entre la grada y el club "es peor" que el descenso. "Ha sido muy doloroso no ir al Estadio. Noto una separación entre el club y la gente tremenda. Sinceramente preferiría pagar mi abono del año que viene. El regalo suena a limosna, es una forma de comprarnos. Queremos menos limosnas y más dimisiones", admite Juani Orihuela, secretaria de la Peña Asdrúbal Padrón de Guanarteme.

Falta de dignidad

En esa misma línea se mueve Aurora Abrantes Segura, integrante de la peña Amarillos Somos. "Estamos cansados de que no se escuche nuestra voz. Necesitamos un cambio de directiva. El problema no sólo se puede reducir a los jugadores o los entrenadores, también deben asumir responsabilidades los que mandan", cuenta. El punto que más le ha tocado la moral este año es "el escaso rendimiento del equipo" en sus diferentes versiones. "Si por lo menos se hubiera mostrado algo de dignidad... Pero es que ni eso. Se ha bajado sin orgullo, sin alma, sin lucha", arranca.

Miguel Ángel Perera, de la Peña ArtenaráN, cree que lo que el trecho que hay ahora mismo entre la UD Las Palmas y su gente es la consecuencia de una sucesión de hechos que se han enmascarado con la buena dinámica del equipo hasta esta campaña. "Para mí el desencanto venía de atrás, pero lo de este año ha sido criminal. Hay un desarraigo social del equipo y la culpa es de los actuales dirigentes. Un descenso se puede digerir, pero esto es más complicado", resume.

El precio de las entradas, los abonos y los pocos detalles que la entidad ha tenido con la afición más fiel, también le ha dolido a Perera. "No se ha llenado ni una vez el Estadio de Gran Canaria en Primera División. Eso es terrible. El desarraigo no es algo deportivo, es más profundo. Se nos ha tratado como meros números, lo que importa es la televisión y los tantísimos aficionados que iban a venir y que nunca llegaron", agrega.

Jaime Quintana siempre habla en plural. "Nosotros, la Peña Cumbre Amarilla, apoyamos de manera incondicional esta iniciativa surgida de la Federación de Peñas de la UD Las Palmas. El simbolismo que tiene el Estadio Insular para unirnos es único. Cuando salimos de aquí hace tres años en caminata a Siete Palmas se notó. Tenemos que acercarnos de nuevo al escudo. Esta política de gestión del presidente Ramírez nos ha alejado del Gran Canaria", cuenta.

Por eso pide que "cuanto antes" se establezcan "los mecanismos necesarios" para volver a unir a la afición con el equipo. Porque el sentimiento latente, a su juicio, nunca desaparecerá por la UD Las Palmas. "Con este escudo la gente se sigue identificando, pero tienen que cambiar cosas, sobre todo hacia el aficionado, que la gente vuelva a querer ir al Estadio", añade.

Desde la isla de los volcanes llegaron 18 integrantes de la peña Amarillos Lanzarote. Al frente, Jorge Santana. "Estamos aquí para las alegrías y las penas, para demostrar que no sólo venimos para estar en los partidos grandes cuando hay rivales importantes. Venimos cuando nos interesa defender a la UD Las Palmas", cuenta.

"Queremos más que nada en este mundo a la UD Las Palmas, por eso estamos aquí. No por otra cosa. No estamos hablando de la Primera División o la Segunda División, estamos hablando de algo más importante, de la afición", comenta. Porque el decenso, visto el problema social al que se enfrenta la UD Las Palmas queda en un segundo plano. "Pedimos una UD Las Palmas digna, que no sea el juguete de nadie. Por eso queremos dimisiones. Si los objetivos no se cumplen, caen las personas que lo llevan. En cualquier empresa pasa", argumenta Santana, grancanario que reside en Lanzarote desde hace años por motivos laborales.

Una pasión por la UD que nació en casa. De su hogar en Las Palmas de Gran Canaria sacó ayer a Gloria Rodríguez, su madre. "¿Qué les iba a decir? La gente está en su derecho a protestar. Mis hijos, Jorge y Sergio, son muy aficionados al equipo y me arrastraron. Me animaron mis hijos a venir", cuenta.

Y la veterana aficionada cree que "hay motivos" para protestar. "No se puede permitir cómo han dejado a la UD Las Palmas bajar a Segunda de esta manera después de todo lo que costó", comenta mientras busca a su nieta.

Bruno Suárez, miembro de la peña Super Tino, cree que el icono que supone el Estadio Insular para la masa de la UD Las Palmas debe servir para que la gente vuelva a unirse en torno al escudo del equipo grancanario. Pero antes de eso se precisan más cambios. "El Estadio Insular es el origen de nuestra ilusión. Necesitamos recuperarnos, volver a encontrarnos y para eso hacen falta cambios", dice.

Porque Suárez cree que el amor por la UD Las Palmas está presente en la sociedad grancanaria, pero que necesita motivos para que vuelva a aflorar. "A mí no me hace falta que me animen a ir al Estadio. Hay una masa social que está dormida, que el club los ha dormido. El club parece que ha preferido llenar el estadio con turistas que con su gente aprovechando que estaba en Primera y eso pasa factura", añade.

Con todo eso, es optimista. "Aquí he sentido la ilusión que viví el día del ascenso contra el Zaragoza. Sentí lo mismo. Esta mañana no podía ni concentrarme en el trabajo. Aquí no hemos venido a provocar una divisón, venismo a unir. ¿Qué es Las Palmas? Una Unión Deportiva. Eso es lo que queremos", confiesa.

A Jazmina Rodríguez, de la Peña David García, le cuesta encontrar algo a lo que agarrarse. "Se siente mucho dolor ver al escudo humillado y pisoteado. La gestión del club no ha sido la adecuada -agrega-. Por eso venimos al lugar donde más grandes hemos sido. Será difícil ver cambios porque en este club hay muchos oídos sordos", comenta.

Por su parte Cesar García, presidente de la Federación de Peñas e integrante de Amarillos por el Mundo, se mostró satisfecho por la acogida que tuvo el acto. "A todos nos gustaría aquí ver a 1.000 personas, pero somos los que estamos", sentencia. Algo está fallando a su juicio para tomar esta drástica decisión. Que las conciencias que están en las oficinas del club se remuevan es el gran afán de la protesta que transcurrió con total normalidad y cánticos de apoyo al escudo y repulsa a la directiva. Todo con un sueño: volver a unirse por el futuro de un escudo en horas bajas.

Compartir el artículo

stats