En el Mundial de Italia 1990, el de Conejo, Valderrama, Toto Schillachi, Roger Milla, Baggio, el ´¡hijos de puta, hijos de puta!´ de Maradona a los pitos de San Paolo de Nápoles y la gloria de Brehme, aparece Manolo Jiménez. El nuevo entrenador de la UD Las Palmas completó 160 minutos -en dos partidos- con la España del Balón de Oro Luis Suárez. Esa Copa del Mundo fue su punto y final con el combinado nacional.

No fue citado más desde ese macabro 26 de junio de 1990-solo tenía 25 años-, cuando España latía maldita. Una eliminación diabólica con Míchel como culpable. La selección nacional, liderada por Martín Vázquez, Butragueño, Julio Salinas, Zubizarreta, Villarroya, Sanchís y Chendo, contó con el acierto realizador del madridista Míchel (pichichi, cuatro dianas).

Héroe y villano, fue señalado como el máximo responsable de la cruenta eliminación ante Yugoslavia en la prórroga de octavos de final. Un lanzamiento de falta de Dragan Stojkovic pasó por su lado de la barrera. El exjugador del Real Madrid retiró el rostro y el balón penetró en la portería de Zubizarreta. Se le culpó por ese doloroso fin de fiesta. Una vez más, España no daba la talla y se quedó por el camino. Tras sucumbir en los penaltis en México 1986 -en el cruce de cuartos ante Bélgica-, ahora era en octavos. No había manera de encontrar el Santo Grial. Abonados al padecimiento hasta que llegó Iniesta.

A la batalla por Andrinúa

Manolo Jiménez completó 15 partidos de internacional y fue convocado para el Mundial de Italia 1990 por Luis Suárez.Con el Sevilla alcanzó la histórica cifra de 384 partidos. Ostenta el número uno en la tabla de partidos de la legión de Nervión. Como lateral izquierdo fue titular ante Uruguay (0-0) y contó con minutos en el dramático pulso de octavos de final ante Yugoslavia (1-2) que terminó en tragedia.

Jiménez, que ha sido contratado por Miguel Ángel Ramírez para catapultar a la UD a Primera División, saltó al césped en el minuto 50 por Andrinúa. Aportó coraje y velocidad en el costado zurdo. Tras la disputa de la Copa del Mundo, seis meses más tarde, Vicente Miera relevó a Luis Suárez y un año más tarde llegó Javier Clemente. El defensa de Arahal no volvió a ser convocado por la selección, tras haber disputado quince partidos como internacional absoluto. En ese estadio Marc Antonio Bentegodi de Verona escribió su última línea con La Roja. Pero su conexión con Italia 1990 va más allá.

Frenar a Claudio Caniggia

Jiménez se estrenó con España ante Argentina, un 12 de octubre de 1988 en el Sánchez Pizjuán. Su estadio. Y tuvo que lidiar con el atacante Caniggia, que se convertiría en Italia 1990 en uno de los rostros benditos. El delantero argentino, a pase de Maradona, batió Taffarel y dinamitó a Brasil en los octavos.

El duelo amistoso del Pizjuán terminó (1-1) merced a los tantos de Emilio Butragueño y Caniggia. Jiménez jugó 44 minutos. Desde el primer segundo de internacional al último en Verona, se dejó el alma en la arena. El corazón en un puño.

Amante de la filosofía de Bilardo -campeón del mundo en México 1986 y plata en la edición de Italia 1990-, en el banquillo de la UD hay sangre mundialista. Un gladiador que se cruzó con la Uruguay de Rubén Sosa y Enzo Francescoli (0-0) en el estadio Friuli de Udine. Vio una cartulina amarilla en el 23´ y fue suplente ante Corea del Sur (1-3). Tampoco tuvo presencia ante Bélgica (1-2). Saltó en octavos por Andrinúa y Yugoslavia le robó la fama. Verona y el misil de Stojkovic.