La memoria del pecado. Vuelve Deivid y estalla la polémica. ¿Fue honesto o debe cargar con la condición de enemigo público número del planeta Roque Nublo? El quinto fichaje dará mucho que hablar. La atracción del morbo. De profesión, capitán, se trata de un movimiento de elevado carga sentimental. Líder, marcador superdotado -debutó en Tercera División con el Universidad B de juvenil- y entrenador en ciernes, David Rodríguez 'Deivid' es la contratación más caliente del verano. Su regreso a la UD Las Palmas, tras rescindir con el Valladolid y militar en un plantel con el botín del ascenso, pone a prueba la memoria de la grada.

El 22-J de 2014, en la vuelta de la final del playoff de ascenso a Primera, el central amarillo fue titular en el episodio más negro de la historia reciente del sentimiento pío pío. Gol de Apoño, invasión y el empate de Dávila -icono del tinerfeñismo en la siguiente campaña 2014-15-. El 28 de junio se anunciaba su incorporación al Córdoba. Un cambio de aires que no fue bien visto por la grada. Se elevaron las suspicacias.

Han pasado 1.463 días de la cruenta eliminación. El defensor, formado en el Unión Viera y que luego estiró su carrera en el Universidad B, Universidad, Sevilla Atlético y Sevilla, volverá a vestir de amarillo cuatro años después del terremoto. Tras su paso por el conjunto de los califas -jugó en Primera, descendió y computó 80 partidos-, recaló en el Real Valladolid, desde el pasado verano, para besar el primer ascenso de su carrera a la máxima categoría. En ese planeta, el del caviar, debutó de la mano de Míchel en un Sevilla poderoso. Entró por Negredo -2 de abril de 2012- y fue icono para el sevillismo. Era el rostro de la esperanza.

Capitán en el filial del Universidad, capitán en el bloque colegial en la categoría de bronce y en el Sevilla Atlético, siempre ha llevado el brazalete como una cuestión innata. Con 82 duelos con la UD, completó dos liguillas con el cuadro isleño. En ambas fue eliminado. La primera ante el Almería -en las semifinales- y la segunda, en la zona cero del sentimiento, ante el conjunto del Chapi Ferrer. Le falta un salto de categoría para liquidar esa sombra funesta, que se agiganta en las redes sociales. Mal metabolizado por el Gran Canaria, pisará la escena del pecado durante su presentación, que será en las próximas jornadas.

Tras Nauzet Pérez, Mantovani, Fidel y Álvaro Lemos, llegan Deivid y Rubén Castro. A finales de junio de 2014, detallaba a este medio, el carrusel de acontecimientos. Terminaba contrato y llegó una llamada. "La culpa es de los que saltaron aquel día, el Córdoba no tuvo nada que ver", admitía.

Debutó con la UD de la mano de Sergio Lobera ante el Racing en el Sardinero -19 de agosto de 2012-. Fue uno de los coroneles y activos de rango con el estratega maño. 82 partidos oficiales, alérgico al banquillo, se dejó la piel por la tierra prometida. El peso de esa decisión, 1.463 días después, vuelve a bailar en la memoria colectiva. ¿Es un villano? Luchará por la condición de zaguero imperial con Bigas, Mantovani y David García -a Ximo Navarro y Mauricio Lemos se les busca acomodo por su cartel-.

Indiscutible en la UD -en la 2012-13 y 2013-14-, arengó a sus compañeros desde el primer día en la factoría de Barranco Seco. Ahora será juzgado por el respetable. "Nunca me escondo", es una de sus frases más repetidas. De frente, como capitán, se enfrenta a una cicatriz. El tiempo es caprichoso. Quizás marque el gol del ascenso, como hiciese Sergio Araujo, denostado por el Gran Canaria, dos años después, del mágico 21-J.