Rubén Castro Martín miró al cielo de Leeds. Elland Road, un templo para ahogar las penas. El Moña no tiene quien le pase. Tiró decenas de desmarques a los espacios y abrazó la soledad más absoluta. El fichaje del isletero disparó las expectativas y la ilusión de la parroquia amarilla. Le avalan sus 290 partidos con el Real Betis y sus 147 dianas. Debutó ante el CD Tenerife en la final de la Copa Mahou para jugar los segundos 45 minutos.

Entró en el tramo final del amistoso ante el Birmingham City y fue titular en Elland Road. Tres partidos, cero tantos. En el momento de retirarse del estadio de 120 años escenifició su malestar. "Vine para marcar goles, yo sé para qué me han fichado", aseguró en el salón principal del Hotel Hilton de St George's Park. ¿Pero y si no llegan pelotas de chocolate al espacio? El alta de Dani Pacheco, que sigue en el aire, así como el refuerzo de Galarreta podrían satisfacer de alguna manera el apetito de Rubén Castro. En su etapa en el Real Betis, el isletero contó con grandes asistentes como el propio Jorge Molina -que también figuró en la nómina de futuribles amarillos- o el propio mediapunta del Getafe, Deportivo Alavés y el conjunto de Heliópolis

. Con Araujo y Mir, Rubén escenificó un tridente de fuego ante el Leeds United pero tuvo que fabricarse cada acción de peligro -dos tiros desde la frontal y una combinación con el Chino-.

La UD sigue a la espera de incorporar dos extremos y dos centrocampistas creativos. Se busca al nuevo Viera de forma urgente para brindar balones de oro al Moña. Jiménez restó importancia a esta deficiencia en el plano ofensivo, cuando se cumple la cuarta semana de la pretemporada. "Ya tenemos ese tipo de jugadores como los centrocampistas, Fidel, Tana...Pero a Rubén lo que le falta es esa frescura (...) La irá adquiriendo con el paso del tiempo". Se busca suministrador de petróleo para el Moña. El cuadro amarillo añora al nuevo Viera. Y Rubén también.