El fútbol profesional no permite concesiones. Se llame como se llame el rival y sea cual sea la competición, dormirse es un pecado mortal. Es lo que hizo la UD Las Palmas frente al Rayo Majadahonda para caer eliminado de la Copa del Rey a las primeras de cambio, en la segunda eliminatoria y en el Estadio de Gran Canaria (1-2), lo que eleva el bochorno. Se adelantó pronto por medio de Maikel Mesa, pero entonces se metió en la cama, se cubrió con las sábanas y cuando se quiso dar cuenta un penalti riguroso -por no decir inexistente- le mandó para casa con todo merecimiento. No son tres puntos, el poco nombre del rival no hace justicia con su nivel futbolístico y la competición del ko no puede estar más devaluada para los equipos de LaLiga 123, pero la mancha ya no la quita nadie. Y más aún después de vender que la Copa del Rey se la tomaban en serio.

Porque las intenciones se demuestran con hechos y no con palabras. Y ahí quedó retratada esta UD, que tiró la Copa del Rey por su soberbia y su falta de intensidad tras adelantarse en el marcador. Se creyó que el trabajo lo tenía hecho, que con el 1-0 a los tres minutos sería coser y cantar, que la ley del más fuerte se acabaría imponiendo. Pero lo que ya amagó con producirse frente al Reus y el Albacete se materializó frente al Rayo Majadahonda. Sin el olfato de Rubén Castro no es lo mismo jugar a cazar un contragolpe. Así, el resultado de la relajación fue dar alas a un impecable Rayo Majadahonda, que empató antes del descanso tras una cantada de Nauzet Pérez y remontó a un cuarto de hora del final con un penalti de Mantovani que convirtió Isaac Carcelén. En medio, un mar de apatía en la inmensa mayoría de jugadores de la UD del que apenas salieron vivos Danny Blum y Maikel Mesa, que encima acabó lesionado.

El resto lo tendrán muy complicado para disfrutar de continuidad. Ya lo advirtió ayer Manolo Jiménez: "Si caemos, la temporada será larga para algunos jugadores". Ese aviso a navegantes no fue suficiente para los que disfrutaban de su oportunidad. Debutaron este curso Nauzet Pérez, que alternó buenas paradas con una cantada letal; Diego Parras, en su caso se estrenó con el primer equipo; y Deivid, que fue pitado. Ninguno, como Mantovani, pasó el examen y fueron superados por el ataque majariego. Quedó muy señalado Christian Rivera, primer sustituido tras ser invisible; no dieron un paso al frente los hermanos Castellano; Momo notó la inactividad y Pekhart confirmó que si no le alimentan se limita al choque y a la segunda jugada. Es el resumen del fracaso del plan B.

Primer detalle de Blum

Y eso que no podía haber empezado mejor el partido para la UD Las Palmas. Salió enchufada y encontró el gol en apenas tres minutos. Un saque de banda de Dani Castellano lo convirtió Danny Blum en una ocasión de peligro con un taconazo que nadie se esperaba. Fue el primero de los muchos detalles del alemán. El gemelo puso un centro medido para que Maikel Mesa se impusiera por alto y con un cabezazo de libro superara a Cantero. Una jugada de tiralíneas y con tres gestos decisivos de los protagonistas.

Con el colchón del tanto la UD pensó que tenía los deberes hechos y empezó su siesta. El Rayo Majadahonda se apoderó del balón, cosa que probablemente hubiera hecho también con el 0-0 ya que eso no lo negocia. A eso se unió que el gol inicial dio licencia a la UD para ceder terreno, bajar la intensidad y esperar a un contragolpe letal. Pero llegó todo lo contrario porque el Rayo se fue sintiendo cada vez más cómodo sobre el césped. Liderado por Fede Varela, un mediocentro hispano-argentino cedido por el Oporto que a sus 21 años tiene pinta de jugador grande, el cuadro de Antonio Iriondo se vino arriba y produjo un vendaval de ocasiones. Aseado y con las ideas claras a pesar de contar con hasta 18 fichajes, parece que se conocen de toda la vida. Apuntan a revelación.

La primera ocasión fue de Jeisson a centro lateral de Toni Martínez. Diego Parras, en un debut tímido, tuvo su único error al ceder la espalda en esa acción. Mientras en la UD lo único a destacar eran los pitos a Deivid, las oportunidades llegaron a cuentagotas para los majariegos. Un centro de Fede Varela rematado por Toni Martínez en el segundo palo provocó la primera parada de Nauzet Pérez. El meta grancanario volvió a aparecer después en disparos de Varela y Benito, ambos desde fuera del área. El extremo, cedido por la UD, puso en aprietos a Dani Castellano en su debut con el Rayo.

Débil reacción a la media hora

Tras media hora de baño visitante, de pérdidas de balón y sin pisar área, la UD dio un paso adelante. Desaparecidos Javi Castellano y Christian Rivera en la sala de máquinas, tuvieron que pedir la pelota Momo, Maikel Mesa y Danny Blum para que los amarillos combinaran algo más. No tuvieron ocasiones de peligro, pero era suficiente para acabar con el monólogo. Fueron los mejores minutos del extremo alemán con un sombrero, un disparo escorado y dos centros con veneno que no hallaron rematador. Oposita al once.

En el mejor momento de la UD en el partido, cuando presionaba, robaba y empezaba a intimidar, llegó la cantada de Nauzet Pérez. El Rayo salió muy bien de una presión y se plantó con cuatro hombres frente a tres amarillos en el área. El centro de Toni Martínez lo despejó Deivid a las nubes, y cuando caía el meta amarillo salió a por uvas. El balón cayó a los pies de Fede Varela, que solo tuvo que embocar. Falto de puntería, el Rayo Majadahonda agradece estos regalos para combatir su principal déficit.

A la reanudación saltó la UD de nuevo con legañas. Sin hambre para ir a por el partido, se limitó a defender algo mejor su puntería durante los primeros diez minutos. Entonces el partido se rompió y llegaron varias ocasiones en las dos áreas. Danny Blum insistió en convertirse en la sensación del partido con un gran disparo desde la frontal que hizo sudar a Cantero. Y poco después Maikel Mesa se plantó ante el portero tras un balón ganado por Pekhart y un buen regate, pero el remate raso del tinerfeño lo detuvo el meta.

Para entonces ya Manolo Jiménez había agitado el banquillo con la entrada de Fabio, una de las dos sorpresas de la convocatoria. La otra, la ausencia de Hadi Sacko. Christian Rivera se fue del césped tras pasar de puntillas. Antonio Iriondo también hizo cambios pronto con la entrada de Isaac por Echu en el descanso y de Schiappacasse por Jeisson a media hora para el final. Eran los más flojos de un equipo coral y atrevido en el que repitieron tres titulares del lunes: el examarillo Ernesto Galán, Rafa y el propio Fede Varela.

Así, con las ocasiones amarillas se abrió el partido y el Majadahonda ahí también sabe moverse. Schiappacasse se plantó ante Nauzet, que despejó un buen disparo del hábil delantero uruguayo. Esa acción pareció asustar a la UD, que volvió a replegarse y esperar acontecimientos. El Rayo volvió a mandar y, aunque no llegaba tanto como en la primera mitad, se encontraba más cómodo.

Tras el susto de Maikel Mesa -se echó la mano a la parte posterior del muslo pero podría llegar a jugar el domingo- y la entrada de Tana, poco cambió. Los amarillos siguieron sin combinar y llegó el esprint final. Ocurre que los amarillos decidieron no acelerar y en un error del colegiado el Rayo Majadahonda volvió a encontrar su premio. Entendió Iglesias Villanueva que hubo penalti de Mantovani, pero lo cierto es que tocó la pelota. Como mucho, libre indirecto por levantar la pierna por encima de la cintura del rival con los tacos por delante.

Sea como fuere, a un cuarto de hora para el final Isaac Carcelén transformó la pena máxima. Adivinó y se estiró Nauzet, pero el lanzador lo ajustó muy bien al palo. Tocó Jiménez tambores de guerra y metió a Rubén Castro por Momo, apagado en la segunda parte, y la UD soltó una pataleta final a la desesperada.

El punta grancanario y Blum fueron los más activos. Un remate del alemán a centro de Dani Castellano y un cabezazo de Pekhart a envío de Rubén fueron las ocasiones más claras del tramo final, pero el partido se agotó con el Rayo disfrutando de varios córners y midiendo con inteligencia. Incluso pidió un penalti de Fabio a Schiappacasse. Ya no tenía remedio la UD. No merecía el empate por su indolencia y su desgana. Desprestigió con su actitud la Copa del Rey y en lugar de una alegría, como en los últimos tres años, se llevó un bofetón con la mano abierta. Y un aviso muy serio para la Liga.