Decibelios de locura. El grito del renacido. Héroe, villano y príncipe. Elevado a los altares por el partenón amarillo -21 de junio de 2015 como icono del último ascenso- y obligado a salir por la puerta falsa marcado por la desdicha -el 25 de enero de 2017 iniciaba su aventura en el AEK de Atenas-. Esclavo del cielo y el infierno. Sergio Ezequiel Araujo (92 duelos oficiales de amarillo, 33 tantos) puso ayer sábado fin a la maldición. Pulverizó en el minuto 1' la meta de Juan Carlos, arquero del cuadro soriano, y allanaba el camino hacia la gloria en un triunfo incontestable del tridente. Con Mir y Rubén, conforma un frente ofensivo sin límites. Pero más allá de su acierto, se ganó el aplauso del respetable con un repertorio de carreras, actos de fe y coberturas. Este Chino ha cambiado. Se merece el perdón de una Isla.

Su penúltimo tanto con la UD se remonta al 24 de septiembre de 2016 ante el Real Madrid en el estadio de Siete Palmas. Era el minuto 84' y batía a Casilla en la portería de la Naciente, la misma que le hizo inmortal en la vuelta de la final de la promoción de ascenso a la máxima categoría ante el Real Zaragoza. Son 757 días y una metamorfosis. Cesión al AEK de Atenas -de enero a junio de 2017- y segunda etapa en el club griego -temporada 2017-18-, a las órdenes de Manolo Jiménez para coronarse como rey de la Superliga helena. Desde la pasada pretemporada, más fino y atlético, demostró que quería comerse el mundo de amarillo. Jugó un papel clave en la contratación de Jiménez y el '10' ya es el estandarte del proyecto legionario.

Lo repitió una y otra vez en la previa, quería marcar como fuese. Debutó ante la AD Alcorcón y conectó de forma brillante con Rubén Castro. En Almería, fue devorado por el terremoto de la duda. Una lesión le dejó fuera de combate el inicio de agosto, en plena pretemporada. Era su momento, tras llegar como una moto. Potencia, definición, descarga eléctrica, ritmo tropical y sangre. Celebraciones que marcan época. Su tanto ante el CD Numancia abre paso a su segundo ciclo en la categoría de plata con la UD. Suma 76 partidos en Segunda, un planeta en el que ha marcado 31 dianas y ha firmado 12 asistencias. En esta 2018-19, solo computa 214 minutos y ha dejado muy buenas sensaciones. Su encaje táctico queda perfectamente definido: en el costado zurdo y con libertad. Ya Paco Herrera lo utilizó como falso delantero en la 2014-15. Señalado por sus excesos, es un hombre nuevo. La ovación del Gran Canaria marca un punto de inflexión -ante el Alcorcón fue silbado levemente al entrar-. Araujo está de vuelta. Y tiene compañía: Mir y Rubén. Es el tridente del perdón, el tridente diabólico de la UD legionaria.