Quiero dejar constancia del absoluto ninguneo que por parte de los gestores de la UD Las Palmas le hicieron a Aureliano Estévez cuando dejó su actividad deportiva en 1983. Perteneció al club 16 temporadas y jugó más de 200 partidos oficiales con el equipo amarillo. Y no jugó la final de Copa al lesionarse días antes. Después de esta hoja de servicios al club, por lo visto, y a tenor de la conducta de la UD Las Palmas, no fue merecedor de un homenaje ni al retirarse ni cuando falleció. Hoy quiero corregir esto y le hago mi homenaje particular a través de esta entrevista a Saro, la mujer que le ha acompañado en los momentos felices y en los no tantos. Con Saro han sido pocas las veces en las que hemos coincidido y han sido breves y separadas en el tiempo, siempre acompañada de Estévez. Las dos veces que relato ahora han sido las que más me impactaron. La última vez que vi a Estévez con vida nos vimos en casa de una amiga común que él apreciaba mucho y a la que quería saludar y despedirse. Y la segunda fue cuando nos vimos en el tanatorio antes del sepelio. Al cabo de los años y llamando a conocidos conseguí dar con ella. Me desplazo a La Garita, donde vive ahora. Siempre la he recordado alegre, campechana, habladora y de risa fácil. Explicado el motivo que me lleva a entrevistarla aceptó y aquí estamos.