¿Cuándo y cómo conociste a Estévez?

Yo estudiaba auxiliar de administrativo, pero cuando le conocí a él trabajaba de dependienta en Pedro Infinito en un bazar. Allí conocí a su madre y un día ella me lo presentó. Lo conocí en Schamann, yo tenía 16 años. La madre venía a comprar donde yo trabajaba.

¿Sabías que jugaba al fútbol cuando te lo presentaron?

No.

¿Fue un noviazgo tranquilo?

Sí. Bueno, al ser jugador de fútbol tenía sus admiradoras, ya se sabe. Pero dentro de lo que cabe, sí. No discutíamos. Hablábamos de deporte, de fútbol, de política... de todo.

¿Quién daba su brazo a torcer antes?

Yo, él tenía un carácter muy especial (se ríe).

¿Entiendes de fútbol?

Un poco. No me gustaba antes de conocerlo pero me gustan más los entresijos. A mi padre le gustaba mucho, iba mucho al López Socas y yo iba con él. Con Estévez hablábamos de partidos, de cosas que se comentaban en la radio, pero no le gustaba sentarse y hablar de táctica.

¿Cómo reaccionaba cuando perdía un partido o jugaba mal?

Se ponía bastante triste. Ese día no quería ni hablar.

¿Recuerdas algún partido especial que él recordara con más entusiasmo?

En general todos los partidos de la UEFA. Fueron muy importantes para él y para todos los jugadores.

¿Y la final de Copa?

No la jugó porque un partido antes se lesionó, sufrió un derrame muscular. Fueron a jugar contra el Salamanca y Miguel Muñoz dijo que jugara. No tenía que haberlo hecho y no pudo jugar la final.

¿Cuando se fue cedido al Tenerife en 1975 ya vivías con él?

No. Se fue solo a Tenerife y después fueron sus padres. Pero lo llevaba bien porque venía para acá.

Él volvió y empezó a jugar cuando yo ya dejaba el fútbol así que apenas coincidimos. Salvo una vez en la que Héctor Rial lo llamó para que se desplazara a Sevilla para jugar en mi lugar, estando yo ya en Sevilla concentrado para ese desplazamiento y sin estar lesionado. ¿Cuántos años jugó en la UD Las Palmas?

Jugó 16 años en Las Palmas y uno en el Tenerife. Llegó a Las Palmas con 17 y se retiró con 34.

¿La UD le hizo algún homenaje?

No. Según el presidente en ese momento es porque era un jugador rico.

¿Y qué tiene que ver?

Pues decía que no lo necesitaba.

¿Recibiste algún gesto de la UD Las Palmas al fallecer?

No. Mi marido falleció y nunca recibí una llamada. Fue ignorado.

¿La UD te reconoció como la mujer de Estévez?

No.

¿A que se dedicó Estévez al dejar el fútbol?

A promotor y constructor.

Asistía de comentarista en emisoras de radio.

Sí, estuvo con Segundo Almeida y con Manolo Morales. Y en la radio de la UD Las Palmas, pero estuvo muy poco tiempo.

Fue internacional sub 23 con España. ¿Le ilusionó?

Sí, mucho. Le convocó Eduardo Toba. Y jugó con Barrios.

¿Crees que se sintió valorado en la UD?

No.

No hablo como persona, sino como jugador.

Ni una cosa ni la otra.

¿Sintió mucho dejar la UD? ¿Qué dijo se su retirada?

Le entristeció mucho porque el fútbol era su vida. Sintió mucho dejarlo pero Las Palmas bajó a Segunda, tenía 34 años y sabía que no iba a poder seguir. Le costó adaptarse a su nueva vida pero cuando cambió y se dedicó a otra cosa ya se encontró bien.

¿Ibas a verlo jugar?

Muy pocas veces. Yo era muy tranquila.

¿Cómo encajaba las críticas?

Pasaba de ellas. Él mejor que nadie sabía si había estado bien o no. Miguel Muñoz además era el primero que les decía que no leyeran periódicos y no hiciera caso a lo que decían los periodistas.

Pero eso es muy difícil. Recuerdo que los lunes todos los jugadores compraban el Marca y miraban qué nota les habían puesto.

(se ríe) Él pasaba de eso. El fútbol era su pasión pero también su trabajo.

¿Con qué jugadores se relacionaba más?

Con los que eran menos famosos. Manolo Marrero, Felo, Mayé, Pepe Juan... los menos nombrados.

¿Tienes amigas del fútbol?

No.

¿No vas a las comidas de las mujeres de los exjugadores?

No, a mí no me llaman. Ni la Asociación de Exjugadores.

Cuando su madre murió yo lo visité en su casa y lo encontré derrotado. Sufría mucho y me pareció distinto.

Perdió parte de su alegría con su madre. Ese humor que él tenía, que se reía de todo, lo perdió.

¿Cuántos años vivieron juntos?

Vivimos 22 años juntos, aparte del noviazgo.

¿Por qué no se casaron?

Sí nos casamos, dos años antes de que él muriera.

¿Recuerdas con especial cariño algún lugar que visitaron?

Sí. Málaga, el pueblo de Torre del Mar. Ahí pasábamos tres o cuatro días cada vez que íbamos a la Península. También su tierra, Sabadell. Y Andorra.

¿Qué haces en un día cualquiera?

La verdad que sigo echándolo mucho de menos. Cuido a mis gatos, que tengo seis. Doy un paseo por la avenida, tengo que hacer trámites, voy al gimnasio, a ver a mi hermana, mis sobrinos... con 61 años pues una vida normal.

¿Cuándo te enteras de su enfermedad?

El 2 de junio de 2011. Yo había estado ingresada y cuando iba a verme me decía que se sentía mal, que le dolía la cabeza. Le decía que se marchara pero él me decía que no. Me estaban haciendo unas pruebas porque me había salido un tumor y me estaban controlando. Al salir el 1 de junio se encontraba mal, se le caían las piernas. Al día siguiente se encontraba igual y fuimos al médico, aunque él no quería porque decía que le iban a decir que tenía algo mal. Le llevamos y nos dijeron que le lleváramos a un oncólogo. Al decirles los síntomas nos dijeron que le lleváramos ya. Y fue cuando nos dijeron que tenía no uno sino tres tumores en la cabeza.

Sé que él fue a Navarra.

Sí. Primero lo mandaron al Hospital Insular, confirmaron que no tenía más tumores en el cuerpo y que los que tenía en la cabeza era del peor tipo que hay. Lo llevamos a Pamplona, le operaron para intentar salvarle la vida y salió mucho peor. Se le paralizó toda la parte izquierda del cuerpo.

Lo vi el día que vino a despedirse.

Estaba bastante deteriorado. Llegó un momento en el que no sabía que había sido jugador de fútbol. Se le reprodujeron los tumores después de los tratamientos. Ver como cada día se iba apagando fue fatal. Él era consciente de que se iba a morir. Han pasado siete años y sigo echándole mucho de menos.

¿En qué momento te diste cuenta de que estaba todo perdido?

Unos días antes.

¿Crees en la otra vida?

Él y yo siempre pensábamos que hay otra vida. Y espero encontrármelo.