Con la llegada de Paco Herrera hay menos secretos. La UD Las Palmas volvió a abrir sus puertas a los medios de comunicación y esa será la práctica habitual todas las semanas, salvo los días reservados para trabajar específicamente la táctica. Se trata del primer cambio evidente en el día a día de los amarillos tras el aterrizaje del catalán en el banquillo. El otro, como suele ser habitual en el inicio de un nuevo mandato, es el aumento de la motivación producto del deseo de agradar.

Así lo demostraron los futbolistas desde que a las 17.09 horas saltaron al césped de El Hornillo, en Telde. Antes, el nuevo cuerpo técnico, compuesto también por Ángel Rodríguez -segundo entrenador-, Telmo de Andrés -preparador físico-, el Turu Flores -asistente técnico- y Esteban Yepes -preparador de porteros, aunque en su caso ya estaba con Manolo Jiménez-, se presentó a los jugadores en la sala de prensa. De ahí salieron las primeras consignas, las primeras conjuras.

Herrera entró al campo mientras hablaba con Deivid. Ángel, por su parte, hizo lo propio con Araujo. Como ya se había producido la charla, la sesión de trabajo empezó de inmediato. Tras una breve carrera continua, interrumpida para David García y Timor, a quienes el técnico sacó del grupo por separado para hablar con ellos personalmente, el balón tomo el protagonismo absoluto y, a partir de ahí, el nuevo míster se metió de lleno en el entreno.

Dispuso un partidillo de área a área sin porterías con dos equipos y el capitán, que por fin se ejercitó junto al resto de sus compañeros tras varias semanas lesionado, como comodín. Durante el mismo, se mostró muy activo e insistente. Expresiones como "que no la roben", "toca, toca" o "rápido" son sólo un ejemplo de su participación directa en el bolo.

Los jugadores también pusieron de su parte. Tal fue la intensidad con la que se fajaron que incluso hubo algún susto. El primero lo dio Tana, que recibió una entrada del filial Camacho y tuvo que ser atendido por culpa de un fuerte golpe en la rodilla izquierda. Por fortuna, el canterano pudo continuar.

Herrera, que en su etapa anterior contó muy poco o casi nada con él, se interesó por él. Su toque cariñoso en la cabeza del de San Cristóbal para hacerle entrar nuevamente al partidillo quizá sea un síntoma de una gran relación que habrá de dar frutos deportivos al equipo.

Cuatro ausencias y seis filiales

El segundo susto lo protagonizó Diego Parras, que hasta sangró por la nariz después de un encontronazo con Timor. También quedó en nada. A esa pachanga le siguió otra, pero esta vez con un campo más reducido y con tres equipos. En definitiva, los que pretendía el nuevo entrenador en su primer día era que los suyos se sintieran felices con el elemento esencial del fútbol: el balón. Ya habría tiempo para otras cosas.

El entrenamiento concluyó después de una hora y cuarto de trabajo. Faltaron Mir y Sacko, concentrados con sus selecciones. También Cala -sancionado para el choque Cádiz- y Blum, con permiso del club, y Momo y Peñalba, que siguen con su recuperación y sólo realizaron con el grupo la primera parte de la sesión. A cambio, participaron seis filiales. Hoy, más. La segunda UD de Herrera ya vuela. Las Palmas tiene otra cara.