La afluencia de espectadores del Estadio de Gran Canaria se vio mermada ayer y registró una pobre entrada con 11.612 butacas ocupadas, entre los cuales mostraron su descontento con la trayectoria negativa en la que está sumida la UD.

La afición amarilla llegó a silbar por momentos a su equipo, sobre todo a partir del minuto 23, centrando sus críticas en acciones erróneas de la defensa insular y también en el momento en el que Paco Herrera decidió sustituir a Rubén y dar entrada a Rafa Mir.