Autocrítica De la Bella. Aquí está el ejemplo a seguir. El lateral catalán de la UD Las Palmas, que fue relegado a la suplencia ante el Real Oviedo por su error en el estadio Ramón de Carranza, lanza un mensaje de fuego. Lo lleva tatuado en la piel. "Si vamos a verlas venir en Lugo; nos vendremos con otra hostia".

En plena caída libre, el defensa amarillo de 33 años y ex de la Real Sociedad tilda de "situación preocupante" la catarsis isleña -una victoria en las últimas diez jornadas-. "El equipo no termina de jugar bien, no acaba de conseguir victorias (...) Depende de nosotros, de los jugadores. Paco ha venido a ayudarnos, a dar la vuelta a la situación. Si realmente queremos estar en la parte alta, donde merecemos estar por club, por afición y por historia, tenemos que dar un paso hacia adelante".

Disecciona los errores futbolísticos de la UD que recibió cuatro en el Ramón de Carranza. Y solo suma un éxito foráneo. "El equipo no acaba de jugar bien. No se siente cómodo con la pelota y cuando tiene que correr detrás de ella para robarla, no somos capaces de juntarnos, de ir a la presión todos a la vez. No estamos eligiendo bien los momentos, estamos corriendo pero no como equipo.Dejamos muchos espacios que los rivales están aprovechando [en relación a la salida a la contra del enemigo y que generó notables problemas ante el Almería, Mallorca, Elche, Cádiz o en un última instancia, el Oviedo].

En relación a su suplencia ante el conjunto asturiano en el Gran Canaria -tras el error ante el Cádiz, que costó el cuarto tanto gaditano-, asegura que "la encajé muy bien. Venía de algún partido, sobre todo en Cádiz, donde mi rendimiento fue bajo. Dani está entrenando bien. Mi única preocupación es darle la vuelta a esta situación demostrándole al entrenador que quiero volver, mejorar mi rendimiento en los entrenamientos y luego en los partidos. Ahora mismo lo que me preocupa es lo colectivo. Prefiero que el equipo gane aunque no tenga que estar en el campo. Soy exigente conmigo mismo y quiero mejorar mi rendimiento".

Acepta el rol de favoritos y se el rival a batir. "Los jugadores contamos con la suficiente experiencia para aceptar que todo el mundo nos quiere ganar. La UD está muy lejos del ascenso directo. Se nos ha complicado mucho. Tenemos que empezar a correr como equipo y juntos. Tenemos un partido complicado en Lugo y si vamos a verlas venir, nos vendremos con otra hostia (...) Es la única manera para salir de esta situación. No conozco a ningún equipo que gane por dos o tres jugadores. Si entre todos no tiramos del carro, será difícil que consigamos lo que nos hemos propuesto. Cada uno debe intentar exprimirse más para el beneficio colectivo".

Abre la puerta a jugar con extremos. "Pienso que muchos partidos cuando el rival se encierra atrás se le puede hacer daño por las bandas. Estoy acostumbrado a jugar con un extremo por delante, hacer paredes y crear superioridad con dos contra uno. Me siento más cómodo cuando tengo a un jugador por delante. Estamos reforzando el centro del campo, tenemos un míster con mucha experiencia que utilizará el sistema que mejor nos venga". Llega la batalla de Lugo. La guerra del pánico. "Veremos a un rival que va a salir a morder, no tienen una dinámica buena y en su campo se hacen fuertes, es un equipo que tiene un fútbol claro. Nos intentarán meter en nuestra área con muchos centros; tenemos que estar preparados para sufrir sus acometidas y estar acertados en el área contraria".