Coronación o la hecatombe de los 72 días. Marcada por la urgencia, la UD afronta la sexta visita oficial al Ángel Carro de Lugo con el eslogan de 'camina o revienta'. La capital lucense, estación de paso del Camino de Santiago Primitivo, es el último tránsito de fe para los legionarios de Herrera (19.00 horas, TVC). Ganar y de cualquier manera. Aprieta la soga. Late la imperiosa necesidad de sepultar las tinieblas.

Desde el pasado 29 de septiembre tras sucumbir en El Molinón ante el Sporting de Gijón -tramo kilométrico de las diez últimas jornadas-, los amarillos solo computan una alegría ante el Numancia y laten bajo el delirio. Paco Herrera, que cumple tres semanas en el cargo, anuncia medidas drásticas para escapar de la silla eléctrica y ver la luz. Aguarda un derbi en la esquina, y un nuevo revés estiraría a siete las jornadas consecutivas de herejías. La misiva es diáfana: dinamitar la gran parálisis y abrir la ventana de la esperanza. Resurrección o incendio en la previa del clásico canario.

La última victoria amarilla en el territorio lucense se remonta a 1995 en la categoría de bronce y los tres antecedentes más inmediatos son para echarse a temblar -tres reveses con ocho goles en contra y solo dos dianas a favor-. Otro teatro de arenas movedizas, para un visitante frágil y sin mordiente (seis tantos en siete duelos de visitante).

En las dos últimas campañas en el reino del caviar de Primera, el cuadro isleño fue un títere lejos del Gran Canaria. Sumó dos triunfos lejos del partenón de Siete Palmas ante Valencia y Málaga desde agosto de 2016. Y en esta campaña en las catacumbas, solo un pírrico éxito en Almendralejo ante el Extremadura en la gran tarde de furia de la era costalera de Manolo Jiménez.

Asignatura pendiente

El 'síndrome del chárter' es una maldición eterna, que vuelve a cruzarse en el camino de la legión de los 19,2 millones de euros -segundo tope salarial de la categoría-. Herrera contra la fatalidad. Con las ausencias del meta Raúl Fernández, Momo, Sacko, Gaby Peñalba, Parras y Tomas Pekhart, el estratega amarillo debe mostrar los encantos de su verso. Tiene un pulso con el reloj.

Vuelve el lateral Álvaro Lemos -ex del CD Lugo- y David García se reubica en el eje central de la zaga, escoltado por Juan Cala. El bloque gallego de Alberto Monteagudo ha perdido cuatro partidos en su fortín y está con la soga al cuello -Málaga, Cádiz, Oviedo y Alcorcón pusieron su pico en el congelador-. No esperen caviar. Es la contienda del terror a siete días de la visita del ogro del Teide. Con Nauzet Pérez bajo palos, Dani Castellano se mantiene en la izquierda. Timor, Maikel Mesa y el artista Galarreta apuntan a la zona de creación, con Tana, Araujo y Rubén Castro en el frente ofensivo.

Del cirujano de la pólvora se espera muchísimo. La picardía en estado puro vale 124 goles en Segunda. Llega su tarde de venganza. La UD ha perdido 15 puntos de visitante y el Moña está obligado a marcar. Al menos, morir en el intento. La lesión de Pekhart y el rol silencioso de Mir dejan al isletero solo ante el peligro. Con la novedad del meta del filial Vallés, Herrera debe anunciar un descarte que pasa por la defensa (han viajado los cuatro centrales).

No se discute el liderazgo del estilete de La Isleta, pero Rubén suma dos goles en las últimas once jornadas. No son guarismos de la leyenda de Heliópolis. Así como la urticaria de Araujo. En la campaña de la consagración -25 goles en la 2014-15-, el Chino sumaba nueve tantos a estas alturas de campeonato. Y en este punto de la Liga, solo luce dos dianas. Faltan siete toneladas de pólvora en el zurrón de un activo que venía en verano como el mesías tras coronarse en Atenas.

El Lugo, con un límite salarial de 4,2 millones, pierde a San Emeterio y Leuko, y maneja las dudas de Luis Ruiz y Donoso. El peligro tiene denominación origen y ADN de gofio. Iriome, ex del Tenerife, y Cristian Herrera, forjado en la factoría amarilla, suman cuatro tantos. Se perfilan titulares ante una retaguardia bajo sospecha. Solo vale ganar para un proyecto imperial en horas bajas. Hace cuatro campañas, en la gloriosa 2014-15 que escenificó el delicioso 21-J, la UD de Herrera era una apisonadora y lucía 36 puntos. Ahora tiene 13 unidades menos. Es un océano de dudas.

La mejor terapia es el Camino de Santiago para un plantel atacado por las dudas. Fantasmas, ecuaciones y pavor. Víctimas del torrente del pánico. Un triunfo en las últimas diez jornadas y se esfuma la opción del ascenso a directo -a diez puntos-. Espera el ogro del Teide de Suso Santana y toca resurgir. Camina o revienta. El efecto revulsivo de Herrera se somete al test del congelador. Éxtasis o directos al abismo.